63.
Federico García Lorca
FEDERICO
GARCÍA LORCA 1898-1919
Federico García
Lorca nace el 5 de junio de 1898 -el año en que España perdió
sus colonias- en el pueblo de Fuente Vaqueros, provincia de Granada,y donde vivió hasta los 8 años, fue poeta,
prosista, músico, folklorista, dibujante, conferenciante y dramaturgo.


Casa natal de Federico García Lorca en Fuentevaqueros, fachada principal.
Foto Ester Xirgu
Su
padre Federico García Rodríguez, poseía terrenos en la Vega
granadina, donde cultivaba remolacha y tabaco. Don Federico, hombre sencillo,
robusto, acomodado, inteligente y que había sido secretario del Ayuntamiento
de Fuente Vaqueros; enviudó y se casó en segundas nupcias con doña
Vicenta Lorca Romero, la maestra del pueblo, callada, discreta, amable, cariñosa
y de dulce voz; que abandonó la escuela para consagrarse al cuidado de
su hogar de labradores. Era ésa una casa de pueblo, bien acomodada.
Fue
bautizado con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús
García Lorca. Federico a los dos meses de nacer, sufrió un amago
de parálisis infantil. Su salud fue frágil y no empezó a
andar hasta los cuatro años. Cuando Federico iba a cumplir los dos años,
sus padres se mudaron de la calle de la Trinidad, donde nació, a la de
la Iglesia.

Federico García Lorca en su infancia.
Foto
FGL.net
Luego
vinieron nuevos hijos: Luis en 1900 -que no sobrevivió por neumonía-
y Francisco en 1902, que sería cónsul de España en Túnez
y posteriormente, durante el destierro, maestro universitario en Nueva York, ciudad
en la que, por cierto, tuvo la inmensa pena de cerrar los ojos de su padre don
Federico, aquel hombre de bien que nada había hecho para tener que ir a
morir tan lejos de su amada y luminosa vega granadina, en un helado día
de diciembre de 1945. Conchita en 1903 e Isabelita García Lorca en 1910,
dos graciosas y gentiles muchachas, completarían la prole. Federico fue
pues el mayor de los cuatro hermanos. Federico hereda de su madre la inteligencia
y una gran sensibilidad artística y humana; de su padre, la pasión
de los andaluces y la generosidad de alma.
En 1906 la familia de Federico
se trasladó al pueblecito vecino, al llamado Asquerosa hoy Valderrubio.
Este pueblecito, donde transcurriría la infancia de Federico, reunía
características de una extraordinaria distinción. Sus pobladores
en su mayor parte eran muy intuitivos y sensibles, se sentaban a leer y a tocar
el piano. En España no hay pueblo de tanta fina preparación autodidacta,
ni de esa ansiedad espiritual de perfeccionamiento.
Es doña Vicenta
Lorca quien le enseña sus primeras letras. A los cuatro años empezó
a ir a la escuela del pueblo, con el maestro don Antonio Rodríguez Espinosa,
sucesor de su madre, que lo admitió aunque no era costumbre ingresar tan
pequeños. Federico y sus hermanos jugaban, correteaban los campos, perseguían
polluelos de perdiz o mariposas; cortaban amapolas o espigas de trigo para adornarse
con ellas. Sólo la monotonía de la escuela ensombrecía esta
existencia tan alegre; pero a la salida se desquitaba, reuniéndose en turbulentos
corros y cantando. Federico era el que tomaba la iniciativa en estas alegres rondas,
de cuyo recuerdo estará impregnada toda su obra poética y teatral.
Su infancia se va deslizando entre letras y música que aprendía
de su madre. Tuvo una infancia larga y de ella le quedó la alegría,
ese optimismo inagotable. Desde la infancia mostró su habilidad para aprender
canciones populares, y a muy tierna edad escenificaba en miniatura oficios religiosos.
Cierto día, llegó a Fuente Vaqueros una gente oscura y extraña
que se puso a montar en la plaza un tingladillo de títeres, cosa nunca
vista por Federico. Aquella noche no quiso cenar, en su ansia de asistir al espectáculo.
Luego, al regresar a casa, dio muestras de excitación, y al día
siguiente sustituyó el altar en el que jugaba dando misas, por un teatrillo
de títeres que preparó con trapos y cartones.

Federico
en 1904 con 6 años de edad.
Foto
FGL.net
En
1908 su padre don Federico decide tomar el tren con el niño y se lo lleva
a Almería, para internarlo en un colegio particular donde comienza sus
estudios de bachillerato. Pasó así unos meses en Almería
como alumno y pupilo de don Antonio Rodríguez Espinosa, al trasladarse
éste a aquella ciudad. Sólo permaneció unos meses, porque
enfermó gravemente y hubo que enviarlo a casa. Del amago de parálisis
se recuperó, pero tuvo los arrechuchos propios de la infancia y al crecer
su salud no era muy pimpante.
Don Federico había adquirido nuevas tierras
en la Vega, en Asquerosa, Daimuz y Zujaira; decidiendo entonces trasladarse a
Granada, quedando la casa de Valderrubio como casa de vacaciones. Desde la capital
podría atender sus haciendas a la vez que la educación de sus hijos.
Al niño Federico le daba por la música, pero si no estaba hecho
para los trabajos del campo, lo mejor sería hacer de él un buen
abogado. Como estudiante fue algo irregular. Así pues, en septiembre de
1909 se traslada con su familia a vivir a Granada. En esta época de sus
primeras letras y de sus impresiones indelebles, no se le vió escribir
y apenas dibujar. Sus dos pasiones eran la música y los títeres.
Federico no empezó a aprender el piano, hasta dos años después
de iniciarse como "maese Pedro" con títeres propios. Estudió
piano, tomando clases con Antonio Segura Mesa, ferviente admirador de Verdi. Su
primer asombro artístico surgió no de sus lecturas, sino del repertorio
para piano de Beethoven, Chopin, Debussy y otros.
En
Granada asistió al Colegio del Sagrado Corazón de Jesús,
situado en lo alto de la calle de San Jerónimo y regentado por un dómine
beato, Joaquín Alemán, primo de la madre de Federico. La burguesía
española estaba convencida que haber pasado por una escuela de jesuítas
era quedar habilitado para el éxito. Durante su adolescencia, Federico
sintió más afinidad por la música que por la literatura.

Su
madre le fomentó el gusto literario. Federico leyó en su casa la
obra de Victor Hugo y de Miguel de Cervantes. En 1911 Federico -a los 13 años-
ya conocía muchos libros de los autores del 98 y habían caído
en sus manos bastantes traducciones de los románticos, naturalistas y simbolistas
franceses como Hugo, Gautier, Zola, Maupassant, Stendhal, Baudelaire, Verlaine,
Regnier, Rimbaud,...

Federico, Concha y Francisco de pie. Sentados, sus padres en 1912

Foto de Federico García Lorca en 1912.
Foto
FGL.net
En 1914
Federico cumplió dieciséis años y se gradúa de bachiller.
Este mismo año en el otoño ingresa en la Universidad de Granada
para cursar simultáneamente estudios en las facultades de Derecho -por
complacer a su padre- y Filosofía y Letras -por satisfacción personal-.
Aparte de esto, continuará con lecciones de guitarra y piano. Sus compañeros
de la Universidad le conocían como músico y no como escritor novel.
En 1915 el ambiente intelectual que rodeaba al joven estudiante era de una riqueza
sorprendente para una ciudad provinciana. En la tertulia llamada "El Rinconcillo",
del animado café "La Alameda", que tenía divanes desteñidos
de terciopelo, mesas de mármol y unos espejos con el azogue algo mustio
ante el refulgente verbalismo de los estudiantes; no tarda en formarse su primer
ramillete de amigos de su edad, jóvenes de talento que llegarían
a ocupar puestos importantes en el mundo de las artes, la diplomacia, la educación
y la cultura: su hermano Paco, los periodistas Melchor Fernández Almagro,
José Mora Guarnido y Constantino Ruiz Carnero, los futuros poetas o críticos
José Fernández Montesinos, Miguel Pizarro y José Navarro
Pardo, los pintores Manuel Ángeles Ortiz, Ismael González de la
Serna y Hermenegildo Lanz, el músico Ángel Barrios,... Antonio Gallego
Burín, Paquito Soriano, Juan Cristóbal,... A unos les da por escribir,
a otros por la pintura, a otros por la escultura o la música, y a todos
por soñar y divertirse. José Mora Guarnido explicaba así
el nombre dado a la tertulia: <<En el fondo del café "La Alameda",
detrás del tabladillo en donde actuaba un permanente quinteto de piano
e instrumentos de cuerda, había un amplio rincón donde cabían
dos o tres mesas con confortables divanes contra la pared, y en aquel rincón
plantaron su sede nocturna>> .
Federico se inscribe en el Centro Artístico
y Literario de Granada. De aula en aula y de escapada en escapada, se va adentrando
simultáneamente en los laberintos de la enseñanza superior, con
no poco trabajo por su parte, y con ánimo bullicioso en los que la ciudad
le iba revelando cada día. Rodeado por su pandilla, se perdía entre
los sueños, las piedras y los sonidos de Granada. Iban al Corral del Carbón
y otras veces iban por el Albaicín a recorrer las puertas que aún
quedaban de las treinta y tres que tuvo el recinto amurallado exterior. En 1915
empieza a nacer el poeta en Federico. Una poesía íntima, de adolescente
impulsado por el ansia de crear. En Granada escribe los versos del "Alba".
En 1916 muere su maestro de música Antonio Segura Mesa, lo que ocasiona
el abandono de sus estudios musicales y el inicio con la literatura, como lo atestiguan
los borradores de esta época. Relativos al teatro, han quedado fragmentos
como el "Teatro de almas" o el "Teatro de animales", de tono
simbolista o modernista. Algo más extenso será "La viudita
que se quería casar", que muestra rasgos desarrollados en obras posteriores:
teatro en verso, gusto por lo popular, tono infantil de tintes trágicos,...
En "Cristo" Federico esboza una tragedia religiosa, cuyo desenlace no
podemos suponer. Son tanteos iniciales, necesarios en un escritor que ensaya técnicas
y direcciones. El traslado del campo a la ciudad le había afectado y cuando
empezó a interesarse por la literatura, redactó un largo ensayo
autobiográfico en el que evocó a Fuente Vaqueros.

Federico García Lorca a los 18 años
En
la Universidad, dos profesores le abrieron camino: Fernando de los Ríos,
Catedrático de Derecho Político Comparado, Jefe Socialista local,
y cuya hija, Laura, se casó en 1942 con Francisco García Lorca,
ya en el exilio neoyorquino y Martín Domínguez Berrueta, titular
de Teoría de la Literatura y de las Artes y catedrático de Historia
del Arte de la Universidad granadina. Fernando de los Ríos era también
el Presidente del Centro Artístico y Literario de Granada, al oír
tocar a Federico allí unas sonatas de Beethoven, se interesó por
el joven que tocaba tan maravillosamente. Y descubrió al mismo tiempo,
que no sólo tenía ese talento musical, pues también escribía
poesías que anunciaban algo muy personal. Federico le confesó que
su espíritu oscilaba entre la música y la poesía y que no
sabía cúal camino escoger. Desde ese momento se convierte en su
mentor espiritual, y entendiendo que Granada no era lugar propicio para el desarrollo
completo de este poeta en ciernes, le aconseja que se marche a Madrid.
Otro
maestro que experimentó la simpatía de Federico y que influyó
en él, fue Martín Domínguez Berrueta. Tenía una barbita
mefistofélica y ojos afectuosos y claros. Martín era partidiario
de enseñar caminando, con las obras del hombre a la vista. De él
salió la idea de realizar una amplia excursión de estudios por las
provincias de España y Federico vibró de entusiasmo. Fue en junio
de 1916 cuando tomaron el tren hacia Baeza, Úbeda, Córdoba y Ronda;
en octubre y noviembre del mismo año hacía Madrid, El Escorial,
Ávila, Salamanca, Zamora, Santiago de Compostela, La Coruña, Lugo,
León, Burgos y Segovia; en la primavera de 1917 otra vez hacía Baeza;
y en verano y otoño de 1917 un último viaje a Burgos. Recorrieron
una porción de Andalucía, de las dos Castillas, de León y
de Galicia. Componían el grupo aparte de Martín y Federico, Paquito
L. Rodríguez, Luis Mariscal, Ricardo G. Ortega, Miguel Martínez
Carlón y Rafael M. Ibáñez. Estos viajes pusieron a Federico
en contacto con otras regiones de España y ayudaron a despertar su vocación
como escritor.
La primera vez que Federico se vió en tinta de impreta,
fue un artículo suyo titulado "Fantasía simbólica",
que salió el febrero de 1917 en el Boletín del Centro Artístico
y Literario de Granada. Se trataba de un número especial en homenaje a
Zorrilla (1817-1917). También en 1917 escribió su primer poema:
"Canción. (Ensueño y confusión)".

Concha
y Francisco de pie. Sentados Federico e Isabel García Lorca. Granada, 1917.
Foto colección BBC
Mundo
Al regresar
de su viaje de estudios, de nuevo en Granada, Federico se puso a ordenar sus notas
y a preparar la edición de su primer libro en prosa -aunque muestra procedimientos
característicos del lenguaje poético- "Impresiones y paisajes",
publicado en 1918 en edición no venal costeada por el padre del poeta.
No se trata de un simple diario de sus excursiones, sino de una pequeña
antología de sus mejores páginas en prosa. El joven poeta discurre
sobre temas políticos -la decadencia y el porvenir de España, sus
inquietudes religiosas, la vida monacal- y sus intereses estéticos, como
eran el canto gregoriano, la escultura renacentista y barroca, los jardines o
la canción popular. Se nota en esta obra una semejanza al estilo de Gabriel
Miró.
En el otoño de 1918 confesaría: <<Me siento
lleno de poesía, poesía fuerte, llana, fantástica, religiosa,
mala, honda, canalla, mística. ¡Todo, todo! ¡Quiero ser todas
las cosas!>>. Orgulloso de aquel primer hijo de su juvenil numen, Federico
regaló ejemplares a sus amigos y a los amigos de sus amigos. Pero el éxito
del libro no fue halagüeño y tuvo que amontonar la edición
en el desván de su casa, lo que enfrió algo su júbilo de
escritor incipiente y le hizo pensar si tendría razón su padre cuando
le reprochaba su desvío por las letras positivas y provechosas. Aplicóse,
entonces, a sus estudios para aplacar los comentarios que don Federico formulaba
con una sorna de buena ley. No obstante, Federico se esponjaba en la tertulia
del café "La Alameda" como un gallo fecundo, donde sus cejas
circunflejas, sus corbatas de mariposa y su delgada y vibrante figura de morisco
llamaba la atención. La música era su alivio. Federico escenificó,
en aquella época, con Ángel Barrios, Miguel Pizarro y Manuel Ángeles
Ortiz un juego teatral que titularon "La historia del tesoro". Por aquellas
fechas también se publicó su primer poema en la revista "Renovación",
de la que no se ha conservado ejemplar alguno.

Federico
y Francisco García Lorca en su casa granadina de la Acera del Casino en
1918.
Foto Patronato Municipal
Huerta de San Vicente
Un
día tropezó don Federico con Fernando de los Ríos y éste
le habló de que había que enviar a Federico a Madrid:
-Yo me
ocuparé de que se aloje en la Residencia de Estudiantes -prometió
el catedrático.
-Pero yo insisto en que se haga abogado -dijo el padre.
-Desde
luego, desde luego -puntualizó don Fernando- pero el que siga esa carrera
no es óbice para que también se dedique a escribir.
Don Federico
no las tenía todas consigo, pero se dejó convencer. Federico se
enteró ese mismo día de que al año siguiente le sería
permitido trasladarse a la villa y corte. Corrió al café "La
Alameda" a informar a sus amigos y a invitarlos a celebrar la noticia. Dispusieron
ir al Sacro Monte, al Albaicín, al Generalife con un par de botellas de
Montilla; pero terminaron por dirigirse al Cerro del Sol. Fue una tarde de jarana
que continuó por la noche entre copa y copa en casa del Polinario.
En
la primavera de 1919 varios miembros de "El Rinconcillo" se habían
trasladado a la capital y, en marzo de ese mismo año, José Mora
Guarnido escribía a Federico desde Madrid: <<Debías venir
aquí; dile a tu padre en mi nombre que te haría, mandándote
aquí, más favor que con haberte traído al mundo>>.
El poeta de Granada llegó a la capital un primaveral día de mayo
de 1919, con 21 años y más deseos de abrirse paso en los círculos
literarios de la ciudad que de terminar la carrera de Derecho, como había
prometido a sus padres. Vivió primero de pensión en la calle San
Marcos y después en la calle del Espejo.
Era el Madrid de la postguerra
mundial, con grandes deseos de renovación en lo político, social,
artístico y literario. En poesía era el momento del Ultraísmo.
El arte de vanguardia era el predominante entre los jóvenes. La generación
anterior, modernista y del 98, seguía también ofreciendo sus frutos,
pero los jóvenes sentían más admiración por escritores
como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Ortega y Gasset, Gabriel
Miró y Ramón Gómez de la Serna, por encontrarlos más
afines a su propia sensibilidad. Federico prefirió seguir un camino distinto,
aunque tuvo amistad y contacto con algunos poetas ultraístas.
No perdió
tampoco la oportunidad de conocer a Juan Ramón Jiménez, a quien
acudió con una carta de presentación de Fernando de los Ríos:
<<Ahí va ese muchacho lleno de anhelos románticos: recíbalo
usted con amor, que lo merece; es uno de los jóvenes en que hemos puesto
más esperanzas>> y a la que respondió Juan Ramón de
esta manera: <<Su poeta vino y me hizo una excelentísima impresión.
Me parece que tiene un gran temperamento y la virtud esencial, a mi juicio, en
arte: entusiasmo>>. Con aquella visita se inició una amistad duradera,
y la correspondencia de Federico deja claro que Juan Ramón -generoso mentor
de todos los poetas jóvenes de aquel entonces- tuvo una influencia decisiva
en su visión del quehacer poético.
La primera poesía que
publica, "Balada de la Placeta", aparece en la Antología de la
Poesía Española de la novela corta, en 1919. En las vacaciones,
tiempo de calor, viajó con su familia hacia el campo o permaneció
en Granada.
Federico conoció a Gregorio Martínez Sierra en Granada
en junio de 1919, en el transcurso de una fiesta en homenaje a Fernando de los
Ríos celebrada en el Generalife. Federico recitó poemas a Granada.
Gregorio y Catalina Bárcena su actriz y amante, se entusiasmaron con el
poeta y allí surgió la promesa de estrenar su primera obra dramática.
En
septiembre de 1919, una tarde en el café de "La Alameda", el
tema de la charla fue Manuel de Falla, cuyas "Noches en los jardines de España"
habían llenado de arrobo a los melómanos parisinos, habituados a
las tenuidades de Debussy y al encanto de Ravel, y cuyo "Amor brujo",
estrenado en Madrid en 1915, produjo el milagro virtual de una música que
le era necesaria a las nuevas generaciones españolas para tener plena fe
en el renacimiento auspiciado por los escritores, poetas y artistas del 98. Uno
de la tertulia dijo: <<¿Sabéis que don Manuel está
en Granada?>> <<Sería cosa de ir a saludarlo>> apuntó
otro. Dicho y hecho: el grupo de Federico se dirigió al carmen que habitaba
Falla en el Cerro del Sol, cerca de la Alhambra. El maestro recibió afablemente
a los muchachos, les habló de las obras que tenía en proyecto e
incluso accedió a interpretar al piano algunas composiciones suyas. Federico
expresó vivamente su emoción y ese día brotó entre
ambos una amistad que sería profunda e inquebrantable. Aquel genio fino
y ascético que era Falla le cobró cariño al mozo sensitivo
y no tardó en darse cuenta de que en Federico había un músico
y un poeta de raro donaire.
Regresa a Madrid y a primeros de octubre, se hospeda
en la Residencia de Estudiantes, calle Pinar número 21, en los Altos del
Hipódromo. Estaba casi a las afueras de Madrid, porque hasta entonces el
recinto hípico se ubicaba donde hoy se levantan los Nuevos Ministerios.
Federico entregó una carta de presentación a Alberto Jiménez
Fraud, director de la Residencia, escrita por Fernando de los Ríos. Aplicaba
una disciplina que no le era en apariencia, por manifestarse invariablemente en
forma de cordiales consejos. Era un enjambre que se dispersaba para acudir a la
Universidad, a la Academia de Bellas Artes, al Conservatorio, a los hospitales
clínicos o al Centro de Estudios Históricos, y que a la vuelta de
las clases llenaba con su zumbido jocundo tan amable hogar. Alojarse en la Residencia
suponía disfrutar del ambiente estudiantil más distinguido y envidiable
de Madrid. Tanto se encariñaría Federico con aquella casa, que hizo
de ella su domicilio hasta 1928, cuando ya no era estudiante, por haber acabado
cinco años antes la carrera de Derecho.
Así
pasó Federico a formar parte de una institución que pretendía
ser, en palabras de su director, un "hogar espiritual donde se fragüe
y depure, en corazones jóvenes, el sentimiento profundo de amor a la España
que se está haciendo, a la que dentro de poco tendremos que hacer con nuestras
manos". Fundada a semejanza de los colleges de Oxford y Cambridge, la Residencia
de Estudiantes representaba, en aquel entonces, un punto de contacto importantísimo
entre las culturas española y extranjera. Aquel hervidero intelectual supuso
un excelente caldo de cultivo para el desarrollo del poeta. Su vida en "la
Colina de los Chopos" le dio una nueva visión de la responsabilidad
del artista frente a la sociedad y reforzó su amor por la cultura, desde
la clásica a la popular española. Así, entre 1919 y 1926,
Federico conoció a muchos de los más importantes escritores e intelectuales
del país, gracias a la muy activa política cultural de Jiménez
Fraud, pasaron por allí numerosos conferenciantes, científicos,
músicos y escritores extranjeros: Claudel, Valéry, Cendrars, Max
Jacob, Marinetti, Madame Curie, H.G. Wells, Le Corbusier, Chesterton, Wanda Landowska,
Ravel, Milhaud, Poulenc,...
Las habitaciones eran sencillas, las llamaban celdas
y eran tan pequeñas que el baño era portátil y se ocultaba
debajo de la cama. La de Federico pronto sería una de las más frecuentadas
por el grupo del 27, aunque su rincón preferido fue el del piano Pléyel.
Alrededor de sus teclas organizarían fiestas de juegos, recitales y, cómo
no, conciertos del poeta, capaz de tocar 50 canciones regionales sin repetir una
sola. Eran años, en los que la pensión completa costaba 108 pesetas.
Federico, como casi todos los genios, no era muy disciplinado. Alberto Jiménez
Fraud, el director, lo sabía y se lo permitía. Lo que no pasaba
por alto era la falta de limpieza: en una ocasión que Federico tiró
una colilla al suelo, el propio director la recogió en sus mismas narices.
<<Hubiera preferido que me la tirara a la cara>>, diría después
el poeta.
Federico no tardó en intimar con los que se convertirán
en sus mejores amigos. Los primeros amigos que Federico tuvo en la Resí
-así la denominaban familiarmente los muchachos- fueron: José Antonio
Rubio Sacristán, Ricardo Orueta, José Moreno Villa, Pepín
Bello, Luis Buñuel y Eduardo Marquina. En meses y años sucesivos
tuvo ocasión de intimar con huéspedes de la casa más o menos
eventuales o con visitantes asiduos de la misma, como fueron Rafael Alberti, Emilio
Prados, Pedro Garfias, Rafael Sánchez Ventura, Rafael Méndez, Ernesto
Halffter, Salvador Dalí, Adolfo Salazar, Pedro Salinas, Dámaso Alonso,
Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, José Bergamín,
Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Guillermo de Torre, Gabriel García Maroto,
Ángel del Río y muchísimas figuras que destacarían
en las letras y en las artes.
Por Navidades Federico regresó, como en
las vacaciones veraniegas, a Granada con sus familiares.

Federico García Lorca a Granada, el 1919.
Fotografia
de Rogelio Robles. Foto colección BBC Mundo
FEDRICO
GARCÍA LORCA 1920-1926
Federico
empezó a regalar sus versos, dedicándoselos a quienes se los pidieran
y sin cuidar de quedarse con copias. Siempre haría lo mismo y cuando le
llegó la hora de publicar sus libros poéticos se vería y
desearía para poder reunir su dispersa producción.
Como era inevitable,
hubo un grupo de camaradas de los primeros tiempos matritenses con los cuales
Federico parecía más compenetrado. Ese grupo lo formaban Rafael
Sánchez Ventura, Augusto Jiménez Centeno, Luis Buñuel, Pedro
Garfias, Eugenio Montes, el pintor Ucelay y dos encantadoras estudiantes: Ernestina
y María Luisa González. No tardaron en unirse a él dos muchachos
polacos, deslumbrados por España: uno apellidado Jahal y el otro Pasckienwickz,
que aprendían pintura. Inesperadamente, se pegó a este puñado
de muchachos el ya maduro e ilustre Eugenio d'Ors, que acababa de tener sus más
y sus menos con los intelectuales catalanes de la Lliga.
El 22 de marzo de
1920 se estrena en el Teatro Eslava de Madrid la comedia en dos actos y un prólogo
"El maleficio de la mariposa", primer intento dramático escrito
por Federico en 1919. Santiago Ontañón cuenta: <<La obra se
estrena en el teatro Eslava de Madrid, bajo la dirección de Gregorio Martínez
Sierra, sagaz olfateador de los valores de su época. Otra vez le cupo a
él, el orgullo de haber sido el primero en montar una obra de un poeta
que, pocos años después, gozaría de enorme celebridad. Fernando
Mignoni hizo los decorados, el pintor uruguayo Rafael Barradas los figurines,
la música Grieg y fueron intérpretes Catalina Bárcena, Josefina
Morer, Amalia Guillot y y los bailables los ejecutó Encarnación
López "La Argentinita", que interpretaba el papel de la mariposa
Blanca. Todos se portaron muy bien... pero el estreno fue desastroso>>.
En la obra, Lorca presenta a sus insectos que se amaban por costumbre y sin preucupaciones.
Uno de ellos quiso ir más allá del amor y se prendó de una
ilusión que estaba fuera de su vida. Los personajes principales eran Doña
Curiana, a la que apaleaba su marido; su hijo Curianito el Nene; Curiana Nigromántica,
una especie de Celestina sabihonda; Curianita Silvia, la doncella enamorada; Alacranito,
sátiro glotón, espíritu del mal y la Mariposa, que encarnaba,
con ilustraciones coreográficas, la psique inaccesible e ingrávida
a que aspira eternamente el loco corazón humano y los insectos. Aquella
noche tuvo lugar una interrupción graciosísima. Los personajes eran
sencillos animalitos: gusanitos, escarabajos, mariposas, sapitos y demás.
<<Hoy me comí nueve moscas>> dijo el Alacranito en la escena
VI y entonces bajó una voz del gallinero que dijo como dirigiéndose
al autor: <<¡Asqueroso!>>. La carcajada fue atronadora. Federico
la repetía cada vez que la recordaba. La obra fracasó estrepitosamente,
sin que pudiera salvarla el prestigio de la compañía que la puso
en tablas. Por segunda vez se malograba la ambición literaria de Federico.

Representación de "El Maleficio de la Mariposa" de Federico García
Lorca
Programa de mano de "El Maleficio de la Mariposa"
Obligado por su padre, retoma
los estudios, matriculándose en la facultad de Filosofía y Letras
de Madrid, pero asiste poco a clases. Muere su profesor Martín Domínguez
Berrueta. Llegó el caluroso verano de la meseta y Federico en 1920 se fue
a su tierra. Los meses de julio y agosto los pasó en la finca paterna de
la Vega de Zujaira, el septiembre en su casa granadina y con sus amigos de las
primeras andanzas. De nuevo en la Residencia, el 1 de noviembre participó
en una representación paródica de "Don Juan Tenorio",
junto con Luis Buñuel. La revista "España", dirigida por
José Ortega y Gasset, incluyó poemas suyos. Comienza a escribir
las "Suites" (1921-1923), que no llegará a ver publicadas en
vida.
En 1921 la revista "La Pluma", dirigida por Manuel Azaña,
recogió poemas suyos. En el mes de febrero Manuel de Falla se instaló
en Granada en el carmen de Santa Engracia, próximo a la Alhambra, que será
su residencia habitual hasta su exilio en 1936. En el mes de junio de 1921 se
publicó el primer libro poético de Federico, "El libro de los
poemas". Juan Ramón Jiménez le convenció para que lo
editara en la imprenta de Gabriel García Maroto, en vez de hacerlo en una
editora comercial más grande, para que Federico tuviera la oportunidad
de cuidar, él mismo, de todos los aspectos de la edición. Lo había
comenzado en 1918 y terminado en 1920. Contiene versos seleccionados con la ayuda
de su hermano Francisco, al que dedica este libro, de todo lo que había
escrito desde 1918 hasta 1920. Algunos de ellos giran alrededor de la fe religiosa,
tema al que había dedicado cientos de páginas en prosa y en verso.
Otros tratan del anhelo del poeta de unirse con la naturaleza o de recuperar una
infancia perdida. Está escrito bajo el influjo de Rubén Darío,
Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y de poetas menores del modernismo
hispánico. El poeta lamenta que la razón y la retórica hayan
reemplazado la fe poética que poseía como niño. En esta obra
Federico proyecta un amor sin esperanza, abocado a la tristeza. Es el primer intento,
todavía titubeante, de un poeta adolescente en busca de un camino y un
lenguaje propio. Federico, como él mismo decía, es un poeta por
la gracia y por el esfuerzo. Une la disposición natural para la creación
poética, inspiración-imaginación-sensibilidad, a un riguroso
trabajo en busca de la perfección. Su principal característica es
la capacidad para fusionar lo popular y lo culto. El tema dominante es el destino
trágico, englobando en él el amor como frustración, la soledad,
la pena y la muerte. Junto a este tema modular aparece también la gracia,
la alegría bulliciosa, juguetona e infantil, en alguno de sus poemas. Se
destaca el sentido de la música, el ritmo y la renovación del lenguaje,
mediante la creación de un universo metafórico -comparaciones, imágenes-
que constituyen uno de los más sorprendentes hallazgos en la lírica
del siglo XX.
En 1921 Juan Ramón Jiménez publicó en su
revista "Índice" fragmentos de las "Suites" de Federico.
En febrero de 1922 leyó en el Centro Artístico y Literario de Granada
la conferencia "El cante jondo. Primitivo canto andaluz", ilustrada
a la guitarra por Manuel Jofré. Pasó la Semana Santa y el mes de
abril con su hermano Francisco en Granada y con Manuel de Falla en Sevilla. La
vida granadina de Federico giró, alrededor de dos focos culturales: Falla
y los integrantes de "El Rinconcillo". Estos últimos intentaron
dar nuevo brío a la vida cultural de la ciudad, defendiendo aquella parte
del patrimonio artístico que pudiera orientar a las nuevas generaciones,
en su rebelión contra el costumbrismo y el color local, y asustando a la
beocia burguesa, en palabras de Mora. Algunos de los proyectos apenas trascendieron
el ámbito local, como, por ejemplo, la colocación de azulejos conmemorativos
en honor a los viajeros europeos ilustres que habían contribuido al conocimiento
de Granada en el extranjero. Otros, sin embargo, tuvieron repercusión en
el resto de España y Europa, especialmente el Primer Concurso de Cante
Jondo. Promovido por Falla, Lorca e Ignacio Zuloaga, y apoyado por el Ayuntamiento
de Granada, aquel concurso tenía varios objetivos: marcar la diferencia
entre el cante jondo -de orígenes antiquísimos, según Federico
y Falla- y el cante flamenco -creación, según ellos, más
reciente-; ganar respeto para el cante jondo como arte; preservarlo de la adulteración
musical y de la amenaza de los cafés cantantes y la ópera flamenca;
premiar a los cantaores no profesionales, y demostrar la influencia que habían
tenido el cante, el baile y el toque jondos no sólo en la música
española, sino también en la francesa y la rusa. El concurso fue
un atrevido intento de conectar el arte musical de Andalucía con el arte
universal. La fórmula estética de Falla -de lo local a lo universal-
iba a fijarse para siempre en el corazón de su joven discípulo.
En el mes de junio de 1922 Federico leyó composiciones de su "Poema
del cante jondo" en el acto de presentación del Concurso del Cante
Jondo en el teatrito del Hotel Alhambra Palace. El 13 y14 del mismo mes se celebró
en la plaza de los Aljibes de la Alhambra de Granada decorada por Ignacio Zuloaga
la "Fiesta-Concurso del cante jondo". El músico redactó
el programa y el pintor Manuel Angeles decoró la cubierta. Acudieron los
mejores cantaores y guitarristas de España y no faltó ningún
buen aficionado.
Durante el verano, en Valderrubio, Federico terminó
la farsa guiñolesca "Tragicomedia de Don Cristóbal y la señá
Rosita" que no se representó hasta finales de 1937, ni se publicó
hasta 1948. Esta farsa pertenecía a la sección de "Los Títeres
de Cachiporra" y presentaba al grosero Cristobita, viejo rico y cruel, que
prepara su boda con Rosita, enamorada de Cocoliche y visitada por su antiguo amor
Currito. El viejo hace huir a éste, pero muere de una cuchillada que Currito
le propina. Rosita queda, por fin, en brazos de Cocoliche.
El encuentro de
Federico García Lorca con Salvador Dalí fue en el comedor de la
Residencia de Estudiantes. Cierto día quedóse Federico patitieso
al ver en una mesa a una criatura estrambótica por su traza, que chocaba
con la de sus acompañantes: un caballero correcto y una muchachita con
trenzas. Era Dalí junto a su padre y a su hermana Ana María; un
Dalí de rostro afilado y ojos inquietos, con una melena que le tapaba el
pescuezo y luciendo una chalina fenomenal. Cuando acabaron de comer, el joven
melenudo se encasquetó una gran boina de terciopelo, a lo Rembrandt, y
envolvióse en algo que no era ni abrigo ni capa. Ni que decir tiene: aquello
era un uniforme de pintor. Dalí había llegado de su Figueres natal
para hacer los ejercicios de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El pintor y dibujante Rafael Barradas había abierto una exposición
en Madrid, hacía el año 21 y allí presentó mutuamente
estrechándose las manos a Lorca y a Dalí. Cuando llegó a
la Residencia, tenía diecisiete años y ya hablaba de pintores italianos
de los cuales los residentes ni habían oído hablar. Lo conocía
todo sobre pintura. Dalí no sabía ni español, ni catalán,
ni francés, ni inglés; no sabía nada, absolutamente nada.
Esto explica los errores de las cartas de Dalí, que no son excentricidades
como alguno suponía. Pero era muy talentoso y listo, además de un
dibujante milagroso.
Santiago Ontañón decía que, por no
saber, Dalí ni siquiera sabía contar el dinero. Al respecto Pepín
Bello explicó: <<Eso le ha pasado conmigo. Un día en que se
iba de vacaciones, a su casa, cuando vivía en Figueras. Dice: "Oye,
¿qué dinero nesesito yo?". "Pues mira, vamos a decírselo
a Lizcano", que era el administrativo de la Residencia, el que nos daba el
dinero que mandaban nuestros padres. Lizcano dijo: "Pues mira, de aquí
en taxi a la estación, después de que tomes el tren no tienes que
comer, pero puedes tomarte un bocadillo y tal... propina al mozo... Pues con cinco
duros tienes bastante" "¿Y si no tengo dinero?" "Que
sí, hombre, que sí." Entonces, cinco duros era mucho dinero.
"¡Mira que si no tengo bastante...!" Era tremendo, se ahogaba
en un vaso de agua con estas cosas... ¡con la timidez que tenía!
"Que sí, hombre, que sí, que con veinticinco pesetas tienes
bastante". Y dice él: "¿Pero en qué quedamos? ¿Sinco
[sic] duros o veintisinco [sic] pesetas? ¡No me hagas un lío!".
Dije: "Pero hombre, no seas animal, ¿no sabes que cinco duros son
veinticinco pesetas?". Me contestó: "¡Háblame claro,
no me confundas!". No sabía leer la hora del reloj. Un día
vino de su tierra con un reloj de pulsera y dije: "A ver...". Y dice:
"No, está parado, está parado. Así ya sé que
siempre son las tres menos cuarto". Así que si alguien le preguntaba,
decía: "Son las tres menos cuarto", pero igual eran las nueve
de la noche. Era tremendo... Además Salvador Dalí era la timidez
personificada, y todas esas reacciones que tuvo de romper escaparates, son reacciones
de tímido. El tímido, cuando se desata, es tremendo, por su misma
timidez; y esto es lo que le pasaba a Dalí. Era un tímido de libro,
de antología. Si no hubiera conocido a Gala se hubiera muerto. Federico
también era muy tímido, pero no tanto como Dalí, que lo era
patológicamente. Por dicha razón Federico se hacía acompañar
siempre, no podía estar solo, su hermano estuvo muy próximo, fue
muy compañero de él. Se querían mucho, muchísimo,
y se admiraban mucho mutuamente. A continuación del ingreso de Federico
en la Residencia vino Paco, que no ha dejado obra por ser hermano de Federico.
Él se cortó, se dio cuenta de que Federico era un genio, y dijo:
"Pues yo aquí voy a ser un segundo, y además, le voy a hacer
sombra", y nada. Federico admiraba a Paco también mucho. Lo admiraba
como hombre que sabe andar con las mujeres y como hombre que conduce un coche.
Federico era incapaz de conducir un coche y Dalí tampoco. Cosas prácticas,
ninguna. Alberti, en cambio, fue capaz de muchas cosas, pero nunca condució
tampoco>>.
El padre de Dalí era
gordo. Federico decía que era un Renán, que se parecía a
Ernesto Renán. En aquellos días nació una historia amorosa
entre Dalí y Lorca. Dalí era un asexuado, Federico fue un amor platónico.
Dalí hizo el amor con Gala una sola vez en su vida, y se asustó
de tal manera que no lo volvió a hacer nunca más. Si se asustó
tanto con una mujer, igual se asustaría también con un hombre. Gala
tenía sus amantes. Y algunos se los pagaba el mismo Dalí. Marineros
y visitantes de Port Lligat y de Cadaqués. Él estaba por encima
de todo eso, del bien y del mal. A él le interesaba la pintura. Buñuel
quiso matar a Gala en Cadaqués. La agarró del cuello y estuvo a
punto de ahogarla. Le dijo: <<No te mato porque... Pero me das asco>>.
Luis Buñuel, estudiante de ingeniería, volvía sus ojos saltones
hacia Dalí y le clavaba una mirada atenta siempre que el pintor discurría.
Rafael
Santos Torroella tenía una idea que no es totalmente descabellada, y es
que los Dalí eran gitanos. Pensándolo en términos de apariencia
étnica, no parece nada descartable. Salvador Dalí tenía cara
y voz aceitunada. No es la cara típica de un catalán. Y la maldición
que el padre le lanzó cuando echó a Salvador de su casa, cuando
salía con Gala... es de gitanos, es una maldición gitana. Si se
recuerda la imagen de Dalí junto a Federico, los dos en bañador,
los dos muy morenos, se podría pensar en una pareja gitana. Federico también
era agitanado, y lo cultivaba.
Federico pasa
las Navidades con los suyos y todos los días sube al carmen de Manuel de
Falla, para charlar con éste, oírle ejecutar algún trozo
de una obra en proyecto y recrear, a su vez, al maestro con alguna improvisación
folklórica de las que tanto les gustaban a ambos. Federico proyectó
con Falla y Adolfo Salazar, llevar el teatro de títeres por los pueblos
de la Alpujarra. El poeta se sintió pronto íntimamente ligado al
compositor al compartir con él, su amor por la música, los títeres
y el cante jondo.
El 5 de enero de 1923,
Federico dió una función de guiñol en su casa de la Acera
del Casino de Granada, con motivo de la festividad de los Reyes Magos. Estrenó
en función semiprivada "El príncipe preguntón",
un cuento infantil de cómo el príncipe conquistó el amor
de la niña Irene. El programa incluyó, el anónimo medieval
"Misterio de los Reyes Magos", "Los dos habladores", entremés
de la escuela cervantina, y "La niña que riega la albahaca",
cuento tradicional, recogido por el propio Federico y hoy desaparecido; el acompañamiento
musical a cargo de Manuel de Falla, los títeres de Hermenegildo Lanz y
decorados y realización de Lanz y Federico. Se interpretó -"por
primera vez en España", según Federico- "La historia del
soldado" de Igor Stravinski. Jamás se sintió más dichoso,
más orgulloso ni más conmovido que al asumir formalmente su papel
de director del "Teatro de Cachiporra Andaluz" y recordar sus primeros
ensayos en el patio de su casa de Fuente Vaqueros. También en 1923, dejó
inconclusa la obra "Lola la comediante" para una ópera cómica
con música de Manuel de Falla, que presenta la travesura de Lola, esposa
del Poeta, que se burla de un Marqués, enamorándolo con diferentes
disfraces, para rechazarlo finalmente. El poeta acariciaba la idea de crear con
el compositor gaditano un teatro ambulante, "Los Títeres de Cachiporra",
que sería comparable, en su tratamiento estilizado del folclore, a los
Ballets Russes de Diaghilev, con los que Falla había colaborado.

Escenario
del guiñol "La niña que riega la albahaca" realizado en
casa de Fedrico García Lorca.
Foto
"Vida y obra de un poeta" de José Monleón.
En
febrero de 1923 vuelve, acompañado de su hermano Francisco, a la Residencia
de Estudiantes, donde inicia su amistad con Salvador Dalí. Sus caminatas
por la ciudad, sus visitas a Toledo con Pepín Bello, Dalí y Buñuel
-que acaba de fundar la "Noble Orden de Toledo"-, sus encuentros con
directores teatrales -como Eduardo Marquina o Gregorio Martínez Sierra-
y con la vaguardia -los ultraístas, Ramón Gómez de la Serna
o el creacionista Vicente Huidobro- son sus ocupaciones de la época. En
la Residencia se celebraban también "juergas poéticas".
Cada cual recitaba sus más recientes versos. También era en eso
Federico inimitable. Poseía una voz ronca, llena, que modulaba con un virtuosismo
subyugante, cada día más perfecto, y sin perder nunca su graciosa
pronunciación granadina, o sea seseando las zetas y ceceando las eses.
Lo hacía con un apasionamiento contenido, como si estuviese acunando la
tierna encarnación. Asistió a tertulias en el Círculo de
Bellas Artes. Numerosos eran los lugares adonde los amigos del andaluz le llevaron,
una vez comprobado que el joven prefería las tabernas, las tertulias o
los paseos antes que las conferencias de la Resi, por las que había que
pagar 25 pesetas. Para acercarse al centro desde allí lo tenían
fácil. El tranvía número 8, que hacía el recorrido
desde la Bombilla al Hipódromo, venía de perillas y sólo
costaba 15 céntimos. Una vez allí, las tardes se esfumaban de tertulia
en el café de "La Granja de Henar" o del "Lyon", hoy
desaparecidos, y en la del "Gijón", que aún conserva,
entre sus mesas de mármol, el aroma literario. También pasaba buenos
ratos en la "Cervecería de Correos". El local se hizo famoso
porque la gente iba a Correos a echar las cartas y se acercaba por allí.
Siempre había tertulias de famosos. Su amigo Santiago Ontañón
recordaba años después que Federico era el alma de estas reuniones
porque "le encantaba hablar" e incluso se llegaba a molestar si alguien
le quitaba protagonismo en la mesa. Pilar López, hermana de la Argentinita,
le recordaba como un joven <<jovial y charlatán>>: <<Iban
a los cafés de tertulia casi todos los días. A nuestra casa venía
mucho. Tocaba el piano y contaba chistes de su niñez>>. Igualmente
se encuentra su rastro, en la pastelería "La Suiza", de la Plaza
de Santa Ana, donde era cliente asiduo por sus pastelillos de coco; en el restaurante
"Don Pelayo" de la calle Alcalá 33, por entonces llamado "Baviera"
y especializado en comida catalana; en el "Restaurante Villa Rosa",
de estilo andaluz, donde hoy mueven el esqueleto los bakaladeros; o se le veía
por la "Taberna de Eladio", hoy un "Hollywood", donde por
75 céntimos se hacía con un cocido. No era un lugar elegante; los
camareros llevaban delantales de pescaderos, pero guisaban bien. Otros lugares
lorquianos, de los que no queda rastro, son el "Café Royal",
convertido en el Banco Central; "La Taurina", hoy Banco Urquijo; o el
"Restaurante Buenavista", en las cercanías de Goya.
Asiste,
en marzo, al banquete en honor de Ramón Gómez de la Serna en el
restaurante "Lhardy" y, en abril y también en "Lhardy",
a la comida del "Pen Club" español.
El 1923 Dalí es
expulsado de la Academia de San Fernando, acusado de encabezar una protesta estudiantil
contra la no-concesión de la cátedra de Pintura de la escuela al
pintor Daniel Vázquez Díaz. A raíz de estos hechos vuelve
a Figueres y retoma las clases con Juan Núñez, que lo instruye en
la modalidad de grabado.

Federico
García Lorca y Luis Buñuel, en las fiestas de San Antonio de la
Florida, Madrid, en 1923.
Foto
colección BBC Mundo
Federico
con la ayuda de su hermano Francisco, se pasó las noches en claro, repasando
sus textos y se presentó a exámenes, con su corbata de lazo a media
asta y sus nervios de punta, en la Universidad de Granada, juntamente con su amigo
Guillermo de Torre. Ambos salieron en junio con sendos títulos de licenciados
en Derecho. Don Federico, exultante, se reprochó sus dudas. Doña
Vicenta, la madre, sonrió y dijo: <<¿No te lo decía
yo?. Hay que fiarse del muchacho. Si se lo propone, será ministro, arzobispo,
o cualquier cosa por el estilo>>. "Bueno -consintió el padre-
¡Con tal que no se quede en pianista!... Federico nunca ejerció la
profesión, puesto que su vocación era la literatura.
Realizó
una breve estancia en San Sebastián y veraneó en Málaga,
como otros años, con su familia. En el mes de noviembre de 1923 regresó
a la Residencia de Estudiantes y, ¡ahora sí!, disfrutando de esa
cosa maravillosa que era la libertad mental. Se puso a dibujar y a colorear con
lápices sus caprichos, son sus primeros ensayos como dibujante. Federico
pasó las Navidades en Granada.
En enero de 1924 regresó a Madrid
y conoció al pintor Gregorio Prieto. De vuelta a Granada, recibió
la visita de Juan Ramón Jiménez y su esposa, Zenobia Camprubí.
En el otoño, de nuevo en la Residencia, conoció a Rafael Alberti
que no fue un interno de la Resi, sino un asiduo visitante de la misma. A los
pocos días de darse la mano por primera vez, Federico "se sabía"
a Rafael Alberti como un libro abierto y no vaciló en pedirle un singular
favor, de andaluz a andaluz: <<Rafael, te voy a encargar una cosa, pero
al pintor, no al poeta. O a los dos: Quiero que me regales un cuadro en que yo
esté dormido a la vera de un arroyo y con Nuestra Señora del Amor
Hermoso, que es mi Virgen, apareciéndose en lo alto de un olivo. Lo quiero
para colgarlo en la cabecera de mi cama>> Alberti, más tarde diría
de Federico: <<El aspecto total de Federico no era de gitano, sino de ese
hombre oscuro, bronco y fino a la vez, que da el campo andaluz. Una descarga de
eléctrica simpatía, un hechizo, una irresistible atmósfera
de magia para envolver y aprisionar sus auditores, se desprendía de él
cuando hablaba, representaba veloces ocurrencias teatrales o contaba acompañándose
al piano>> Jorge Guillén diría también de él:
<<Junto al poeta se respiraba un aura que él iluminaba con su propia
luz. Entonces no hacía ni frío de invierno ni calor de verano, hacía...
Federico. Pero no por acumulación de originalidades, sino por originalidad
de raíz: criatura de Creación, inmensa en Creación... A todas
horas, aquel vivir estaba oreado de gracia>>.

De
izquierda a derecha: Federico, Zenobia Campubrí, Isabel García Lorca,
Emilia Llanos, Juan Ramón Jiménez y Concha García Lorca,
Granada, en los Jardines del Generalife, en 1924.
Foto colección BBC Mundo
Dalí en otoño, vuelve a la Academia de San Fernando,
en la cual deberá repetir curso.
Salvador Dalí proyectó
el "Libro de los putrefactos", que debería llevar un prólogo
de Federico: el libro no llegó a ver la luz.
Federico
en enero de 1925 terminó su primer drama "Mariana Pineda". En
abril de 1925, desde la Residencia de Estudiantes, Federico anunció a sus
padres que había recibido una invitación para pasar la Semana Santa
en Cadaqués con su amigo Salvador Dalí: <<Dalí me invita
espléndidamente. He recibido una carta de su padre, notario de Figueras,
y de su hermana (una muchacha de esas que ya es volverse loco de guapas) invitándome
también, porque a mí me daba vergüenza de presentarme de huésped
en su casa. Pero son una clase de familia distinta a lo general y acostumbrada
a vida social, pues esto de invitar gente a su casa se hace en todo el mundo,
menos en España. Dalí tiene empeño en que trabaje esta Semana
Santa en su casa de Cadaqués y lo conseguirá, pues me hace ilusión
salir unos días a pleno mar y trabajar y ya sabéis vosotros cómo
el campo y el silencio dan a mi cabeza todas las ideas que tengo>>. Fue
el primer viaje de Federico a Cataluña, y aquella visita y una segunda
estancia más larga, entre mayo y julio de 1927, dejaron una huella profunda
en la vida y obra de ambos. Federico en Cadaqués es feliz. Una mañana,
a poco de salir el sol "como una fresa", se fueron a Cala Tudela, a
la vuelta del Cabo de Creus, en barca. Ana Maria Dalí relataba: <<Por
nada del mundo se metería Federico en el mar no estando nosotros cerca
de él. Teme que las pequeñas olas se lo traguen. Mientras se baña,
junto a la misma playa, yo tengo que sostenerle la mano...>>. Es como si
de la mano de Ana María perdiera todo temor. No era un vínculo amoroso.
Ana María era la paz, la ternura, acaso el ancla fortuita que le impidió
zozobrar en las turbulencias mentales a que lo exponía el endiablado Dalí.

Retrato de Ana María Dalí y su padre por Salvador Dalí, en
1925.
Foto Philamuseum
Federico
había descubierto en la compañia de Salvador Dalí muchas
cosas maravillosas, entre ellas, a Lídia, una mujer de Cadaqués.
Lídia Noguer Sabá, era hija de Baldiri Noguer y Dolors Sabá,
una humilde familia de pescadores. Lídia vendía pescado y de joven
tuvo una casa de huéspedes, donde se alojaron Picasso, Puig i Cadafalch,
Derain,... y que al cumplir los cincuenta años vivía una pasión
imposible y quimérica por Eugeni d'Ors, porque el verano de 1904 el escritor
paró en casa de ella y la fascinó con su apostura y sus palabras
cálidas. La fascinación por este joven dandi y por el mundo que
representaba, tan alejado del suyo, se convirtió para Lídia en una
obsesión, que la convirtió, según el documento de Ramón
Sarró, en una "erotómana paranoica". La manifestación
de esta patología sería una lectura apasionada de las "Glosas"
de Eugeni d'Ors, publicadas en La Veu de Catalunya. Lidia interpretaba estos textos
por medio de asociaciones de ideas y analogías etimológicas, que
le llevaron al convencimiento de que era una especie de correspondencia personal
dirigida a ella. Lídia hablaba en metáforas. Lídia, con los
tornillos flojos, se transfiguró al extremo de creerse Teresa, el personaje
ficticio de "La ben plantada", creado por d'Ors, la musa de Xenius.
Lídia realizaba esta lectura interpretativa del "Glosario" de
manera pública, con los recortes de periódico que llevaba en la
cesta del pescado, en las casa de las familias acomodadas donde iba a venderlo.
En una de estas casas, la de los Dalí, sus lecturas despertarían
la imaginación de Salvador Dalí. Al cabo de unos años, Lídia
se convertiría en la musa del método paranoico crítico. A
través de su participación en tertulias y encuentros, su delirio
se convertiría en fuente de inspiración del pintor y de su círculo
de amigos. Años más tarde en 1929 Salvador Dalí decidió,
contra la voluntad de su padre, instalarse en Cadaqués con Gala, Lídia
fue la única persona que lo ayudó, y les vendió la barraca
de pescadores de Portlligat donde sus dos hijos guardaban los útiles de
pesca. Este lugar acabaría convirtiéndose en la única residencia
definitiva de los Dalí a su regreso de Estados Unidos, a finales de 1948.
A Lídia su locura la salvó cuando sus dos hijos, los dos bravos
pescadores de Cala Culip, tuvieron un fin trágico al ser encerrados en
el manicomio de Figueres. La pobre cobijó su soledad en una barraca de
Sa Conca, hasta que un día la familia Dalí se la llevó al
Asilo de Agullana, donde sus ojos se cerraron para siempre acunada por su inmortal
ilusión. Xenius era la fuente; ella el agua. De su asilo hizo un palacio
donde Lídia "estaba limpia como un lirio del valle". Federico
censuraba a Xenius por haber dicho que Lídia tenía la locura de
don Quijote.

Obsequio
de Eugeni D'Ors a Margarita Xirgu.
Jordi
Rius Xirgu

Salvador Dalí y Lídia de Cadaqués.
Foto Fundación Gala-Salvador
Dalí
Federico
en sus cartas a Ana María Dalí siempre recordaba a todos: <<Envía
recuerdos para Rosita, María Eduardo, la tieta y la Margarita petita, para
Enriquet, la Raimunda y don Osito Marquina, y recomienda que nunca dejen de cantar,
pensando en el poeta granadino, la tonada "Una vez un choralindo...>>.
Federico la invitó a que fuera a Granada "con el gandul de Salvador",
porque las hermanas del poeta, Carmen e Isabelita, de tanto hablarles Federico
de ella, querían conocerla.
.

1926
- Anna Maria y Salvador Dalí con el Osito Marquina.
Fotografia
de Joan Xirau. Centre de Documentació del Museu del Joguet de Catalunya
Pepín
Bello explicó: <<Nos invitó Salvador, a Federico y a mí,
a que pasásemos unas vacaciones de Semana Santa en Cadaqués, donde
estaba su padre... bueno, su padre vivía en Figueras, pero, en fin, tenían
la casa en Cadaqués, no en Port Lligat... y yo, al final, por una cuestión
de exámenes o de ejercicios, no pude ir y fue Federico. Pero me escribieron
varias cartas Federico y Dalí, y mandaron fotos... Bueno, pues en esas
vacaciones, cuando yo no pude ir... Dalí tenía "la tieta",
la hermana de su madre, la que lo había criado. Él la llamaba siempre
"la tieta". Ella era la que escribía a Salvador a la Residencia.
Generalmente no escribía el padre, escribía siempre la tieta. "Vadó"
era el nombre familiar: "Querido Vadó, etc.", unas veces en español
y otras en catalán. Dalí me daba la carta y me decía: "Toma,
léela y cuéntamela", porque leía con dificultad; y yo
leía la carta y le decía: "Pues tu tieta te dice que tu hermana
se ha hecho un traje, que ha ido a una fiesta, que tu padre..., que han ido a
pasar tres días a Barcelona." "Pues muy bien", me decía.
"Ya que la has leído tú, contéstala tú."
"Bueno, fírmala", le decía cuando la había escrito.
Y me contestaba: "No, no, si la has escrito tú, fírmala tú."
Qué pensaría aquella familia de su hijo: les contestaba las cartas
un amigo, firmando... A la vuelta, Federico me explicaba que llegó a la
casa de Dalí, lo recibieron muy bien el padre, la hermana, la tieta, cenaron,
le asignaron su cuarto, Federico vio la casa,.... Federico se dio cuenta inmediatamente
de que eran un matrimonio, la tieta y el padre, porque vió la habitación
con una cama de matrimonio. Y le dijo, cuando se quedaron solos en su cuarto:
"Oye, pero no me habías dicho que la tieta y tu padre se han casado."
"Ah, pues yo no lo sé, eso pregúntaselo a mi hermana, que es
la que vive aquí." Claro, a la mañana siguiente, Federico se
lo preguntó a Ana María y ésta dijo: "Sí, hace
tantos años que se casaron papá y la tieta, claro." Una cosa
natural: un hombre que se queda viudo, con tres hijos, y se casa con la cuñada.
Pero Dalí no lo sabía, y lo justificaba diciendo que como él
no vivía allí, que se lo preguntase a su hermana>>.
Federico
leyó en Cadaqués a la família Dalí su drama "Mariana
Pineda", poco después, en la notaría del padre de Dalí,
en Figueras, hizo un nueva lectura, esta vez con numerosos invitados. El Ateneo
de Figueras le ofreció una comida, tras la que dió un recital de
poesía. En compañía de Dalí, pasó unos días
en Barcelona, en cuyo Ateneo, y ante un público restringido, leyó
"Mariana Pineda" y algunas composiciones del "Romancero gitano".
En mayo Federico regresó a Madrid y conoció al escultor Emilio Aladrén,
con quien mantuvo una relación amorosa que se prolongó hasta 1929.
En junio marchó a Granada. La familia adquirió la Huerta de San
Vicente, donde a partir del año siguiente pasó numerosas temporadas.

Salvador Dalí y Federico García Lorca en Cadaqués en 1925
Entre
1925 y 1928 Federico escribió diálogos no representables: "El
paseo de Buster Keaton", "La doncella, el marinero y el estudiante",
"Quimera", "Diálogo mudo de los cartujos", "Diálogo
de los dos caracoles" o el modernamente titulado "Diálogo con
Luis Buñuel". Son brevísimas incursiones dentro de la vanguardia,
a las que se podría añadir el "Diálogo del amargo"
y otros dispersos en sus libros de poesía.

Federico
García Lorca sentado en su casa de Granada en 1925, bajo el óleo
"Naturaleza muerta" regalado por Salvador Dalí.
Foto FGL.net
Durante
enero y febrero de 1926 Federico realizó excursiones a la Alpujarra en
compañía de Manuel de Falla, Alfonso García Valdecasas, Antonio
Luna, Manuel Torres López y José Segura. Federico envió a
Jorge Guillén las primicias de un hermoso ensayo suyo, leído como
conferencia en febrero de 1926: "La imagen poética de don Luis de
Góngora", donde expresaba la imponderable grandeza del poeta cordobés.
Según Federico, Góngora armonizaba mundos diversos gracias a su
uso de la mitología, dominó como nadie el mecanismo de la metáfora
y de la inspiración, y su lenguaje cayó sobre la lengua española
como un rocío vivificador. Otros poetas amigos, desde Rafael Alberti hasta
Gerardo Diego, Jorge Guillén o Dámaso Alonso, pusieron en marcha
una campaña de homenaje y divulgación en torno a la figura y obra
de Góngora, campaña que, en efecto, marcó un fenómeno
"generacional" -se abstienen Machado, Unamuno, Juan Ramón Jiménez,...-
y que culminó con el viaje de sus promotores a Sevilla.

Salvador, Federico y Pepín el 1926.
Foto
FGL.net
En el mes de
abril, después de su regreso a la Residencia de Estudiantes, Federico publica
en la "Revista de Occidente" la "Oda a Salvador Dalí".
Durante cinco años, desde 1923 hasta 1928, los mundos artísticos
de Dalí y de Federico se compenetraron hasta tal punto que Mario Hernández
ha hablado, con razón, de un período daliniano en la obra del poeta,
y Santos Torroella, de una época lorquiana en la del pintor. Fruto de esta
amistad, que se convirtió en pasión amorosa, fue la "Oda a
Salvador Dalí" un poema "didáctico" -así lo
llama Federico- en que canta "...un pensamiento que nos une en las horas
oscuras y doradas".El 1926 Dalí es expulsado definitivamente de la
Escuela de Bellas Artes de Madrid por haber declarado incompetente el tribunal
que lo había de examinar.

Residencia
de Estudiantes. De izquierda a derecha: Salvador Dalí, José Moreno
Villa, Luis Buñuel, Federico García Lorca y José Antonio
Rubio Sacristán
Federico
entrega "Mariana Pineda" a Gregorio Martínez Sierra que desestima
su representación dada la situación del país, ya que según
él podía crearse un malentendido bajo la sospecha de un velado ataque
a la dictadura de Primo de Rivera. Su actitud y la de Catalina Bárcena
indignó a Federico, calificándole aquel de cabrón.
Acabada
la gira veraniega de 1926, procedente de Badajoz y haciendo tiempo para ir hacia
Barcelona en tren, Margarita Xirgu se encontró con Lydia Cabrera en el
hall del Hotel Ritz, se habían conocido tres años antes en La Habana
con motivo de la actuación de la actriz en el Teatro de la Comedia, y entre
ellas perduraba la cálida amistad de aquellos días:
-Ya
sé que vas a estrenar una comedia nueva, muy interesante...
Con
gran sorpresa supo Margarita que se trataba de un drama titulado "Mariana
Pineda".
-No sé de que me hablas
-contestó-. No tengo ni idea de parecida obra.
Entonces
la sorpresa fue de la amiga.
-Pero cómo?
No té lo ha entregado Eduardo...?
-Eduardo?
-Sí, chica, Eduardo Marquina.
-Ni
me lo ha entregado ni me ha dicho una palabra...
-Sin
embargo, le prometió a Federico...
-Federico?
-García Lorca... Es posible que no
lo conozcas? Un poeta nuevo... Y qué poeta! El mejor de los jóvenes...
Hacía muchos meses que Lorca le había
entregado "Mariana Pineda" a Eduardo Marquina, con la intención
que la hiciera llegar a la actriz, con quien le unía una gran amistad.
Aunque el dramaturgo catalán le aseguró al poeta el 10 de septiembre
de 1925: <<Hoy mismo escribo a Margarita Xirgu recomendándole "Mariana
Pineda">>. No cumplió la prometida a pesar de sus buenos propósitos.
-Sé que Eduardo está en Madrid
-le dijo Margarita a Lydia- Por qué no hablas por teléfono porque
nos la envié?
Lydia Cabrera decidió
ir ella misma por el original a casa del dramaturgo. Tenía su coche en
la puerta del hotel y al poco tiempo volvía con el manuscrito bajo el brazo.
-Me ha dado mil excusas -dijo entrante- Ya
sabes lo cumplidor que es Eduardo. Dice que te hablará... Aquí tienes
la obra. Léela. Estoy segura que te entusiasmará.
-La
leeré. Y si como tú dices...
-Deberías
conocer al autor!
-Tan enamorada estás
de él?
-No se trata de amor... Pero
lo quiero y me divierte muy... Es un chico extraordinario, genial... Si vieras
qué bien recita! Además toca el piano y canta... Y sabe unas canciones
populares divinas...!
-Boy escout, por que
por el mismo que te has traído la obra no te traes el autor?
-Pero
como no! La Residencia de Estudiantes no está lejos. Le llamaré
por teléfono y vendrá enseguida. Ya verás...
Media
hora después llegaba Federico. Lydia va ir a lo suyo encuentro. Con alegría
presentó a Margarita y al poeta, como si presintiera que aquel era un momento
importante en la vida de ambos.
-Se sentó
con nosotros -explicaría Margarita-. Era la hora del aperitivo. Ellos pidieron
whisky. Me supo a petróleo y lo dije... Federico reia. Entonces escuché
por primera vez su risa, esta risa suya tan particular que parecía apoyarse
en la O.
-Por qué no se queda a comida
con nosotros? -le propuso la actriz- Lydia dio la idea con entusiasmo y Federico
aceptó.
En la sobremesa hablaron de
"Mariana Pineda".
-Pero bien. No
lo estrenará cuando sepa que lo han tenido ya Catalina Bárcena y
Pepita Díaz y no han querido hacerla.
-Esto
no me importa -contestó la Xirgu- Puedas estar seguro que, si me gusta,
lo estrenaré.
-Entonces lo estrenarás!
-aseguró Lydia Cabrera-.
Federico iba
a vivir meses de incertidumbre tras este feliz encuentro con Margarita Xirgu.
El silencio de la actriz lo llena de desconfianza y decide exponer a Eduardo Marquina
la situación:
<<Querido
Marquina: Margarita Xirgu quedó en contestarme su impresión de la
latosísima "Mariana Pineda". No lo ha hecho. Sé que su
madre ha muerto, pero ya hace tiempo, y además ella no por eso se va a
retirar de las tablas. Y no sé qué hacer, y además estoy
fastidiado, porque como mis padres no ven nada práctico en mis actuaciones
literarias, están disgustados conmigo y no hacen más que señalarme
el ejemplo de mi hermano Paquito, estudiante en Oxford lleno de laureles. Aunque
sea una lata para usted, le ruego no me olvide en esta situación indecisa.
El verano se acaba y yo sigo colgado, sin el menor atisbo de iniciar mi labor
de poeta dramático, en la cual tengo tanta fe y tanta alegría. No
deje de contestarme lo que piensa y cúal es su opinión. ¿Debo
escribir yo a Margarita? Si Usted considera perdido el asunto, dígamelo
tambíén. Salude a todos los de su familía. Eduardo, Usted
sabrá disculpar estas molestias que le causo. ¡No me olvide! Ahí
va un gran abrazo de Federico. Acera de Casino,31. Granada>>
Federico
García Lorca se había marchado de Madrid trasladándose con
su familia a Granada.
Pocos días desprendido llegaba Margarita Xirgu
en Barcelona y le entregaba "Mariana Pineda" a su hermano Miquel, que
había leído muy, tenía un gran conocimiento del teatro y
ella había confiado siempre en su buen gusto, teniendo en cuenta sus opiniones.
A Miquel Xirgu la obra le entusiasmó más por el poeta que por el
dramaturgo y no porque no le gustas, sino porque había descubierto en ella
a un gran poeta nuevo. Los hermanos Xirgu una vez más coincidieron y Margarita
decidió estrenar "Mariana Pineda". En
la segunda quincena del mes de octubre Federico escribe a su amigo Fernández
Almagro de su impaciencia por el veredicto de Margarita Xirgu en estrenar "Mariana
Pineda": << Como ya sabes, yo entregué la antipática
Mariana Pineda a la Xirgu para que la leyera. Esta señora quedó
en contestarme. Pero no lo ha hecho... Mi familia, disgustada conmigo porque dicen
que no hago nada, no me dejan moverme de Granada. Yo estoy triste, como puedes
suponer. Tengo varios proyectos, pero quiero dejar ultimada esta desastrosa intervención
mía en el antro del teatro, intervención que hice para agradar a
mis padres, y he fracasado con todo el equipo. Yo no lo siento por mí.
Pero sí por mi padre, que es tan bueno y que hubiese tenido tanta alegría
con el estreno de esta obra... Si la Xirgu no quiere representar mi obra y devuelve
el original, tú te quedas con él como regalo de mi fracasada tentativa,
en una época en que no hay teatro, y tenemos que resignarnos... Desde luego
si Mariana se representara, yo ganaría todo con mi familia>>.
Federico
pasó el verano entre Valderrubio, la Huerta de San Vicente y Lanjarón.
En el deseo de independizarse económicamente de su familia, contempló
la posibilidad de preparar oposiciones a catedrático de Literatura.
FEDERICO
GARCÍA LORCA 1927-1930
Finalmente
el 13 de febrero de 1927, Cipriano Rivas Cherif comunica a Federico que Margarita
Xirgu estrenará "Mariana Pineda" tras el estreno de "La
cantaora del puerto" de Fernández Ardavín. Indicándole
que no deje de felicitar a Eduardo Marquina por el éxito del estreno el
12 de febrero de 1927 de "La ermita, la fuente y el río", aunque
a Cipri la obra no le gustó nada, pero se alegraba infinito, porque quería
a Eduardo, que estaba radiante.
El
31 de marzo Lorca hizo una lectura de "Mariana Pineda" ante la Compañía
Margarita Xirgu en el Teatro Fontalba, a la que también asistieron Cipriano
de Rivas Cherif, Manuel Azaña y Melchor Fernández Almagro.
La
primera relación artística que Margarita Xirgu y Dalí tuvieron,
fue con la obra "Mariana Pineda" de Federico García Lorca, que
su madre Vicenta Lorca le había recomendado que estrenara Margarita, desprendido
de haberla visto con mucha admiración actuar. Federico amigo de Dalí,
hacía tiempo que le había dicho que iba a escribir una obra dedicada
a la heroína granadina, a la cual denominaba afectuosamente "Marianita",
y le preguntó si él estaría dispuesto a onfeccionar los figurins
del vestuario y los decorados; todo obteniendo del pintor figuerenc una respuesta
afirmativa. A la cabeza de un tiempo, en comenzarse el mes de abril del 1927,
el poeta andaluz informó a Salvador Dalí que había acabado
de redactar el texto de Mariana Pineda y que esta obra no tardaría demasiada
a ser estrenada, tras el extraordinario éxito de la lectura efectuada por
Margarita Xirgu en marzo, en el Teatro Fontalba de Madrid con la asistencia de
Manuel Azaña, presidente del Ateneo y futuro presidente de la Segunda República.
Federico en abril de 1927 publicó su libro
"Canciones" en las ediciones de Litoral que dirigían sus amigos
Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Lo había comenzado en 1921 y lo terminó
en 1924. Contiene 90 composiciones. Muestra mucha mayor perfección, pero
todavía es un obra muy heterogénea. El tema del destino trágico
aparece intensamente en uno de los mejores poemas "Canción de jinete".
En "Primeras canciones" de 1922 y "Canciones" emplea las mismas
formas: la canción y el romance. Los temas del tiempo y la muerte se enmarcan
en el alba, la noche, la ciudad andaluza y los paisajes lunares.
A últimos
de abril apareció una tarde Lorca por el camerino de la Xirgu, en el Teatro
Goya de Barcelona. Tras un cambio de impresiones sobre los ensayos y decoraciones,
siguió Lorca camino de Figueres, a casa de los Dalí, a preparar
la escenografía del drama que diseñó Salvador.
Cliquea
aquí para ver la vivencia 35 Margarita Xirgu y los Dalí

Federico
García Lorca y Salvador Dalí haciendo el servicio militar, en Figueres
en 1927. Foto FGL.net
Federico hizo una segunda estancia en Cadaqués, en casa de Dalí
entre mayo y julio de 1927, que dejaron una huella profunda en la vida y obra
de ambos. En sus discusiones en Madrid y Cadaqués, y en un riquísimo
epistolario que se ha conservado sólo en parte, los dos amigos abordaban
cuestiones estéticas de hondo interés para ambos. Juntos exploraron
la pintura y la poesía contemporáneas y el arte del pasado. El mismo
Federico hizo los bocetos de "Mariana Pineda" para la escenografía
que fue realizada, junto con el vestuario, por Salvador Dalí. El autor,
además, se encargó de la música y personalmente dirigió
al coro de niños que cantaron el romance con que el empieza y termina la
obra.

Salvador
Dalí y Federico García Lorca en Cadaqués en 1927.
Foto
colección BBC Mundo

Federico
García Lorca bañándose en Cadaqués en 1927.
Foto Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García
Lorca
Días
antes del estreno, circuló el rumor que iban a prohibir la obra, ya que
para la dictadura de Primo de Rivera era una afrenta porque, aunque la acción
de Mariana ocurre un siglo antes en el absolutismo fernandino, tenía demasiadas
coincidencias con su gobierno. La compañía de Margarita Xirgu estrenó,
el 24 de junio en el Teatro Goya de Barcelona, "Mariana Pineda". La
obra no tuvo un éxito clamoroso; pero se habló de que nacía
un nuevo teatro.

Margarida Xirgu protagonitzando "Mariana Pineda".
Foto facilitada por Manuel Calzada.


Dos
escenas de "Mariana Pineda" interpretada por Margarita Xirgu en el Teatro
Goya de Barcelona.
Foto
"García Lorca en Cataluña" de Antonina Rodrigo



Tres
escenas de "Mariana Pineda" interpretada por Margarita Xirgu en el Teatro
Goya de Barcelona.
Fotos: El meu avi
Es
una tragedia en verso sobre el tema de la libertad: el destino trágico
de la heroína, personaje histórico granadino del siglo XlX, que
es ajusticiada por bordar una bandera para los liberales. Mariana Pineda, viuda
del liberal Manuel Peralta, ayudó a los perseguidos cuando Angulema entró
en España para imponer con los "Cien mil hijos de San Luis" el
absolutismo fernandino. Al prepararse el alzamiento de Torrijos, la valiente mujer
bordó una bandera para los conjurados con las palabras "Ley, Libertad,
Igualdad". Una denuncia hizo caer el cuerpo del delito en manos del alcalde
del crimen, Ramón Pedrosa, quien encarceló a Doña Mariana.
Intentó fugarse sin conseguirlo, enfermó y fue recluída en
el Beatario de Santa María Egipciaca. El fiscal Aguilar pidió para
ella la pena de muerte. Por su parte, el defensor, don José Escalera, hizo
cuanto estuvo en su poder para arrancarla al patíbulo arguyendo que la
inculpación se debía en gran parte a la concupiscencia de algunos
personajes irritados por la entereza y la virtud de la dama. Doña Marianita
tuvo el destino funesto de Riego y Torrijos: fue ajusticiada el 26 de mayo de
1831, y el pueblo la hizo una mártir de la libertad.
En junio de 1927,
Federico y Dalí se fueron a Barcelona. Tanto a Salvador como a los amigos
de la revista "L´Amic de les Arts" (Josep Vicenç Foix,
Josep Carbonell, Magí Albert Cassanyes, Luis Góngora, Regino Sáinz
de la Maza, Lluís Montanyà, Rafael Barradas, Juan Gutiérrez
Gili y Sebastián Gasch) se les había ocurrido sacar a Federico de
su anonimato como dibujante. Se reunían en casa de Rafael Barradas en el
"Ateneíllo de l'Hospitalet" y allí organizaron una exposición
de 24 dibujos de Federico, que se abrió en las "Galerías Dalmau"
del 25 de junio (al siguiente día del estreno de "Mariana Pineda")
hasta el 2 de julio. Así pues en Barcelona, Federico expuso su primera
muestra pictórica. No había tomado nunca en serio sus caprichos
a la pluma o al lápiz de color, al menos no tan en serio como sus poesías.
La exposición fue un éxito dentro del grupo de artistas de vanguardia,
que vieron en ella la riqueza de un espíritu apto para aventurarse en el
laberinto de la plástica más exigente. Dalí alentó
al granadino en su esfuerzo por comprender la pintura moderna, lo animó
como dibujante y fue Federico, sin duda, quien más animó a Dalí
como escritor. La revista "L'Amic de les Arts", publicó su romance
"Reyerta de gitanos", junto a un dibujo de Dalí. Federico visitó
Sitges con Dalí y Gasch y pasó unos días en Cadaqués.
En el mes de julio Dalí le dedicó su prosa "San Sebastián",
que también publicó en la revista "L'Amic de les Arts".
Dibujos
a lápiz de color de Federico García Lorca . Fotos
ABC

Federico García Lorca en Barcelona en 1927, con la misma
pose que lo había dibujado Dalí.
Foto
FGL.net
Los decorados de “Mariana Pineda” diseñados por Salvador Dalí, fueron fabricados y pintados por Rafael Barradas, amigo mútuo de Lorca y Dalí.
Federico
a primeros de agosto estuvo en la Huerta de San Vicente, pasó unos días
en Lanjarón y volvió a Granada.

Federico García Lorca en Lanjarón en 1927.
Foto Agencia Efe
El 12 de octubre Margarita
Xirgu estrenó "Mariana Pineda" en el Teatro Fontalba de Madrid.
El reparto fue: Mariana Pineda (Margarida Xirgu), Doña Angustias (Eugenia
Illescas), Isabel la Clavela (Pascuala Mesa), Amparo (Carmen Carbonell), Lucía
(Julia Pachelo), Sor Carmen (Julia Pachelo), Novicia 1ª (Carmen Carbonell),
Novicia 2ª (María Gil Quesada), Fernando (Luis Peña), don Pedro
de Sotomayor (Alfonso Muñoz), Pedrosa (Francisco López Silva), Alegrito
(Elías Sanjuán), Conspiradores (Fernando Fresno, Luis Alcaide, Antonio
Alarma y Fernando Porredón), una voz de mujer (Amparo Cortés), una
niña (Pilar Muñoz), otra niña (Mary López Silva) i
un niño (Luis Peña).

Programa
de mano de la estrena en Madrid de "Mariana Pineda".
Foto
Fundación Federico García Lorca.
La
prensa fue unánime en celebrar el acontecimiento dramático como
un triunfo resonante y alentador, porque demostraba que la sensibilidad del público
vibraba intensamente con la obra del poeta. La interpretación de Margarita
Xirgu, de cálidos y apasionados acentos y el clamoroso entusiasmo de la
juventud literaria -entre los que se encontraban los compañeros de la Residencia-
contribuyó al triunfo de la obra. Se rindió un cálido homenaje
al poeta en el restaurante andaluz "Villa Rosa" la noche del 22 de octubre,
con la asistencia de 70 personas pertenecientes al mundo del arte y de las letras.
Margarita Xirgu dijo al autor: <<Quiero que me dediques esta obra, porque
harás otras mejores que se disputarán otras actrices. ¡Pero
ésta es mía!>>. Margarita Xirgu, su actriz predilecta, llegó
a sentir por él un gran cariño y contaba anécdotas deliciosas
sobre "el imposible Federico".
En diciembre de 1927 Federico se
inició en la Residencia de Estudiantes como conferenciante, con la lectura
de "La imagen poética de don Luis de Góngora". Con motivo
del tricentenario de la muerte de Góngora, se celebró, en el mes
de diciembre en Sevilla, una lectura de poemas de los poetas de su generación.
Leyeron Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Juan Chabás,
José Bergamín, Rafael Alberti y Federico. Les acompañó
el torero Ignacio Sánchez Mejías, que había financiado la
excursión. En Sevilla, conoció a Luis Cernuda, Fernando Villalón
y a Joaquín Romero Murube. Rafael Alberti interviene activamente como secretario
en el homenaje a Luis de Góngora, previsto desde abril de 1926, que dará
lugar a la denominación del grupo poético como "Generación
del 27". Los amigos de Federico: Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Pedro
Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Gerardo Diego,
Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre (se abstienen Machado, Unamuno, Juan Ramón
Jiménez...) se conocen hoy en día como integrantes de aquella Generación
del 27.
El grito de guerra inicial lo lanzó Gerardo Diego en
un ensayo titulado "Escorzo de Góngora". Desde Valladolid, en
febrero de 1924, Jorge Guillén acusó recibo de ese ensayo y de este
nuevo "contemporáneo": <<Aunque esto de las generaciones
es casi un mito, y casi una tontería, sin embargo, siento cada día
más vivamente la convivencia con mis verdaderos contemporáneos.
Sí, creo en la contemporaneidad de los espíritus. Leyendo, atisbando
su Góngora, me siento tan aludido que ¿cómo no expresarlo,
cómo no sacar esta alusión a evidencia amistosa?>> . Dos años
más tarde, Federico envió a Guillén las primicias de un hermoso
ensayo suyo leído como conferencia en febrero de 1926: "La imagen
poética de don Luis de Góngora". Los poetas españoles
estaban a punto de rescatar y celebrar a un poeta barroco cuya estética
-originalidad de la metáfora, esplendor sintáctico y léxico-
les impresionaba hondamente. Luis de Góngora y Argote (1561-1627) dejó
huella en la poesía de García Lorca, por ejemplo, en "La sirena
y el carabinero" y en algunos de los romances gitanos.
El viaje en tren
de Madrid a Sevilla fue narrado graciosamente por Jorge Guillén en una
serie de cartas a su mujer, Germaine Cahen: <<Es absurdo -escribió
Guillén- ni antes, ni después de ahora volveré a contemplar
todo un departamento de un vagón, lleno de estos animales llamados poetas>>.
En
el Ateneo de Sevilla el grupo de poetas comunicó a un público entusiasta
una nueva visión no sólo de Góngora sino de su propio arte
frente al de las generaciones anteriores. En la más sustanciosa y sabia
de esas intervenciones, Dámaso Alonso pidió una "completa revisión
de los valores de la literatura pretérita". Expuso un nuevo enfoque
de la literatura española, arguyendo que al lado del realismo y del "vulgarismo",
asociados habitualmente con las letras españolas, había una corriente
de aristocrático idealismo ejemplificado por la obra de don Luis y por
la de los poetas modernos que se agrupaban en torno a él. Los actos oficiales
-dos veladas literarias y un banquete en la venta de Antequera- fueron conmemorados
en la prensa sevillana de aquel entonces. Años después, Dámaso
Alonso, Luis Cernuda y Rafael Alberti recordarían con nostalgia otros pormenores
de la celebración: una juerga en Pino Montano -el cortijo del torero Ignacio
Sánchez Mejías, que había costeado la excursión-,
la travesía nocturna del Guadalquivir, el primer encuentro de Cernuda y
García Lorca,...
En marzo de 1928 apareció el primer número
del "Gallo", la revista literaria impulsada por Federico, dirigida por
su hermano Francisco y realizada con un grupo de amigos de Granada. Poco después
apareció, como réplica humorística, el "Pavo",
de la que son responsables los mismos participantes del "Gallo". En
el mes de mayo salió el segundo y último número del "Gallo".
Las
ediciones de la "Revista de Occidente" publicaron en julio de 1928 el
primer "Romancero gitano" de Federico. Lo había comenzado en
1924 y lo terminó en 1927. La muerte y la incompatibilidad moral del mundo
gitano con la sociedad burguesa son los dos grandes temas del "Romancero
gitano". Destacan los procedimientos habituales de poesía de origen
popular, y la influencia del compositor Manuel de Falla. No se trata de una obra
folclórica; está basada en los tópicos con que se asocia
lo gitano y andaluz. Lorca elevó al personaje gitano al rango de mito literario.
A Federico le molestaba que el público lo viera como gitano. La Guardia
Civil también está presente en algunos versos. Emplea el romance,
en sus variantes de novelesco, lírico y dramático; su lenguaje es
una fusión de lo popular y lo culto. Es su obra poética más
popular y más accesible. Es un canto a los gitanos andaluces, que, poseyendo
un mundo bello y libre, se ven abocados a la insatisfacción y a la muerte.
Siendo una obra que se ha popularizado por el tema, el metro, el erotismo, el
colorido y la riqueza expresiva; es, sin embargo, un libro difícil, debido
a los extraños simbolismos y la audacia de las metáforas. Federico
utilizó frecuentemente símbolos en su poesía. Se refieren
muy frecuentemente a la muerte aunque, dependiendo del contexto, los matices varían
bastante. Son símbolos centrales en Federico:
La luna: es el símbolo
más frecuente. Su significación es la de muerte, pero también
puede simbolizar el erotismo, la fecundidad, la esterilidad o la belleza.
El
agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada,
representa la muerte.
La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte.
Simboliza también lo fecundo, lo sexual.
El caballo (y su jinete):
está muy presente en toda su obra, portando siempre valores de muerte,
aunque también representa la vida y el erotismo masculino.
Las hierbas:
su valor dominante, aunque no único, es el de ser símbolos de la
muerte.
Los metales: también su valor dominante es la muerte. Los metales
aparecen bajo la forma de armas blancas, que conllevan siempre tragedia.
La
metáfora: es el procedimiento retórico central de su estilo. Bajo
la influencia de Góngora, Federico manejó metáforas muy arriesgadas:
la distancia entre el término real y el imaginario es considerable. En
ocasiones, usó directamente la metáfora pura. Sin embargo, a diferencia
de Góngora, Federico es un poeta conceptista, en el sentido de que su poesía
se caracteriza por una gran condensación expresiva y de contenidos, además
de frecuentes elipsis. Las metáforas lorquianas relacionan elementos opuestos
de la realidad y transmiten efectos sensoriales entremezclados
Ejemplar
del "Romancero gitano" dedicado a Margarita Xirgu.
Archivo
familiar Sílvia Gámiz

Dibujo de García Lorca en el poema del "Romancero gitano" dedicado a Margarida Xirgu.
Aunque
Federico asimiló sin problemas las novedades literarias, su obra está
plagada de elementos tradicionales -neopopularismo- que, por lo demás,
demuestran su inmensa cultura literaria. La música y los cantos tradicionales
son presencias constantes en su poesía. No obstante, desde un punto de
vista formal no es un poeta que muestre una gran variedad de formas tradicionales;
sin embargo, profundiza en las constantes del espíritu tradicional de su
tierra y de la gente: el desgarro amoroso, la valentía, la melancolía,
la pasión,... El "Romancero gitano" completo, lo componen los
versos: "Romance de luna", "Preciosa y el aire", "Reyerta",
"Romance sonámbulo", "La monja gitana", "La casada
infiel", "Romance de la pena negra", "Prendimiento de Antoñito
el Camborio" (dedicado a Margarita Xirgu), "Muerte de Antoñito
el Camborio", "Muerto de amor", "Romance de la Guardia Civil
española", "San Gabriel", "Romance del emplazado"
y "Martirio de Santa Olla". Rápido llegó el éxito
y el elogio de la crítica. La primera edición se agotó rápidamente.

Ejemplar del "Romancero gitano" dedicado a
Margarita Xirgu.
Foto "García
Lorca en Cataluña" A. Rodrigo

Libro
autografiado por el escritor español Federico García Lorca para
la actriz Margarita Xirgu.
Museo
y Centro de Documentación de la Asociación General de Autores del
Uruguay (AGADU).
El
éxito crítico de "Canciones" en 1927 y el éxito
popular del "Primer Romancero gitano", dejó descontento a Federico,
que, en cartas a sus amigos en el verano de 1928, confesaba estar atravesando
una gran crisis sentimental, <<...una de las crisis más hondas de
mi vida. Estoy convaleciente de una gran batalla y necesito poner en orden mi
corazón. Ahora sólo siento una grandísima inquietud. Es una
inquietud de vivir, que parece que mañana me van a quitar la vida>>.
Esta crisis debió de agravarse en septiembre, cuando el poeta recibió
en Granada una durísima carta de Dalí sobre el "Romancero gitano",
en la que argüía el pintor catalán que gran parte de la obra
estaba "ligada a las normas de la poesía antigua, incapaz de emocionarnos",
y que el libro pecaba de "costumbrismo", "moviéndose dentro
de la ilustración y de los lugares comunes más estereotipados y
más conformistas". La crisis de Federico había sido provocada
por varias circunstancias vitales. Por una parte, con el éxito popular
del "Romancero gitano" surgió la imagen pública -que pervive
todavía en algunas partes- de un Federico García Lorca costumbrista,
cantor de los gitanos, ligado temáticamente al folclore andaluz. El mismo
poeta se había quejado de esa imagen antes de que saliera el "Romancero
gitano", e incluso antes de la publicación de "Canciones",
como lo demuestra en una carta a Jorge Guillén de principios de enero de
1927: <<Me va molestando un poco mi mito de gitanería. Los gitanos
son un tema. Y nada más. Yo podía ser, lo mismo poeta de agujas
de coser o de paisajes hidráulicos. Además, el gitanismo me da un
tono de incultura, de falta de educación y de poeta salvaje, que tú
sabes bien no soy. No quiero que me encasillen. Siento que me va echando cadenas>>.
Luis Buñuel en esta época también criticó duramente
su obra.
A pesar de sus preocupaciones y de un "horrible verano de sentimientos",
el poeta no dejó de trabajar intensamente, y se entregó a proyectos
nuevos muy distintos al "Romancero gitano". Envió al crítico
de arte Sebastià Gasch algunos de sus mejores dibujos y dos poemas en prosa
-"Nadadora sumergida..." y "Suicidio en Alejandría"-
que respondían a su "nueva manera espiritualista: emoción pura
descarnada, desligada del control lógico".
Silueta de un búho con iniciales de Margarita Xirgu
Margarita
Xirgu a punto de comenzar las vacaciones de verano en Font Romeu escribió
una carta a García Lorca, el 12 de julio con iniciales de Margarita Xirgu
configuradas en la silueta de un búho, contestando a su carta en la que
le pedía un ejemplar de "Mariana Pineda": <<Sr. Federico
García Lorca. Madrid. Mi querido amigo: A su tiempo recibí su amable
carta y di orden que le enviaran urgentemente un ejemplar de "Mariana pineda".
No le escribí antes porque trabajo mucho y no me queda tiempo para nada.
Pasado mañana salgo para Font-Romeu: allí puede enviarme las dos
obras que me anuncia, que yo leeré con toda atención, aprovechando
los días que voy a estar allí. Enviéme también su
libro "Romancero gitano" y mucho le agradezco su atención de
dedicarme el romance que más le gusta a usted. Cariñosamente le
saluda, Margarita Xirgu>>. Sin embargo, el 18 de agosto de 1928 Margarita
Xirgu le escribió a Joaquín Montaner desde San Sebastian, contándole
los chismes que corrían por Madrid, y explicándole que Lorca le
había escrito una carta muy divertida: <<He recibido una carta de
Lorca graciosísima. La Pachelo me dijo que antes de salir ahora de Madrid,
le dijeron que Lorca hablaba mal de mí y que ella contestó que a
la primera obra que vuelva a escribir hablará bien. Le he enseñado
la carta y se ha reído mucho. Se ve que la publicación y éxito
de sus romances no le han bastado y está disgustado por cosas sentimentales.
La carta tiene un tono muy gracioso. No se salvará, y creo como usted que
vale, pero no se salvará>>. De todas formas dos semanas más
tarde, el 1 de septiembre de 1928, se publicó "Mariana Pineda"
en la colección dramática "La Farsa", con dibujos del
propio autor y en la página de guarda figuró esta dedicatoria. <<A
La gran actriz Margarita Xirgu>>.
En octubre de 1928 leyó en el Ateneo de Granada la conferencia: "Imaginación,
inspiración, evasión", que luego denominó "La mecánica
de la poesía", y, días después, el "Sketch de la
nueva pintura". Explicó de esta manera su nueva teoría de la
"evasión" poética. La estética de Dalí le
sirvió a Federico como estímulo cuando empezaba a cultivar, a partir
de 1927, una poesía de "evasión", en la que se daba menos
importancia a la metáfora que a lo que Federico llamó -sirviéndose
de la expresión de Dalí- el "hecho poético": la
imagen que pretende "evadirse" de cualquier explicación racional.
Durante el invierno de 1928 se propuso estrenar su aleluya erótica
"Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín", intento
frustrado por los censores del régimen de Primo de Rivera. La noche del
ensayo general, el jefe de policía llegó al teatro e informó
a Federico y a los actores que la obra no podía ser representada. Luego
el texto sería archivado durante años en la burocrática y
temible Oficina de Seguridad con otros documentos considerados pornográficos.
En aquel momento, entre la depresión y la indignación, Federico
sostuvo que aquello había ocurrido porque los hombres españoles
no soportaban verse a sí mismos como cornudos. Es que, en efecto, él
había imaginado al personaje irrumpiendo en escena con una cornamenta gigantesca.
"Amor de Don Perlimplin con Belisa en su jardín" la terminó
de escribir en 1931 y hasta el 5 de abril de 1933 no se estrenó. Es una
farsa, pero esperpéntica bajo la influencia de Valle-Inclán, en
el que Federico quiso "subrayar el contraste entre lo lírico y lo
grotesco y aún mezclarlos en todo momento". Parte de unas aleluyas
populares, con las que guarda poca relación argumental. Representa el matrimonio
del ingenuo Perlimplín con la insaciable Belisa, que le es infiel desde
la noche de bodas. El marido acepta la infidelidad, situándose sobre los
tópicos morales. En un heróico intento de conquistar a Belisa, se
desdobla en atractivo amante y en marido cornudo. Éste apuñala al
primero, matándose los dos en una fusión amorosa y completa.

Figurín de "Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín"
de García Lorca.
Archivo familiar Jordi
Rius Xirgu
Federico
publicó de modo parcial en la "Revista de Occidente" la "Oda
al Santísimo Sacramento del Altar", que dedicó a Falla. En
diciembre leyó en la Residencia de Estudiantes, como antes lo había
hecho con "Nanas infantiles", la conferencia "El patetismo de la
canción de cuna española". Tan prolongada estancia en la Residencia
de Estudiantes, le permitió hacerse el amo de la casa, aposentar en ella
su duende como espíritu invasor de todos los rincones. Durante mucho tiempo
su compañero de cuarto fue José Antonio Rubio, el más goethiano
de sus amigos. En 1928 se publicó "Teatro breve".

Emilio
Aladrén con 22 años y Federico García Lorca con 30, en 1928.
Foto Patronato Municipal
Huerta de San Vicente
Emilio Aladrén Perojo había ingresado en la Escuela de Bellas Artes en 1922, el mismo año que Salvador Dalí. Ocho años más joven que Lorca, Aladrén, nacido en 1906, era un chico llamativamente guapo, de cabello negro, ojos grandes y algo oblicuos que le prestaban un aire ligeramente oriental, pómulos marcados y temperamento apasionado. Aladrén era bisexual y tuvo relaciones físicas con Federico. Lorca lo había conocido allá por 1925, pero no intimaron hasta 1927.

Emilio Aladrén y Federico García Lorca
A Lorca le sedujeron el físico, el encanto personal y el aire «entre tahitiano y ruso», que decía la pintora Maruja Mallo, quien fue novia de Aladrén hasta que vino el momento en que Federico se lo «robó» sin más miramientos. La mayoría de amigos de Lorca despreciaban a Aladrén como artista y persona, y consideraban que ejercía una influencia muy adversa sobre el poeta. A Federico le encantaba llevar a Emilio a fiestas y presentarlo como uno de los jóvenes escultores españoles más prometedores. La relación levantó los celos en algunos amigos del poeta y fue causa de escenas violentas.
En
1929 Federico tuvo desavenencias sentimentales con Emilio Aladrén, el joven
escultor con el que había mantenido una fuerte relación afectiva
y que lo dejó por una mujer inglesa Eleonor Dove, que había venido
a Madrid como representante de la casa de cosméticos "Elizabeth Arden"
y que convirtió en su esposa más tarde.
En el verano de 1928 Lorca se vió sumido en una gran depresión, para huir de ese duro desamor, Lorca se fue a Nueva York y allí tuvo muchos amoríos, fue más bien promiscuo hasta con negros, entre otros.
Paradojas de la vida, Aladrén fue escultor y tuvo algún éxito haciendo bustos en bronce de prohombres franquistas. Murió prematuramente en el año 1944.

Emilio Aladrén con una de sus esculturas
En
el mes de febrero se suspendió de nuevo el estreno de "Amor de Don
Perlimplín con Belisa en su jardín" por el "Teatro experimental
Caracol", a causa de la muerte de la madre del rey Alfonso XIII. El 5 de
mayo de 1929, con motivo del estreno de "Mariana Pineda" en el Teatro
Cervantes de Granada le ofrecieron un homenaje a Margarita Xirgu y a Federico
García Lorca, con un banquete en el hotel Alhambra Palace, entre los que
se encontraban Manuel de Falla (3), Fernando de los Ríos (4), Antonio Gallego
Burín, Ángel Barrios, José María Rodríguez
Acosta, Manuel Frenández Montesinos, Hermenegildo Lanz, Gómez Arboleya,...
Cerró el acto Federico que ensalzó el arte de la actriz y entrañable
amiga.

Programa
Teatro Cervantes de Granada.
Fondo Antonio
y Ramon Clapés

Homenaje
en Granada a Margarita Xirgu y a Federico García Lorca el 5 de mayo de
1929. Detrás del poeta y de Margarita Xirgu, los amigos de Lorca Joaquín
Amigo, Francisco Oriol Catena, Joaquín García Cabella, Manuel López
Banús y Enrique Gómez Arboleya.
(identificados
gracias al interés de José Antonio Romero López).
Foto
colección Fundación Federico García Lorca
Margarita Xirgu Subirà-Universo Lorca

Federico
García Lorca.
Foto
Jornada Unam
Fernando
de los Ríos, su maestro y consejero, estaba preparando un viaje a los Estados
Unidos y convenció a Federico para que lo acompañase. El ilustre
profesor de Derecho pensaba que ya era hora de que el joven poeta se diera un
buen baño de mundo, que viajara y tomara contacto con el espíritu
extranjero. Federico aceptó la idea jubilosamente, como un remedio a sus
crisis y como una saludable excitación para su sensibilidad. A su paso
por París, en junio de 1929, disfrutó rápidamente el encanto
de Francia. Pasó largas horas en el Louvre y lamentó no disponer
de tiempo para perderse en los barrios literarios y conocer gente. En Londres
estuvo en el British Museum y admiró las luces de Piccadilly Circus con
un placer de provinciano. Viajó a Oxford y a Escocia. El 19 de junio embarcaron
en Southampton, en el "Olympic" buque hermano del Titanic, rumbo a Nueva
York. El 26 de junio llegó, con don Fernando, a Nueva York. Allí
les reciben Ángel del Río, Gabriel García Maroto, León
Felipe y José Camprubí. Fernando de los Ríos, con sus amistades
y su influencia, se proponía que Federico se diera a conocer en los medios
intelectuales. Una cátedra de lector o maestro de literatura española
le vendría de perillas para vivir al par que estudiaba. Mientras tanto,
se instaló en uno de los cuartos de la residencia Furnald Hall de Columbia
University como alumno. Ante todo se matriculó en unos cursos de inglés
que pronto abandonó, convencido de que a él no le entraban las lenguas
extranjeras porque eran incompatibles con su poesía. Tan era así
que cuando se fue de los Estados Unidos al siguiente año, apenas sabía
unas palabras en inglés que pronunciaba endiabladamente con su andaluz
cerrado de la Vega granadina. A duras penas logró recuperar su humor y
su chispeante imaginación, comenzó a hacer de las suyas, improvisando
fiestas, coros y recitales que deleitaban a todo el mundo. Pasó gran parte
del mes de agosto en Vermont, huésped de Philip Cummings a quien había
conocido en la Residencia de Estudiantes. A finales de agosto, pasó una
temporada en la casa de verano de Ángel del Río en Bushnellsville,
en las Catskill Mountains. Regresó a Nueva York el 20 de septiembre y se
instaló en la residencia John Jay Hall de la Universidad de Columbia, donde
permaneció hasta enero de 1930. En Nueva York encontró a Dámaso
Alonso y a Federico de Onis. Frecuentó teatros, cines,museos y se apasionó
por el jazz. Dio conferencias en la Universidad de Columbia y en el Vassar College.

Federico
García Lorca en la Universidad de Columbia de Nueva York.
Foto
"El País"
Federico escribió
el guión cinematográfico "Viaje a la luna", que proyectó
realizar con la colaboración del mejicano Emilio Amero. En el mes de octubre
de 1929 vivió el crac económico de Wall Street. En diciembre participó
en un homenaje que el Instituto de las Españas de Nueva York tributó
a Antonia Mercé, la bailarina argentina y se realizó el matrimonio
de su hermana Concha con Manuel Fernández Montesinos, en Granada.
En
enero de 1930 Federico abandonó la residencia John Jay Hall y compartió
un piso con su amigo de la Residencia de Estudiantes José Antonio Rubio
Sacristán, que acababa de llegar a Nueva York. En el mes de febrero llegaron
a Nueva York sus amigos Ignacio Sánchez Mejías y La Argentinita.
Hizo la presentación de la conferencia que, sobre el toreo, dio Sánchez
Mejías en el Instituto de las Españas y trabajó con La Argentinita
en la armonización de canciones populares españolas. Fue invitado
por la Institución Hispano-Cubana de Cultura a dar unas conferencias en
La Habana y otras ciudades cubanas. Federico hizo alborozado sus maletas, ansioso
de cielos sin brumas. Viajó en tren hasta Tampa, en Florida, donde embarcó
en el vapor "Cuba", que atracó el 6 de marzo en La Habana, donde
le esperaban su viejo amigo José María Chacón y Calvo, el
poeta cubano Juan Marinello y el periodista Rafael Suárez Solís.
Al llegar a Cuba exhaló Federico un profundo suspiro de alivio, porque
allí se encontró con una América mulata y marinera que no
había dejado de ser España. Tuvo un período sensual y risueño,
la vida de Federico, quien escribió a sus padres: <<Esta isla es
un paraíso. Cuba. Si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o
en Cuba>>.


Exposición: Lorca. La clave está en Cuba, en el Museo Casa Natal de Fuente Vaqueros, en la Sala Granero
Fotos Patronato Cultural Lorca, Diputación de Granada
Entre marzo y abril pronunció varias conferencias. En
compañía de la escritora Lydia Cabrera, a quien había conocido
en Madrid, asistió a una ceremonia "ñáñiga".
En el mes de mayo llegaron a La Habana sus amigos García Maroto y Adolfo
Salazar. Ingresó en una clínica para que le extirparan unas verrugas.
El 12 de junio embarcó en el "Manuel Arnús" que, tras
hacer escala en Nueva York, arribó a Cádiz el 30 de junio donde
le esperaban sus hermanos Isabel y Francisco.

Federico
García Lorca con unos niños en La Habana.
Foto
FGL.net

Federico
García Lorca en La Habana con un vendedor de periódicos en 1930.
Foto
Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García Lorca
<<Fue
en El Pardo -contó Margarita Xirgu- donde Federico me leyó las dos
obras de que me había hablado, dentro del coche que utilizaba cada mañana
en Madrid para respirar aires puros y perfumados, con las ventanillas abiertas,
como en la habitación de un sanatorio. Primero me leyó "Así
que pasen cinco años". No la entendí y se lo dije. Federico
procuraba explicármela, pero yo seguía sin entenderla. Independientemente,
algunas escenas y los versos me parecían bellísimos, pero lo que
no entendía era la obra como realización escénica. No veía
la comedia. Tendría que pasar tiempo y haber leído muchas cosas
de la nueva literatura y saber lo que es el surrealismo para que pudiera ver también
esa obra teatralmente, hasta el punto que una de mis grandes ilusiones fue ponerla
en escena, y la hubiera puesto ya si contara con la colaboración de Salvador
Dalí para los decorados. Entonces me pareció irrealizable teatralmente,
además de incomprensible para el público, y le dije: "Mira,
Federico, vamos a dejar esta obra por ahora y me vas a leer la otra: esa zapatera
que dices tú que no es una zapatera>> Federico le dijo: <<Verás
"Así que pasen cinco años" es una obra que se desarrolla
fuera del tiempo y de la realidad, en la cabeza del protagonista: son presentimientos,
sueños... todo lo que se agita en el subconsciente; y la "zapatera"
no es verdaderamente una zapatera: es la imaginación>>.
El
24 de diciembre de 1930 se estrena en el Teatro Español de Madrid "la
versión de cámara" de "La zapatera prodigiosa", por
Margarita Xirgu con la compañía experimental "El Caracol",
que dirigía Cipriano Rivas Cherif. Federico llamó a esta versión,
de cámara. Después se apoyó en las canciones del siglo XVIII
y XIX, en los montajes del Club Teatral Anfístora que dirigía Pura
Ucelay , el 5 de abril de 1933; y en el de Lola Membrives, en Buenos Aires el
18 de marzo de 1935, versión que fue su verdadero estreno.
Para
acentuar el carácter de la farsa, los bocetos de esta obra diseñados
por Federico García Lorca y realizados por Sigfrido Burmann, fueron pueriles
y chillones. La sala de subastas Balclis de Barcelona, en octubre de 2011, saca
a la venta los figurines de vestuario de esta obra, hechos por el mismo Federico.
Son 10 dibujos de 230x175 milímetros (ocho de vestidos de mujer y dos de
hombre) que se enmarcan en el más puro estilo del pintar lorquiano, caracterizados
por su estilo naïf, remarcado por el uso de lápices de colores, que
evocan el mundo infantil. Después del estreno de la obra, el autor regaló
los dibujos a Margarita Xirgu y ella les dio a su hermano Miguel, que siendo profesor
del Institut del Teatre, les regaló a uno de sus alumnos. Por fin, un hijo
de este alumno les llevó a la sala de subastas para venderlos. Especialistas
en la obra pictórica de Lorca, como Mario Hernández, que publicó
en 1986 un inventario de estas obras, clasifican estos dibujos en el mejor período
de producción artística del polifacético autor. El interés
del lote es muy grande porque se trata de uno de los pocos conjuntos pictóricos
que no estaba en manos de la familia de García Lorca y que permanecía
en paradero desconocido.
Finalmente, El Ministerio de Cultura adquiere los dibujos diseñados por García Lorca para "La zapatera prodigiosa". Los 10 figurines, se incorporaran al Museo Nacional del Teatro, en Almagro.

Inscripción
del autor: "La zapatera prodigiosa. Segunda acto. Traje plegado. Traje rojo
violento y rosa roja. Sin pendientes. Más vuelo que en el traje anterior.
Un brazo desnudo. Franjas al cuello y cintura de rojo distinto".
Foto
El País. Balclis

Inscripción
del autor:"(Traje de la zapatera) verde intenso. Franjas a la cintura
más intensa. Sin medias. Zapatitos de charol. Falda plegada. Corpiño
ajustado. Vueltas en la bocamanga de encaje negro. Pelo tirante. Boca grande y
pintada. Pendientes de coral. Primer acto".
Foto
El País. Balclis

Inscripción
del autor:"Vecina roja. Traje rojo. Aplicación verde. Grandes
madroños negros. Cuiden de que la irregularidad de los triángulos
verdes sea exacta". García Lorca va incloure un detall de com volia
que fos el disseny per darrere.
Foto El País.
Balclis

Inscripción
del autor:"Vecina del traje morado. Volantes rígidos de organdí
rosa".
Foto El País. Balclis

Inscripción
del autor:"Vecina del traje amarillo. Adornos de tela amarilla más
intensa. Bocamangas almidonadas en picos de amarillo más intenso. Descote
en la misma forma. Zapato amarillo.
Foto El
País. Balclis

Inscripción
del autor:"Traje blanco con grandes madroños rojos y dibujos
en tela roja".
Foto El País. Balclis

Inscripción
del autor:"Vecina del traje verde. Aderezos blancos. Madroños
verdes".
Foto El País. Balclis

Inscripción
del autor: " Vecina azul. Franjas rosa. Manga estrecha. Grandes madroños
negros". Junt al dibuix una agulla cus al paper dos trossos de tela.
Foto El País. Balclis

Inscripción
del autor:"Alcalde. Traje de terciopelo azul con la cinta de seda.
Gran capa con esclavina. Media blanca de hilo grueso. Lleva una vara con cabos
de plata. Faja gris. En los dos actos".
Foto
El País. Balclis

Inscripción
del autor:"Mozo de la faja. Camisa blanca con encaje. Pantalón
negro. Sombrero plano negro. El otro mozo de igual manera pero faja azul y pantalón
marrón".
Foto El País. Balclis

"La
zapatera prodigiosa".
Foto: Exposición
Margarita Xirgu 1888-1969 Molins de Rei/Madrid.

Margarida
Xirgu en una escena de "La zapatera prodigiosa".
Foto
Institut del Teatre

Margarita
Xirgu interpretando "La zapatera prodigiosa" de Federico García
Lorca.
Foto Museo Nacional del
Teatro de Almagro

Margarita
Xirgu interpretando "La zapatera prodigiosa" de Federico García
Lorca.
Foto: El meu avi

Margarida Xirgu protagonitzando "La zapatera prodigiosa".
Foto facilitada por Manuel Calzada.
La
trama es una mocita de 18 años que se casa con un zapatero cincuentón.
No hay hijos que bendigan el hogar. Ella es linda, mimosa, atolondrada, de frescos
colores y lengua suelta. El, malhumorado, gruñón, receloso. La sangre
le pide a la zapatera lo que el remendón no le da. Hay galanes en los sueños
de la mujer y fantasías en sus ojos. El marido estalla: ¡Ay, la fantasiosa!
Y ella responde: ¡Ay, el viejo pellejo! Estas trifulcas son la comidilla
del vecindario, del pueblecito andaluz donde las cosas ocurren. "Eso tiene
el casarse a tu edad -le dice el alcalde al zapatero-. A tu edad lo estaba de
cuatro, todas buenas mozas". En fin, el zapatero no puede aguantar más
y toma el portante, yéndose sabe Dios dónde a buscar la paz. Él
la abandona, ella abre una taberna a la que acuden don Mirlo y unos mozos que
se beben los vinos y los vientos por ella. Hasta el alcalde la corteja: "Conmigo
estarás como una reina, zapatera de mi alma". "No, gracias, de
zapatera no me muevo", contesta la hembra honesta, que con la ausencia del
marido lo va idealizando y queriendo como nunca lo quiso. Corre el tiempo y el
zapatero regresa disfrazado de coplero de crímenes y milagros. Convencido
el zapatero que su esposa le ha sido fiel, se quita el disfraz, y la farsa termina
con una tragicómica verdad: al verlo nuevamente a su vera, y con aire de
burla, la zapatera reacciona y arremete contra el pillo de su marido, y vuelve
a sentirse desgraciada, con aquel corremundos que Dios le ha dado. Es una farsa
en dos actos y un prólogo, con aire de romance popular. Federico quiso
compartir la zozobra del estreno como autor y actor. Hizo el papel del Autor,
que con una capa llena de estrellas salía a escena a decir el prólogo.
Según el autor: <<Es la lucha perpetua,... entre la fuerza de la
ilusión sentida hacia lo que huyó de nuestra mirada y la fuerza
de la realidad, la pobreza de la realidad, cuando nos vemos llegar a lo que perdimos
y por perdido encendió tanta ilusión... La maravilla de lo que creímos
que era, la vulgaridad de lo que es>>.

Representación
de "La zapatera prodigiosa".
Foto
Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García Lorca
Federico,
como tantas otras veces, pasó las navidades en Granada con su familia.
FEDERICO GARCÍA
LORCA 1931-1934
García Lorca
en enero de 1931 publicó en "La Revista de Occidente" algunos
poemas de "Poeta en Nueva York", a partir de su experiencia en EEUU,
donde vivió entre 1929 y 1930. Para Lorca la civilización moderna
y la naturaleza son incompatibles. Su visión de Nueva York es de pesadilla
y desolación, propia de un mal sueño. Para expresar la angustia
y el ansia de comunicación que lo embargaban, empleó las imágenes
visionarias del lenguaje surrealista, imágenes incoherentes, oníricas,
extrañas y enigmáticas, asociaciones libres y visiones delirantes.
Es decir, una técnica basada en lo ilógico, en lo no racional, para
expresar la realidad ilógica y absurda de una ciudad monstruosa que era,
no un lugar agradable de vida, sino un oscuro laberinto de la muerte. Su libertad
expresiva es máxima, aunque junto al verso libre se advierte el uso del
verso medido (octosílabo, endecasílabo y alejandrino). El poeta
vio en esta ciudad el ejemplo palpable de los aspectos más negativos y
sombríos de la civilización contemporánea; el poder del dinero,
la esclavitud del hombre por la máquina, las injusticias raciales, la ruptura
con la naturaleza, la suciedad, el materialismo, la soledad, la deshumanización,...
García Lorca eleva al personaje del negro y del judío al rango de
mito literario, como antes lo había hecho con los gitanos. Pocos críticos
y biógrafos han escrito sobre su vida en Nueva York, sin insistir en que
allí se sintió deprimido y aislado. Tal es, desde luego, el sentimiento
que desprenden sus poemas. Pero existe también una serie de cartas encantadoras
a su familia donde presentaba una imagen muy diferente. Estas cartas, con su visión
más risueña de la "ciudad más atrevida y más
moderna del mundo", hacen imposible una lectura autobiográfica de
"Poeta en Nueva York" y recuerdan que uno de los logros más admirables
de esta obra consiste en la creación de un protagonista trágico,
la "voz" de los poemas, que tiene propiedades, como dijo un crítico,
de "Prometeo, profeta y sacerdote". Sin duda, ese protagonista se relaciona
con la "persona" creada por Walt Whitman, a quien dedicó García
Lorca una "Oda" en su libro.
Porque a pesar de la discreción
con la que durante mucho tiempo sobrellevó su condición homosexual
-pidiendo a sus amigos que destruyeran las cartas o manuscritos comprometedores-
y el miedo a que su familia se percatara de su vida íntima -negando cuando
su padre se lo preguntó abiertamente-, buena parte de su producción
es una cruzada por la libertad sexual. Esa cruzada se manifiesta visiblemente
en su poema al "viejo hermoso Walt Whitman". El rótulo "maricón",
que con seguridad habría escuchado una y otra vez a lo largo de su vida,
desasosegaba posiblemente al poeta aún en 1930, cuando compuso la oda.
Por un lado, el poema beatifica a los homosexuales -a su entender- "dignos",
como el viejo Whitman, pero por otro destila veneno contra los afeminados, "los
maricas de las ciudades, de carne tumefacta y pensamiento inmundo.... ¡Maricas
de todo el mundo, asesinos de palomas! Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores".
Poco después de su vuelta de Nueva York y Cuba, en febrero de 1931, García
Lorca se buscó en Madrid un estudio en el número 72 de la calle
de Ayala. Fue su única casa privada en Madrid. En el mismo edificio vivía
Emilio Aladrén, el que fue uno de sus grandes amores. Nunca tuvo mucho
dinero y para su madre era un drama que viviera solo, aunque él aseguraba
en sus cartas, que siempre le invitaban a comer. El 16 de marzo García
Lorca da la conferencia "Un poeta en Nueva York" en la Residencia de
Señoritas de Madrid, una tercera visión de la ciudad, aparte de
la epistolar y la poética. Del conjunto de los tres textos -conferencia,
cartas, y, sobre todo, el libro de poemas- surge una visión penetrante
y memorable no sólo de la civilización norteamericana, sino de la
soledad y la angustia del hombre moderno.
En
el año 1931 Lorca había planeado el argumento de una obra de teatro
basándose, según el poeta, en un hecho real ocurrido en Andalucía:
Un muchacho estaba enamorado de su jaca y al enterarse el padre de la inclinación
sexual de su hijo, vendió la yegua y luego, al recuperarla de nuevo el
joven, la mató. Enloquecido por la muerte del animal, el muchacho asesinó
con un hacha a su progenitor. Federico se reía estentóreamente,
como hacía muchas veces por disimular la sincera cuanto conturbada inspiración
de sus obras más arriesgadas, comentando de antemano, con aquella plasticidad
característica de su conversación, el traslado imaginativo de la
rotundidad de ancas y larga crin de una yegua andaluza, en las caderas y la suelta
cabellera de la actriz posible. Y aún añadía su aspiración
a verla interpretada por cierta dama, si no ya muy joven, apta todavía
para encarnar las "buenas jacas" del teatro andaluz. Concretamente,
sólo le habló a Cipriano de Rivas Cherif de cómo veía
la escena primera, hablando el semental y la yegua de vientre, en el prado donde
pastaban al borde del camino que corría el hijo del amo, el caballero con
su potrilla. La vivísima descripción le recordó a Rivas Cherif
el magnífico poema "El coloquio de los centauros" de Rubén
Darío. En 1940, mientras Cipriano de Rivas Cherif estuvo encarcelado en
la Dirección General de Seguridad de Madrid, al haber sido secuestrado
en Francia por la Gestapo, a petición de la embajada de España en
París y entregado al gobierno franquista, Cipriano compuso de memoria el
poema "Romance de la bestia hermosa", basado sobre el tema inédito
"El hombre y la jaca" de Federico Garcia Lorca. De esta composición
dijo después el director de escena: "Está inspirado en la idea
de una comedia de que nos tenía hablado Federico a Margarita Xirgu y a
mí. Me parecía la idea -y así se lo dije a nuestro autor-
más adecuada a la expresión de un poema que a la propiamente representable
escénicamente. Aseguraba él que no era sino la transcripción
de un suceso real ocurrido en la sierra de Granada>>.
El "Poema
del cante jondo" se publicó en la editorial Ulises en el mes de junio
de 1931. Lo había comenzado en 1921 y lo terminó en 1923. Contiene
52 composiciones, en las que vuelve a presentar gitanos flamencos de las cuevas
y la Guardia Civil. El cante jondo, expresión popular del alma andaluza,
se ha convertido, estilizado cultamente, en la propia palabra de García
Lorca. La muerte es el tema obsesivo. Mediante la unidad temática, formal,
conceptual y la expresión de los sentimientos, debida en parte a su inspiración
folclórica, describe la lírica neopopulista de la Generación
del 27. En este libro, como en sus "Suites", García Lorca exploró
las posibilidades de la secuencia de poemas cortos. Sin llegar al pastiche, se
inspiró en la brevedad, intensidad y concentración temática
de las coplas del cante jondo, que habían sido para él toda una
revelación artística: "Causa extrañeza y maravilla cómo
el anónimo poeta del pueblo extractó en tres o cuatro versos toda
la rara complejidad de los más altos momentos sentimentales en la vida
del hombre".
El 19 de agosto de 1931, García Lorca terminó
en la Huerta de San Vicente la obra teatral "Así que pasen cinco años"
subtitulada "Leyenda del tiempo". Es una muestra experimental, un ensayo
de teatro surrealista. En ella, cierto joven aguarda los cinco años de
plazo pedidos por su novia. Cuando se cumplen, ella vive entretenida con otro
amante y rechaza al joven. Su secretaria, que le amaba, aprovecha la ocasión
para conquistarlo, pero, antes de aceptarlo, pide al joven que espere otros cinco
años. Éste muere en una partida de cartas contra tres jugadores.
La obra se centra en el tema del tiempo, por debajo del cual, late la muerte.
Una serie de símbolos: la muerte de un niño, de un gato... hasta
la del propio protagonista, recuerda esta obsesión del teatro lorquiano.
Proclamada la II República en abril de 1931, en noviembre del mismo
año Fernando de los Ríos -que fue Ministro de Instrucción
Pública- insinuó a Federico García Lorca y a Eduardo Ugarte
la organización del teatro estudiantil ambulante "La Barraca".
García Lorca fue nombrado director artístico; Eduardo Ugarte, director
adjunto; y Arturo Sáenz de la Calzada, presidente del comité directivo.
A partir del verano de 1932, García Lorca representó obras del teatro
clásico español en diversos pueblos de España. Durante su
estancia en Nueva York, mientras vivió en la Universidad de Columbia, Federico
había tenido la oportunidad de observar una vigorosa tradición de
teatro no profesional; de ahí, quizás, proviene la idea de dar un
nuevo impulso al teatro universitario que había florecido en España
siglos antes. El diplomático Carlos Morla Lynch, explicó así
como nació la idea: <<Muy entrada la noche irrumpe Federico en la
tertulia con impetuosidades de ventarrón... Se trata de una idea nueva
que ha surgido, con la violencia de una erupción, en su espíritu
en constante efervescencia. Concepción seductora de vastas proporciones:
construir una barraca -con capacidad para 400 personas-, con el fin de "salvar
al teatro español" y de ponerlo al alcance del pueblo. Se darán,
en el galpón, obras de Calderón de la Barca, de Lope de Vega, comedias
de Cervantes... Resurrección de la farándula ambulante de los tiempos
pasados... Aquí Federico se encumbra a las nubes. Llevaremos -dice- La
Barraca a todas las regiones de España; iremos a París, a América...,
al Japón...>>. El carro de Tespis sería un gran camión
cargado de muchachos y de someras bambalinas. Todos los actores eran alumnos universitarios
que dedicaban sus vacaciones a esta cruzada de buen amor. En la compañía
figuraban Isabelita García Lorca, una de las hermanas de Federico y Laura
de los Ríos. El uniforme que adoptó, como todos los muchachos, para
viajar y para los trajines previos a las funciones, era un mono de mecánico.
El Teatro Español Universitario inició su repertorio con obras cortas
-entremeses, pasos, églogas-, pero llegaría a poner en escena piezas
de mayor empeño, de los grandes autores del Siglo de Oro.

Federico García Lorca con mono de mecánico y bajo el cartel de "La
Barraca".
Foto Spanisharts
Dos
aspectos de la experiencia de Federico García Lorca con "La Barraca"
fueron decisivos para su carrera como dramaturgo: le permitió aprender
el oficio de director de escena y le expuso a un público nuevo, ajeno a
la "burguesía frívola y materializada" de Madrid. En sus
viajes por el campo soñó con representar el teatro clásico
ante "el pueblo más pueblo", un público "con camisa
de esparto frente a Hamlet, frente a las obras de Esquilo, frente a todo lo grande".
Estaba convencido de que "lo burgués está acabando con lo dramático
del teatro español... está echando abajo uno de los dos grandes
bloques que hay en la literatura dramática de todos los pueblos: el teatro
español". Esta nueva visión del público debió
de afectar profundamente el alcance que intentó dar a su propio teatro,
durante los últimos años de su vida.

Grupo
"La Barraca", en 1933. Federico García Lorca es el segundo de
la izquierda.
Foto colección
BBC Mundo
García Lorca
entre marzo y mayo de 1932 desarrolla una intensa labor como conferenciante a
instancias de los Comités de Cooperación Intelectual, organización
de carácter independiente. Escribió "Seis poemas gallegos"
por estas fechas. En julio "La Barraca" preparó su primera salida.
Previamente, se realizó un ensayo general del auto sacramental "La
vida es sueño", de Calderón de la Barca, en la Residencia de
Señoritas, de Madrid. La primera salida de "La Barraca" es a:
Burgo de Osma, San Leonardo, Vinuesa, Soria y Almazán. De vuelta en Madrid,
actuaron en la Residencia de Estudiantes. A finales de agosto, "La Barraca"
inició su segunda salida: La Coruña, Santiago de Compostela, Vigo,
Pontevedra, Villagarcía de Arosa, Ribadeo, Grado, Avilés, Oviedo
y Cangas de Onís.
Sus padres se trasladan en 1933 a Madrid, instalándose
primero en la calle General Arrando número 8 y después en Alcalá
número 102 (hoy 96). Una placa recuerda que allí vivió el
poeta entre 1933 y el 13 de julio de 1936, cuando salió para Granada para
no volver. El poeta ocupaba un piso de la séptima planta con amplios balcones
a la calle de Narváez. Razones económicas y de comodidad, parece
que son las que le empujaron a volver con sus progenitores, llegados desde Granada
para estar con él. Sin embargo, fueron estos los años del teatro
itinerante de "La Barraca", cuando Federico pasaba el tiempo viajando
por toda España. Isabel, una vecina del inmueble contó: <<Lorca
tenía fama de cursi, de raro, con un aspecto un poco miserable. Este era
un edificio de gente bien y él era un pobrecito maricuela>>. Ahora,
en lo que fue su casa, trabajan los empleados de la empresa de estudios de opinión
ECO y no queda ni rastro del poeta. No está ya ni el dintel de la puerta,
mellado por una bala en las revueltas de junio del 36 que casi le cuesta la vida:
<<Poco ha faltado para que me encontréis muerto>>, le dijo
a su amigo el pintor José Caballero, a la vez que le mostraba el agujero.
A lo que, según Santiago Ontañón, no llegó a acostumbrarse
nunca García Lorca fue al tráfico, como tantos otros madrileños:
<<Cruzaba las calles sin mirar, retrocediendo al centro de la calzada por
temor a los vehículos>> aseguraba el artista. Muchos de los paseos
de García Lorca fueron por Recoletos, y para disgusto de los madrileños,
le encantaba hablar a voces, aunque fuera ya de madrugada. Era allí donde
terminaban las manifestaciones republicanas. A la del 12 de abril de 1936 acudió
el poeta, que tuvo que huir en desbandada ante los disparos de la Guardia Civil.
Los recuerdos de García Lorca impregnan asimismo las paredes de "Los
Gabrieles", un discobar frecuentado ahora por jóvenes modernos. Su
ambiente andaluz, siempre con guitarras en movimiento y las tertulias con Sánchez
Mejías, atraían al granadino.
Sus amistades le convencieron de
que "Bodas de sangre" no debía estrenarla Margarita Xirgu. El
grupo de Ignacio Sánchez Mejías la rechazó, después
de serles leída por el autor. A continuación la Xirgu le pidió
que se la leyera, pero no quiso. Le recordó que también le había
leído a otras actrices "Mariana Pineda" y esa no fue razón
para que Margarita no la estrenara. Federico le dijo: <<No es lo mismo.
Ahora he cometido contigo una deslealtad...>>. Luego entregó la obra
a Eduardo Marquina, que dirigía la temporada de Pepita Díaz. El
8 de marzo de 1933 la compañía de Josefina Díaz de Artigas
estrenó, en el Teatro Beatriz de Madrid, su drama "Bodas de sangre",
con decorados de Santiago Ontañón y Manuel Fontanals. García
Lorca la considera primera parte de una trilogía que no llegaría
a completarse. Se inspiró en el titular del "ABC" del 25 de julio
de 1928 sobre un suceso en el pueblo de Níjar: el rapto de una novia en
el día de su boda por un antiguo amante. La venganza del novio se saldó
con la muerte de los dos hombres. Lorca recordaba la tragedia griega presentando,
en el tercer acto, un coro de leñadores, una luna y un desenlace sangriento,
que, recuerda "El caballero de Olmedo". La trama es dos familias que
se tienen un odio mortal, entre las que los cuchillos trazaron una frontera de
sangre, y dos miembros de ellas que, como animales en celo, condenan con su tremenda
rivalidad, su amor. La Novia había sido amante de uno de los hombres, Leonardo,
pese a tener ya hogar y mujer, rapta a la Novia. El hombre burlado los persigue
como una fiera. Hay una lucha a navajazos en el bosque y los dos rivales mueren.
Tres mujeres, la Novia, la Madre del Novio y la Viuda de Leonardo, claman su odio,
su desolación y su soledad en medio del coro elegíaco de las vecinas.

Federico
García Lorca rodeado de amigos, entre ellos Margarita Xirgu, Ignacio Sánchez
Mejías y miembros de la compañía Xirgu, como Isabel Pradas,
López Lagar y Enrique Álvarez Diosdado.
Foto
"García Lorca en Cataluña" Antonina Rodrigo
Tan
a lo serio tomaba García Lorca su misión social, casi apostólica,
de teatro con "La Barraca", que no bastándole el esfuerzo que
dedicaba, se asoció a las damas del Club Anfistora y en particular a Pura
de Maortua de Ucelay, otra gran animadora, para fundar y poner en marcha los Clubs
Teatrales de Cultura, lo que suponía activar la provinciana tradición
de las compañías locales de aficionados. En el mes de abril de 1933
el Club Teatral Anfistora, dirigido por Pura Ucelay, estrenó en el teatro
Español de Madrid "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su
jardín" y una nueva versión de "La zapatera prodigiosa".
García
Lorca inició una relación amorosa en mayo de 1933 con Rafael Rodríguez
Rapún, un muchacho matemático y estudiante de ingeniería,
que se incorporó como secretario a "La Barraca". Rodríguez
Rapún no sólo fue su pareja estable, sino también su amigo
inseparable. Compartieron cada instante del día y de la noche. En las giras
de "La Barraca" por los pueblos de España, se hospedaron en la
misma habitación, y cuando Pirandello lo invitó a Italia a un festival
de teatro, el poeta preguntó si en lugar de llevar a su esposa -como se
estilaba- podía llevar a su secretario. Finalmente el viaje no se produjo,
pero la relación entre Lorca y Rodríguez Rapún asumió
estatuto público, más allá de los confines de "La Barraca".
En los tres últimos años de la vida del poeta, ambos recorrieron
juntos el Madrid nocturno, la vida de los cafés, de las charlas, de las
conferencias, comidas y recitales de aquella bullente capital de la preguerra.
En junio asistió en Cádiz al estreno de "El amor brujo"
de Falla por La Argentinita, que volvió a representarse en en el Auditorium
de la Residencia de Estudiantes de Madrid. En agosto se publicó en Méjico
la primera edición de la "Oda a Walt Whitman", que luego pasó
a formar parte del libro "Poeta en Nueva York".
En la línea
de teatro irrepresentable terminó el 22 de agosto de 1933 "El Público",
un drama en cuadros. El superrealismo o surrealismo dificulta su interpretación,
pese a lo cual se reconocen temas y símbolos suyos: el Director se reúne
con un público de caballos, símbolo de la pasión. El Hombre
I le echa en cara su representación de "Romeo y Julieta" de Shakespeare
(Julieta será interpretada por un muchacho), que los demás Hombres
aplauden. Propone un teatro bajo la arena, frente a un teatro al aire libre. Se
sugieren amores homosexuales de Figuras o heterosexuales de un Centurión.
El Director defiende su concepto de teatro, frente al Hombre I, frente a los caballos
y a la propia Julieta, que desafía el desenfreno sexual de estos animales.
Un coro de estudiantes celebra la vida. Un personaje, Gonzalo, le dice al director,
mientras luchan: "Te amo delante de los otros, porque abomino de la máscara
y porque ya he conseguido arrancártela." La obra se cierra con la
discusión entre el Director y un Prestidigitador, cortado por una voz que
anuncia la llegada del Público. García Lorca manifestó su
voluntad de plasmar aquí los deseos del público, enmascarados en
símbolos y motivos inspirados por autores como Jean Cocteau, bien conocidos
por los iniciados en el teatro de vanguardia. "El público" es
de todas sus piezas teatrales, la que él más valoraba, y fue iniciada
su escritura durante su estadía en Nueva York en 1929 y 1930. García
Lorca la definió como una obra de "tema francamente homosexual",
única oportunidad, según se sabe, en la que pronunció la
palabra tabú refiriéndose a su obra. Confesaba sin ningún
tapujo que la pieza era irrepresentable, más que por su naturaleza osadamente
vanguardista, por su esencia escandalosa. "El público" y "Así
que pasen cinco años", sus dos obras más herméticas,
son una indagación en el hecho del teatro, la revolución y la homosexualidad
-la primera- y una exploración -la segunda- en la persona humana y en el
sentido del vivir.
El 29 de septiembre
de 1933 embarcó en Barcelona, acompañado del escenógrafo
Manuel Fontanals, a bordo del "Conte Grande" rumbo al Buenos Aires de
la Década Infame, para promover la puesta en escena de algunas de sus obras
por la compañía teatral de Lola Membrives y para dictar una serie
de conferencias y recitales. Arribaron a Buenos Aires el 13 de octubre. En julio
del mismo año Juan Reforzo, marido y empresario de Lola Membrives, ya le
había invitado a viajar a Buenos Aires. En octubre se hizo la reposición
de "Bodas de sangre" en el Teatro Avenida, por la compañía
de Lola Membrives con decorados de Jorge Larco. Alcanzó un sonado gran
éxito. En noviembre Lola Membrives estrenó también en el
Teatro Avenida la versión completa de "La zapatera prodigiosa".
García Lorca por estas fechas conoció a Pablo Neruda, viajó
a Montevideo donde pronunció varias conferencias y coincidió con
Díez-Canedo, entonces embajador de España en Uruguay.

Federico
García Lorca y Lola Membrives después del estreno de "Bodas
de sangre" en 1933, en Buenos Aires.
Foto
Patronato Municipal Huerta de San Vicente

Díez-Canedo y García Lorca en Montevideo,
el 30 de enero de 1934
Foto
Patronato Municipal Huerta de San Vicente
Durante
los seis meses que pasó en Buenos Aires y Montevideo, entre octubre de
1933 y marzo de 1934, García Lorca dirigió "Bodas de sangre"
y "La zapatera prodigiosa" en 1933 y "Mariana Pineda" que
se estrenó en enero de 1934, en el teatro Avenida de Buenos Aires, por
la compañía de Lola Membrives. En el mes de marzo se realizó
una función de títeres en el vestíbulo del teatro Avenida,
en la que se estrenó la farsa para guiñol el "Retablillo de
don Cristóbal". El manuscrito está fechado en 1934 en Buenos
Aires, y la inició en 1930. En la obra incorpora expresiones argentinas
y cita a algunos creadores latinoamericanos, contemporáneos suyos. Es una
vuelta al tema del marido cornudo y colérico, protagonizado por el rico
y bobo marido y la lujuriosa Rosita, guiada por su madre. En el mismo mes, en
el mismo teatro y aprovechando su experiencia con "La Barraca", se representó
una adaptación de "La dama boba" de Lope de Vega, "La niña
boba", con Eva Franco como primera actriz que atrajo a más de sesenta
mil personas. En cartas a su familia, expresó su asombro por el éxito
de estas obras y por su creciente popularidad entre el público bonaerense:
<<Buenos Aires tiene tres millones de habitantes; pero tantas, tantas fotografías
han salido en estos grandes diarios que soy popular y me conocen por las calles>>.
Su estancia triunfal en Buenos Aires y Montevideo constituyó una revelación:
el joven dramaturgo se dio cuenta de que su obra podía interesar a un vasto
público fuera de España; de que podía hacer carrera en el
teatro, y de que, como dramaturgo, no se quedaría nunca a merced de los
empresarios madrileños. Pero García Lorca trabajo muy duro, al extremo
que en enero de 1934 Lola Membrives, le encerró en un cuarto de hotel Carrasco
de Montevideo para que a marchas forzadas terminara "Yerma", la obra
que le había prometido para la siguiente temporada.

Elena
Cortesina y Federico García Lorca en Buenos Aires, en 1934
Foto
Patronato Municipal Huerta de San Vicente
Una crónica excelente del paso de García Lorca por Montevideo se describe en el siguiente articulo:
García Lorca en Montevideo, por Rubén Loza Aguerrebere
"Hace 80 años, por estas fechas visitó Montevideo el poeta Federico García Lorca. Llegó desde Buenos Aires, el 30 de enero de 1934, acompañado por Lola Membrives y su esposo, el empresario Juan Reforzo. Los aguardaban en el puerto, el embajador de España, Enrique Diez Canedo, el poeta Emilio Oribe, el novelista Enrique Amorín y José Mora Guarnido.Le llevaron entonces al Hotel Carrasco, donde se hospedó. Cuando llegó, se había estrenado "Bodas de sangre", y tenía la intención de terminar, aquí, "Yerma", de la cual había escrito los dos primeros actos. Federico ofreció tres conferencias en Montevideo (al término de la primera recitó su "Romance de la luna luna"), donde conoció a diversos intelectuales y tuvo una intensa actividad social. Su simpatía, su blanca sonrisa en el rostro aceitunado, seducía a todos. Juana de Ibarbourou recordaba un almuerzo en casa del Dr. Eduardo Rodríguez Larreta (uno de los fundadores de "El País"), y describía a García Lorca como "bellamente enfático". Y señalaba que "su llaneza constituía una dádiva". El poeta Alfredo Mario Ferreiro relató un viaje al balneario de Atlántida, con Federico, en el volumen inhallable de "Ediciones Ulises" (sin fecha), titulado "García Lorca en Montevideo". Hizo el viaje, con ellos, el novelista Enrique Amorín, pero no pudo acompañarlos el músico Luis Mondino. Al mediodía recogieron a García Lorca en el Hotel Carrasco, quien en su mesa de noche tenía los libros de Sarah Bollo. Federico vestía un pantalón blanco y blusa marinera. Partieron en auto. Versos, cantos y sonrisas, matizaron aquella jornada de playa, hasta las diez de la noche. Escribe Mario Ferreiro que Federico les dijo que él debía "Bodas de sangre", a Bach. Estas fueron sus palabras: "Ese tercer acto, eso de la luna, eso del bosque, eso de la muerte rondando, todo eso estaba en la Cantata de Bach, que yo tenía". También Federico les hizo esta confesión: "Yo lo hago, lo hago para que la gente me quiera; nada más que para que me quieran las gentes he hecho mi teatro, mis versos, y seguiré haciéndolos, porque preciso ese amor de todos". El poeta Carlos Sábat Ercasty, a su vez, me contó su encuentro con Federico. Dijo: "Nos habíamos intercambiado libros y retratos con Lorca. Cuando la Membrives dio la primera obra en Montevideo, iba yo por 18 de Julio y, al llegar al antiguo "Teatro 18 de Julio", vi a un hombre que reconocí en forma instantánea. Nos reconocimos. Le di la mano y le dije: "Tú eres García Lorca". Y él me respondió: "Y tú eres Sábat Ercasty". Luego me estrechó en un abrazo y dijo: "¡Pero entonces somos nosotros!". En la víspera de su partida, junto a varios de sus amigos uruguayos, García Lorca visitó la tumba de Rafael Barradas, y allí depositó una flor. Y el 16 de febrero de 1934, la visita del poeta llegó a su fin; por la tarde se embarcó hacia Buenos Aires en el vapor de la carrera. Muchísimos años después, estuvo aquí la hermana de Federico, Isabel García Lorca, a quien conocí. Conversamos y la acompañé al Museo de Agadu para que viera el ejemplar de "Primer Romancero Gitano", que allí se atesora, y que tiene un dibujo de Federico con una dedicatoria a Margarita Xirgu. Recuerdo que se tomó varias fotos allí; ellas están en este atractivo Museo. Tenía muy presente la visita de Federico a Montevideo.
Antes
de regresar a Buenos Aires, visitó la tumba de su amigo el pintor Rafael
Barradas. Antes de su partida, la compañía de Lola Membrives le
dio un homenaje con motivo de celebrar las 100 primeras representaciones en Buenos
Aires de "Bodas de sangre", que al final alcanzó más de
ciento cincuenta. Gracias a ello, García Lorca logró, por fin, su
independencia económica. Como el viaje a Cuba en 1930, el viaje a Argentina
le deparó una serie de amistades nuevas, entre ellas: los poetas Pablo
Neruda, Juana de Ibarbourou y Ricardo Molinari; el escritor mejicano Salvador
Novo, y el crítico Pablo Suero. La despedida del público de Buenos
Aires la realizó desde los micrófonos de Radio Stentor. El 27 de
marzo dejó Argentina a bordo del "Conte Biancamano", y atracó
en Barcelona el 11 de abril.

Lola Membrives y Federico García Lorca en
Buenos Aires, el 1934.
Foto Spanisharts

Federico
García Lorca en su despedida de Argentina, desde los micrófonos
de Radio Stentor.
Foto Spanisharts
De
vuelta a España, García Lorca es homenajeado por los miembros de
La Barraca y, poco después, por los de la Federación Universitaria
Española en el hotel Florida, donde se representó, en función
de títeres, el "Retablillo de don Cristóbal". El 11 de
agosto, Ignacio Sánchez Mejías es cogido por el toro mortalmente
en la plaza de toros de Manzanares. Viajó con "La Barraca" a
Santander y Palencia, en donde Miguel de Unamuno asistió a la representación
de "El burlador de Sevilla". A primeros de noviembre realizó
la primera lectura en Madrid, en casa de Morla Lynch, del "Llanto por Ignacio
Sánchez Mejías". Es, tal vez, la obra mas perfecta de García
Lorca. Se trata de una emocionada elegía, una de las mas hermosas de la
literatura española, por el torero amigo, muerto en la plaza de toros.
Es una síntesis del mundo poético lorquiano: los acentos populares
se combinan aquí magistralmente con los descubrimientos surrealistas de
"Poeta en Nueva York". La elegía, dividida en cuatro partes,
integra armoniosamente el mundo natural y los grandes símbolos míticos
del poeta con las imágenes discordantes de procedencia abstracta y un vocabulario
concreto fuertemente impregnado de ambiente rural y de corridas de toros. La componen
los poemas: "La cogida y la muerte", "La sangre derramada",
"Cuerpo presente" y "Alma ausente".
García Lorca
en el saloncillo del Teatro Español, durante el ensayo general de "La
novia de nieve" de Benavente, leía el 28 de noviembre de 1934 "Yerma"
a Rivas Cherif. Margarita Xirgu aprovechando sus mutis, entró varias veces
para ver la impresión que producía la obra que Federico le había
traído de Buenos Aires. A Rivas Cherif no le agradó mucho. "Yerma"
fue el lazo espiritual por el cual el poeta volvió a buscar la afectuosa
amistad de la actriz. En realidad, sólo el alejamiento físico los
había separado, ya que sus mutuos sentimientos se conservaban intactos.
Un año antes el 28 de septiembre de 1933 la Xirgu actuaba en el Teatro
Poliorama de las Rambles de Barcelona y apareció Lorca en su camerino.
Estaba de paso por Barcelona, a punto de embarcar rumbo a Montevideo, con el escenógrafo
Manuel Fontanals, gran admirador de Margarita. En la capital uruguaya iban a preparar
el montaje de "Bodas de sangre", en una representación única,
al aire libre, a cargo de la compañía de Lola Membrives. <<¡Tengo
una obra para tí!>> exclamó Lorca a modo de saludo. Federico
quería leerle dos actos que llevaba escritos de una nueva obra "Yerma".
<<No -le contestó la Xirgu- no quiero escuchar esos dos actos. Prefiero
que te marches sin leérmelos. En Buenos Aires tendrás un gran éxito.
Te pedirán esa obra, te verás comprometido a darla...>> Federico
contestó: <<No, Margarita, "Yerma" es para ti y sólo
para ti>>. Y lo cumplió.

Federico García Lorca y Margarita Xirgu vestida de Yerma.
Madrid, 1934.
Foto
Biografia Antonina Rodrigo

Dos de las grandes figuras juntas

Federico
García Lorca, Margarita Xirgu y Cipriano Rivas Cherif en el estreno de
"Yerma", Teatro Español de Madrid, 29 de diciembre de 1934.
Foto
colección BBC Mundo

foto cedida por Manuel Calzada

José
Caballero y Juan Antonio Morales: Carteles de Yerma 1934

Cuando
Margarita hubo leido totalmente la obra, comicamente le dijo a Federico: <<No.
No es verdad que pensaras en mí al escribirla. Era para la Membrives. Yo
no hago relinchar a un caballo>> refiriéndose al cuadro segundo en
la conversación de Yerma con la Vieja Pagana. Dicho papel lo realizó
Amalia Sánchez Ariño, Pedro López Lagar hizo el de Juan el
marido de Yerma, Enrique Álvarez Diosdado fue Víctor el pastor enamorado
y Enric Borràs hizo el papel de Macho. A última hora García
Lorca decidió que los decorados los hiciera Fontanals. La trama es sobre
la casada estéril que no se resigna a vivir sin hijos. La esposa llega
a saber que la savia de Juan, el marido, es como agua muerta. Acude a una conjuradora
llevando a su marido a una ermita, donde se celebran rituales para lograr la fertilidad.
Pero no claudica ante el inmortal deseo que canta en su sangre de mujer. Yerma,
angustiada y segura de que la flor de su ser no puede esperar de Juan la dulce
y pequeña vida a que tenía derecho, se defiende enloquecida contra
las caricias de él, y lo mata porque, seca y marchita, es tierra que no
soporta la ofensa de un riego inútil. Pero al matar, su pureza de mujer
honrada se eleva a la sublimidad, pues sabe que con su virtud y su crimen ha pagado
definitivamente la esperanza de un hijo. Los coros de esta obra se reparten entre
vecinas y lavanderas, que comentan la situación de Yerma, y las máscaras
que cumplen los ritos de la romería.

Federico García Lorca y Margarita Xirgu intérprete de "Yerma",
mirando el retrato de la actriz María Guerrero

Lorca y Xirgu homenaje a Maria Guerrero

Poesía dedicada por Federico a Margarita Xirgu entregada, con una rosa,
al despedirse el verano de 1935
Un
clima similar al estreno de "Mariana Pineda" se vivió en los
días previos al estreno de "Yerma". Localidades agotadas mientras
circulaba el rumor de un atentado, la noche del estreno contra Federico y Margarita.
La ultra derecha tenía cuentas que cobrarle. Federico declaró a
la prensa: <<Yo siempre seré partidario de los que no tienen nada
y hasta la tranquilidad de esa nada se les niega>>. Mientras pronunciaba
estas palabras, "Yerma" era atacada por la prensa de derechas como obra
"inmoral" y "pornográfica". No se apocó García
Lorca. Insistió en la autoridad oral y estética que debían
compartir el dramaturgo y los actores, y esperaba <<luchar para seguir conservando
la independencia que me salva... Para calumnias, horrores y sambenitos que empiecen
a colgar sobre mi cuerpo, tengo una lluvia de risas de campesino para mi uso particular>>.
El ambiente de Madrid, en estos días, se había vuelto cada vez más
intolerante y violento: España parecía irremediablemente abocada
a una guerra civil.

Margarita Xirgu, Federico García Lorca y Enric Borràs.
Foto
colección Fundación Federico García Lorca
El
sábado 29 de diciembre de 1934 se estrena "Yerma" en el Teatro
Español de Madrid por la Compañía de Margarita Xirgu. Nada
más alzarse el telón se oyeron gritos contra Margarita. El día
anterior la Xirgu había ofrecido hospitalidad en su casa de Badalona, a
Manuel Azaña a la salida de la cárcel. Los alborotadores fueron
expulsados de la sala. Al terminar la obra el teatro se venía abajo, fue
una auténtica apoteosis el entusiamo del público. El poeta tuvo
que salir al escenario. Margarita Xirgu tan dueña de sí misma en
cada momento, ocultaba su rostro entre las manos: lloraba sostenida por Federico
García Lorca. El poeta se adelantó y pidió un aplauso para
ella, para ella sola. Cuando el telón cayó por última vez.
Federico besó una y otra vez las manos de su intérprete, mientras
le decía:
-Tu mano me sacó a escena por primera vez... Tú
me diste la mano entonces y sigues dándomela...
-Ahora yo te la doy
a ti -le contestó Margarita-; cuando yo sea vieja, tú me la darás
a mí. Pero hasta entonces me escribirás muchas comedias.
Durante
meses "Yerma" fue discutida. Tanto, que a las dos semanas de su estreno
se habló incluso de prohibirla por blasfemia e inmoralidad.

Margarida
Xirgu interpretando"Yerma" en 1934.
Foto
La Vanguardia Española.


Margarida Xirgu y Pedro López Lagar en "Yerma".
Foto colección Fundación Federico García Lorca

Margarita
Xirgu en Yerma
Les fotos han sido extraídas
de "Margarita Xirgu y su teatro" de Antonina
Rodrigo.

Margarida
Xirgu en Yerma de García Lorca en el Teatro Español 1934

Yerma"
en 1934
archivo Antonio y Ramon Clapés


Decorado
de "Yerma".
Foto
Bermemar
"Bodas de sangre"
y "Yerma" sus dos primeras tragedias de ambiente campesino andaluz,
integran realismo, lirismo y simbolismo, música, canto y pasión.
La primera es la tragedia del amor imposible por las estructuras sociales; la
segunda es el drama de la mujer sin hijos que se siente vacía e inútil.
Mientras tanto García Lorca frecuentaba las tertulias madrileñas
de la época, como la de la "Ballena Alegre", en los sótanos
del café "Lyon", la de la "Cervecería de Correos",
en la calle de Alcalá, o las de las terrazas del "Chiki-Kutz"
o del "Café Gijón", en el Paseo de Recoletos.

Federico
García Lorca, Pura Ucelay y Ramon María del Valle-Inclán
en el estreno de "Yerma".
Foto Patronato
Municipal Huerta de San Vicente
FEDERICO
GARCÍA LORCA 1935-1936
Las
ediciones de la revista "Cruz y Raya", al cuidado de José Bergamín,
publicaron en 1935 "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías".
La elegía de incontenible dolor y emoción, que actuó de homenaje
al torero sevillano, que tanto apoyó a los poetas de la Generación
del 27. Se reestrenó "La zapatera prodigiosa", en versión
ampliada de la farsa convertida en ballet, en el Coliseum de Madrid por la compañía
de Lola Membrives. Un día en que Margarita Xirgu acudió al teatro
a ver la nueva interpretación de su entrañable zapaterita, tuvo
lugar el incidente Xirgu-Meller, que tanto aireó la prensa. El maestro
Guerrero presentó en un entreacto a la actriz y a la cupletista y la célebre
intérprete de "El relicario" se negó a dar la mano a Margarita,
correspondiendo a su saludo con un exabrupto y volviéndole la espalda a
la actriz, por republicana.

Ejemplar de "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías"
dedicado a Margarita Xirgu.
Archivo
familiar Jordi Rius Xirgu
El
31 de enero de 1935 le llegó a Margarita Xirgu la siguiente petición:
"Los compañeros que se hallan trabajando a las mismas horas en que
usted representa "Yerma" de García Lorca, saben por muy diversas
referencias que este poema destaca, indiscutiblemente, de nuestra contemporánea
producción. Por ello, ¿sería mucho pedir a su ilustre compañera
Margarita Xirgu nos dedicara, a costa de su personal esfuerzo, una representación
a hora no intempestiva?". Dos dias después, a las dos de la madrugada,
se celebra en el Teatro Español de Madrid una función especial de
"Yerma". El teatro se llenó de actores, actrices, autores, escritores,
críticos, entre otra gente del mundo de la farándula. Al subir el
telón estalla una gran ovación, que feu prolongándose durante
toda la representación. Después del segundo acto, Federico García
Lorca lee unas cuartillas combativas, en las que define la pobreza del pueblo
que no sabe apreciar la escuela y la tribuna libre del teatro. El poeta había
hecho reservar un palco para las actrices veteranas, célebres y menos célebres
que se abanicaban furiosamente recordando sus glorias pasadas. Con ternura y galantería
les dice: "Gracias también a vosotras, por lo que os debemos; a vosotras
que habéis seguido siendo grandes y bellas. Yo no hablo esta noche como
autor ni como poeta, ni como estudiante sencillo del rico panorama de la vida
del hombre, sino como ardiente apasionado del teatro de acción social.
El teatro es uno de los más expresivos instrumentos para la edificación
de un país, y el barómetro que marca su grandeza o su descenso.
Un teatro sensible y bien orientado en todas las ramas, desde la tragedia al vodevil,
puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado,
donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer
a una nación entera. El teatro es una escuela de llanto y de risa y una
tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equivocadas
y explicar con ejemplos vivos, normas eternas del corazón y del sentimiento
del hombre...". La noche del 2 de febrero se emplazó como homenaje,
a amigos y simpatizantes de la Xirgu y de Lorca, a una nueva representación
de "Yerma". Firmaban la invitación: Pura Ucelay, la Argentinita,
Ramón del Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Alejandro
Casona, Victorio Macho, Adolfo Salazar, Díez-Canedo,... El dia de la representación,
Manuel Azaña le impuso a Margarita la insignia del Orden de la República:
la Cruz de Isabel la Católica. El 12 de Marzo, y con motivo de las 100
representaciones de "Yerma", García Lorca recitó en el
Teatro Español de Madrid el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez
Mejías".El 12 de Marzo, y con motivo de las 100 representaciones de
"Yerma", García Lorca recitó en el Teatro Español
de Madrid el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías".
El 23 de marzo de 1935 Margarita Xirgu puso en escena "Fuenteovejuna"
en el tricentenario de Lope de Vega. Federico García Lorca supervisó
la realización escénica y la indumentaria, Rivas Cherif realizó
la nueva versión escénica y Sigfredo Burmann fue el escenógrafo
de la obra. En uno de los ensayos Margarita cambió la palabra "maricones"
del texto de la ultrajada Laurencia. Federico, al advertirlo, se fue hacia ella
indignado:
-No puedo tolerar que alteres el texto de Lope.
-Yo procuraré
justificar el cambio- le dijo la Xirgu.
-Si no respetas lo que Lope ha escrito,
no vendré a verte "Fuenteovejuna".
-Si lo dices tal como
yo te lo indico, verás cómo el público no se asusta ni protesta.
Y así ocurrió!.

Federico García Lorca en el jardín
de la Huerta de San Vicente, en 1935
foto Fundación
García Lorca

Federico García Lorca, Margarita Xirgu y Cipriano Rivas-Chérif

Margarita Xirgu, Enrique Borrás, Julián Besteiro, Cipriano Rivas-Chérif y María Sparza
Amelia
de la Torre pasaba los veranos en San Rafael con su familia. Una mañana
de junio de 1935 había salido cuando, de manera improvisada, llegó
García Lorca buscándola. Se dirigía al Parador de Gredos,
donde descansaba la Xirgu, y quería presentarsela. Cuand Amelia regresó
a su casa, le informaron de la visita de Federico y creyó haber perdido
la mejor oportunidad de su vida. Pero al atardecer regresó el poeta dándole
la buena nueva: la Xirgu la aceptaba como dama joven en su compañía.
Federico dijo que era molt ronconquélica (un invento del poeta). Así
es como debutó en la compañía Xirgu, en el papel de Nise
en "La dama boba" de Lope de Vega. En el mirador del parador Lorca leyó
a Margarita Xirgu su poema dramático dedicado a las flores "Doña
Rosita la soltera o el lenguaje de las flores"

Terraza
del Parador de Gredos. De izquierda a derecha: Miguel Ortín, Josep Arnall,
Federico, Margarita y Cipriano Rivas Cherif.
Foto
"García Lorca en Cataluña" Antonina Rodrigo

García Lorca y Margarita Xirgu. Terrassa del Parador de Gredos.
foto casa Federico Lorca, Granada

Dedicatoria
de Federico García Lorca en el libro de firmas de Margarita Xirgu Rico.
Archivo familiar Prats Prat
El
2 de agosto la compañía Xirgu-Borràs representó "La
dama boba" de Lope de Vega en versión de García Lorca, en un
gran festival, en el Teatro de la Chopera del Retiro de Madrid. Al poeta se debía
también, el montaje de "Peribáñez y el Comendador de
Ocaña" para Pura Ucelay. El 24 de agosto de 1935 tenía lugar
en la plaza del pueblo de Fuenteovejuna, la representación de la obra de
Lope de Vega del mismo nombre "Fuenteovejuna". Cuando Margarita y Federico
supieron que las autoridades habían encarcelado a un anarquista por temor
que se contagiara del espíritu de la obra, se negaron a actuar mientras
aquel hombre no estuviera en libertad, por lo que el alcalde se apresuró
a largar al preso inmediatamente. El gesto de la Xirgu y de Lorca se extendió
veloz por el vecindario. Acabada la representación, el público,
inesperadamente, se precipitó en masa al escenario. Federico, al principio,
al ver aquel enfervorizado oleaje humano que los atropellaba, temió que
el pueblo enardecido por las voces de "Fuenteovejuna, todos a una!"
quisieran linchar a a los caciques y a los actores que hacían el papel
de malos.Fueron momentos de auténtico desconcierto, hasta que comprendieron
que el pueblo pretendía demostrarle su gratitud por la libertad del anarquista.
Margarita Xirgu debutó en el
Teatro Barcelona con "La dama boba" el 10 de septiembre. García
Lorca se dispuso a vivir una larga temporada en Barcelona, allojandose en la casa
de Margarida Xirgu a Badalona, en la calle Santa Madrona 118, donde dio conferencias
y asistió a las representaciones. El 17 de septiembre Margarita Xirgu presentó
al público barcelonés "Yerma", precedida de una aureola
de escándalo. El éxito fue clamoroso. Tras repetidas caidas de telón,
García Lorca se adelantó al proscenio y dijo: <<Mi bautismo
de sangre en el teatro lo tuve en Barcelona con "Mariana Pineda", pero
a quien tengo que estar siempre agradecido es a Margarita, que estrenó
aquella obra, y porque sin ella no hubiera sido posible llevar a escena "Yerma">>.

Full
volant de l'estrena de "Yerma" en el Teatre Barcelona.
Foto
Fundación Federico García Lorca.

Programa de l'estrena de "Yerma" al Ateneu Igualadí de la Classe
Obrera, el 21 de novembre de 1935.

Margarita
Xirgu protagonista de "La dama boba" de Lope de Vega en Madrid.
Fondo
Antonio y Ramon Clapés

Carles
Pi i Sunyer, Margarita Xirgu intérprete de "La dama boba" y Joan
Puig i Ferrater en 1935.
Foto
Biografía Antonina Rodrigo

Reparto
de obras representadas por la Compañia Margarida Xirgu el 1935.
Arxivo
Antonio y Ramon Clapés
Con
motivo del primer aniversario de la Revolución de Asturias, el 6 de octubre
de 1935, la sección de Literatura y Bellas Artes del Ateneo Enciclopédico
Popular, en colaboración con otros Ateneos de Barcelona, organizó
una conferencia-recital de Federico García Lorca, con la participación
de Margarita Xirgu, presidenta honoraria de la citada entidad cultural, en el
Teatro Barcelona. Cuando el poeta terminó su recital apareció en
el escenario Margarita Xirgu, vestida con los colores republicanos y recitó
"Llanto por Ignacio Sánchez Mejías". A la salida del acto
le preguntaron a Lorca si estaba contento con el éxito obtenido y contestó:
<<¡Contentísimo! Nunca había encontrado un público
tan inteligente para mi poesía. ¡Estoy admirado de su gran sensibilidad!>>.
El 9 de octubre se repitió la conferencia-recital en el Instituto de Acción
Social Universitaria de Cataluya, una residencia de estudiantes, organizada por
la Escuela de Enfermeras de la Generalitat de Catalunya.
En
el Teatro Stadium, antiguo estudio del pintor Luis Masriera, el 15 de octubre
Lorca ofreció una lectura privada de "Doña Rosita la Soltera
o el lenguaje de las flores". No pasaba de ser un propósito teatral
surgido al calor de una charla con José Moreno Villa, que le proporcionó
el tema al hablarle de la rosa mutábile y del lenguaje de las flores. Pero
hasta el verano no daría el toque final a esta pieza. García Lorca
rumiaba los asuntos durante varios años y luego los pasaba a cuartillas
en unas semanas, como hizo con "Bodas de Sangre", fruto de una noticia
de la prensa. La tarde de la lectura el poeta se presentó vistiendo el
mono azul de mecánico, el uniforme de "La Barraca". Al terminar
la lectura del primer acto, Margarita le dijo:
-Mira , Federico, esto no es
para mí. Tu Rosita es una niña... ¿Cómo voy a hacer
yo eso?.
-No te preucupes. Sigue escuchando, y si no te gusta, ya la estrenará
Loreto- refiriéndose a Loreto Prado la actriz cómica especializada
en papeles de niños.
En efecto cuando terminó la lectura Margarita
estaba entusiasmada y de mutuo acuerdo fijaron la fecha del estreno.
El
19 de octubre el Lyceum Club de Barcelona ofreció un homenaje en el "Café
de las Rambles" a Margarita Xirgu y le acompañó García
Lorca, como lo atestigua la foto.

Homenaje
en el Lyceum Club a Margarita Xirgu, a su lado Federico García Lorca.
Foto "García Lorca en Cataluña"
Antonina Rodrigo
La
compañía de Margarita Xirgu debuta de nuevo el 22 de noviembre,
en el Teatro Principal Palace de Barcelona, frente a la estatua de Frederic Soler,
Serafí Pitarra, el fundador del teatro catalán. La obra representada
es "Bodas de sangre". José Caballero fue el autor de los bocetos
y los figurines, que fueron realizados en los talleres Burmann. La música
de escena la eligió Lorca y él mismo las acompañó
al piano junto con los coros de José Jordá. El éxito fue
inarrable. El día antes del "estreno" García Lorca declaró:
<<Se trata de un verdadero estreno. Ahora se representará íntegra.
Imaginaos que ya han colocado en los carteles el nombre real con el que había
bautizado la obra: "Tragedia". Las compañías bautizan
las obras como dramas. No se atreven a poner "tragedias". Yo, afortunadamente,
he topado con una actriz inteligente como Margarita Xirgu, que bautiza las obras
con el nombre que deben bautizarse.

Telegrama de Margarita Xirguy Federico García Lorca a José Caballero reclamando los decorados de "Bodas de sangre".
Foto Víctor Fernández
Con la madre de "Bodas de sangre"
incorporó la Xirgu a su repertorio una de sus grandes heroínas.
La actriz dio a su personaje ese aire hierático, amargo, cargado de reminiscencias
trágicas que conforman la pena inmensa de esta madre mortificada tan pobre,
que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios.

Representación
de "Bodas de sangre". En primer plano: Margarita Xirgu, Amelia de la
Torre, Isabel Pradas, Amalia Sánchez Ariño, Pedro López Lagar,
Enrique A. Diosdado y Alberto Contreras.
Foto
fondo privado Antonina Rodrigo


"Bodas de sangre"


Representación de "Bodas de sangre".
Colección
Fundación Federico García Lorca

García
Lorca asistió a la representación de "Yerma" en Valencia,
en donde escribió varios de los sonetos que fueron conocidos como "Sonetos
del amor oscuro", que cierran su obra poética. Son una serie de once
poemas escritos entre 1935 y 1936, pero inconclusos e inéditos hasta 1984.
El 10 de diciembre se trasladó a Madrid para supervisar la puesta en escena
de "El caballero de Olmedo" por "La Barraca". Margarita Xirgu
y Federico García Lorca polarizaron en Barcelona una nutrida tertulia,
que se reunía en el camerino de la actriz. Entre los más asiduos
contertulios se encontraban Grau Sala, Ignasi Agustí, Tomás Garcés,
Lluís Capdevila, Joan Alavedra, Joan Teixidor, Rafael de León, Carles
Sindreu, Maurici Torra-Balari, Josep María Prim, José Miguel Serrano,
Pere Pruna, Carlos Sentís,... El pintor Grau Sala dijo al respecto: <<Cada
noche estábamos allí como clavos. En aquella tertulia fue donde
nació la idea de que yo hiciera el cartel de Doña Rosita. Me fui
a casa de Ana María y Gustavo Gili, entonces recién casados, me
senté ante una mesa y no salí de allí hasta haber terminado
el cartel... Federico, que algunas veces me acompañaba a su casa, se extasiaba
ante la belleza de Ana María y la colmaba de requiebros andaluces, y ella,
ruborizada, se reía>>. El recuerdo de los días que precedieron
al estreno, permanecieron vivos en la memoria de la Xirgu: <<Tuve la impresión
de que Federico se incorporaba a mi vida. Era como si, desde aquel día
en que le conocí en el Ritz de Madrid, se hubiera ido acercando a mí,
en un camino que tuvo algún zigzagueo, pero que se acabó por acortarse
completamente. Ya no había camino entre él y yo en el terreno del
arte... Marchábamos juntos>>
Cartel
de Emili Grau Sala y autógrafo de Margarita Xirgu del programa de mano
de "Doña Rosita la soltera".
Institut
del Teatre de Barcelona y Fondo Antonina Rodrigo

Cartel
de Emili Grau Sala
foto Balclis

Poema de Federico García Lorca
dedicado a Margarita Xirgu.
Foto
fondo Antonina Rodrigo

Federico, Margarita vestida de Doña Rosita y Cipriano.
Colección
Fundación Federico García Lorca


Representación de Doña Rosita, la soltera, de Lorca

Federico
García Lorca y Margarita Xirgu intérprete de "Doña Rosita
la soltera".
Colección
Fundación Federico García Lorca
El
12 de diciembre Margarita Xirgu estrenó, en el Teatro Principal Palace
de Barcelona, "Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores".
En las localidades altas se agitaban todos los "calés" del distrito
quinto. Los flamencos se habían ido al teatro. El fervor con que los espectadores
siguieron la representación se rubricó con frenéticas ovaciones
que obligaron a García Lorca a salir al proscenio una y otra vez. Es una
magnífica pieza en tono menor de comedia burguesa, sobre el amor frustrado.
Federico escribió que era el drama de "la cursilería y la mojigatería
española, del ansia de gozar que las mujeres han de reprimir por fuerza,
en lo mas hondo de su entraña enfervercida". La trama del poema dramático
del novecientos dividido en cuatro jardines, con escenas de canto y baile es que
doña Rosita, la novia provinciana, avanza paso a paso por los años
sin besos hacia la edad patética de frustración de la solterona.
Rosita ve consumirse su vida por fidelidad hacia su primo, que anuncia el matrimonio
por poderes desde América, pero engaña a Rosita. Ésta asume
con dignidad su drama y acepta sin amargura su situación. Todo va pasando
a su alrededor. Su tío, un alma de Dios, siempre al cuidado de las rosas
de su invernadero, fallece y sus queridas plantas habrán de morir también
cuando la casa, venida a menos, sea abandonada por la Tía, Doña
Rosita y el Ama.

Margarita
Xirgu protagonitzando "Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las
flores".
Foto cedida per Marçal
Font i Espí

Margarita Xirgu vestida de Doña Rosita y Federico
García Lorca.
Foto CIDDAE
Teatro Solís

Temporada
1935-1936 de la Compañia Margarida Xirgu al Teatro Principal Palace de
Barcelona
Archivo Antonio y Ramon Clapés

El
13 de diciembre de 1935 al día siguiente del estreno de "Doña
Rosita la solterasoltera o el lenguaje de las flores" de Federico García
Lorca en el Teatro Principal Palace de Barcelona, Margarita Xirgu ofreció
un banquete a los críticos catalanes y castellanos en el Restaurante Miramar
en Montjuic. La actriz y Rivas Cherif creían que la labor del crítico
era primordial para la comunicación con el público. Junto a Margarita
y Federico se sentaron: Alberto Marín Alcalde de "Ahora", Prudenci
Bertrana de "La Voz de Catalunya", Cruz Salido de "Política",
Lluís Capdevila de "La Humanidad", Luis Góngora de "La
Noche", Antonio Espina de "El Sol", González
Olmedilla de "El Heraldo de Madrid", Antonio de Obregón de "El
Diario de Madrid", Emilio Tintorero de "Las Noticias", AvelinoArtís
-todavía no era Sempronio- de "Última Hora", Eduardo Haro
de "La Libertad", Ignasi Agustí de "El Instante", Serra
Encrespo de "El Diluvio", Sánchez Boxà de "El Día
Gráfico", María Luz Morales de "La Vanguardia", Carles
Soldevila, Josep Maria deSagarra, las señoritas García Lorca y Alemany,
Jaume Pahissa, Rivas Cherif, Francisco (Paco) García Lorca, Miguel Ortín,
Isaac Pacheco, Rafael Moragas, Josep Arnall, Joan Alavedra, Ernest Guasp, Planas
Solsona, FedericoElizalde, Luis Alemany,... Aunque el restaurante estaba muy destemplado
-no faltó quien comió con el abrigo puesto-, el ambiente era de
ferviente cordialidad, y a los postres hubo torneo oratori por parte de Pahissa,
Sagarra,Olmedilla, Espina y Rivas Cherif, quien elogiaron la labor y el arte de
la actriz y el teatro de García Lorca. hubo un recuerdo solidario para
los presos de la Generalitat encarcelados en el penalti del Puerto de Santa Maria.
Rivas Cherif manifestó también que tanto Margarita Xirgu como la
empresa, tenían el firme propósito de llevar a cabo una campaña
sostenida de teatro catalán. La actriz le había pedido a Sagarra
que le escribiera una obra y el dramaturgo le prometió públicamente:
<que lo escribiré>>. El 19 de diciembre de 1935 García
Lorca dio una conferencia musical al auditorio del Casal del Médico, a
la Vía Laietana de Barcelona. La conferencia fue titulada por su autor
"Como canta una ciudad (Granada) de noviembre a noviembre" y para acabar
la conferencia-concierto Lorca ofreció la primicia de los poemas "Casidas"
y "Gacelas", de su obra inédita "Diván del Tamarit".
AL acabar el acto, Lorca y un grupo de amigos fueron al camerino de Margarita
Xirgu al Principal Palace. La actriz sentía no haber podido asistir al
recital y Federico le dijo: apuras, Margarita. En terminar tú la función
de esta noche, palabra queyo té recito íntegra la conferencia que
acabo de dar, y contigo invito a toda la compañía, así como
a cuantos quieran volverme a oír>>. Entre los que asistían
a este diálogo estaba Xavier Regàs. Su padre era el propietario
del Restaurante de la Estación de Francia, donde había una gran
sala graciosamente dividida por cristaleras de colores de relieve, pintadas por
los mejores artistas catalanes del momento -Calsina, Humbert, Togores, Mompou,
Serrano,...- y unos biombos decorados por Grau Sala, que también había
hecho la portada del programa de mano de "Doña Rosita la solterasoltera".
Xavier Regàs ofreció a Federico aquella espaciosa sala, donde había
un piano porque repitiera su conferencia-musical. Al filo de la media noche acuden
a la cita, lasmanoles, las solterones, las ayoles, y otras huestes histriòniques.
Al grupo inicial se habían sumado amigos, conocidos y admiradores, algo
más de medio centenar de personas entre las cuales se encontraban: Juan
Tejedor, Carles Sindreu, Ignasi Agustí, Joan Alavedra, Grau Sala, Mario
Verdaguer, Rafael Moragas, Josep Maria de Sagarra, Alexandre Vilalta, Joaquím
Ventallò, Luis Góngora, Carles Soldevila, Carlos Mir Amorós,
Joan Puig y Ferrater, Jaume Pahissa, Just Cabot, José María Delgado,
Luis Elías, Mauricio Torras-Balari, Màrius Gifreda, Joan Tomàs,
Llevarán y Reynals, Tomás Garcés, José María
Planas, Joaquín Montaner,... Los Regàs ofrecieron un pica pica a
los asistentes. Tras el ágape que discurrió en una atmósfera
jovial, Federico, al piano transportó al improvisado auditorio a aquella
soñada Granada de su retenida niñez, que le dio su luz y que le
abrió la vena de su secreto lírico. Después fue el gran pianista
barcelonés Alexandre Vilalta el que se sentó al piano e interpretó
a Albéniz y a Falla. La alegría se hizo sonora cuando Josep Maria
de Sagarra empezó a desgranar sus poesías jocosas, en las cuales
trazaba ingeniosas imágenes que a Federico le hacían estallar aquella
risa suya tan recordado por sus amigos. Y en aquel caldeado mbiente, el poeta
catalán decidió dar a conocer la "Balada de Fray Rupert".
Acompañado de Rivas Cherif va ir a lo suyo casa de la Bonanova, por coger
el original. En la sala del restaurante de la estación, unos biombos chinos
ponían una nota alegre y íntima. En pos de un de ellos se ocultó
la Xirgu por darle tono a la célebre balada anticlerical. Tras la fugaz
lectura, Margarita se subió a una silla a manera de púlpito, y la
declamó con un vigor y tal temblor que parecía estar recitando "Medea".
Cuando acabó de recitar, Federico cogió a la actriz en brazos y
le dijo: <<Qué grande eras, Margarita!. Con una actriz como tú
y un poeta como Sagarra, la lengua catalana no morirá nunca>>. Finalmente
García Lorca, Sagarra y Rivas Cherif improvisaron parodias de discursos
de Eduardo Marquina que hicieron tronchar de risa a los asistentes al acto, que
se despidieron al amanecer.

Banquet
ofert per Margarida Xirgu als crítics en el restaurant Miramar. Federico
està amb la seva germana Isabel.
Foto
Fundación Federico García Lorca.

Margarita
Xirgu en "Doña Rosita la soltera"
Desde
el estreno de "Doña Rosita la soltera" de Lorca, el 12 de diciembre
de 1935 al Teatro Principal Palace de Barcelona, Margarita Xirgu recibía
diariamente un ramo de flores sin tarjeta ni remitente. Se trataba de un obsequio
de las floristes de las Ramblas. La Xirgu y Lorca a delante de aquel gesto tan
exquisito, quisieron dedicar una función extraordinaria a aquellas mujeres
de "risa franca y manos mojadas donde tiembla de cuando en cuando el diminuto
rubí causado miedo la espina". El día 22 de diciembre se hizo
el homenaje, Lorca dedicaría el acto y desprendido de la representación
la Xirgu recitaría el "Canto a las Ramblas de las Flores" de
Josep Maria de Sagarra.

García
Lorca, Margarita Xirgu y Josep Mª. de Sagarra en la presentación de
"Doña Rosita la Soltera" de Lorca al Teatro Principal Palace
de Barcelona, el 12 diciembre 1935.
Foto
Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García Lorca

Emisiones de Radio Associación de Catalunya, 11 de setembre de 1935

Margarita
Xirgu en" Doña Rosita la Soltera" 1935
Pocos
días antes, el 18 de diciembre, se anunciaba el banquete-homenajeo a García
Lorca al Majestic Hotel Inglaterra, por el éxito de "Yerma",
"Bodas de Sangre" y "Doña Rosita la solterasoltera".
Firmaban la convocatoria Carles Soldevila, Josep Maria de Sagarra, Joan Puig y
Ferrater y María Luz Morales.
El encanto de Lorca tenía el don
de disipar prejuicios e inquietudes con una gota de gracia e ingenio. Una noche,
Margarita iba a entrar en escena. El generoso escote que lucía la obligaba
a desprenderse de sus medallas, que dejó encima del tocador. García
Lorca, que estaba junto a ella, observó el gesto de la actriz y besando
las medallas, una tras otra, le dijo: <<Bien, ya puedes entrar en escena
sin miedo alguno. Tus virgencitas no son tan rigurosas como la Macarena en persona,
descuida>> Y de pronto, acordándose de que Margarita era catalana,
se apresuró a rectificar: <<Bueno, he querido decir la Moreneta>>
Margarita había entrado por la puerta grande en la intimidad de Federico.
Su amistad adquirió perfiles entrañables. La admiración era
recíproca y no sólo la artística, sino también humana.
La generosidad y la dignidad de la actriz maravillaban al poeta. Los últimos
días de diciembre de 1935 y primeros del año 1936, Federico se alojó
en la casa de Badalona de Margarita. Mi madre Roser Xirgu Rico me contaba que
nuestra tia le hacía mascarillas faciales en el baño a Federico.
Lo trataba mejor que a un hijo.

Federico
García Lorca, Margarita Xirgu y Cipriano Rivas Cherif en los micrófonos
de Radio Barcelona, en 1935.
Foto fondo privado
Antonina Rodrigo
Lorca conoce a un apuesto estudiante de Ingeniería de Minas y Derecho, Rafael Rodríguez Rapún, “el tres erres” como le decían, durante una función especial de “El amor brujo” en la Residencia de Estudiantes allá por 1933. Nacido en Madrid en 1912, Rodríguez Rapún era de constitución atlética, buen futbolista ya destacaba entre los juveniles del Atlético de Madrid y socialista apasionado. Hacía unos meses que se había incorporado a La Barraca. No era homosexual pero acabó sucumbiendo a los encantos lorquianos.
Sólo se ha encontrado una carta cruzada entre Lorca y Rapún, la escrita desde la añoranza del poeta, en aquellos días a Argentina: «Me acuerdo muchísimo de ti. Dejar de ver a una persona con la que ha estado uno pasando, durante meses, todas las horas del día es muy fuerte para olvidarlo. Máxime si hacia esa persona se siente uno atraído tan poderosamente como yo hacia ti». Lorca regresó de Argentina y se retomó la relación. Cuando el poeta es invitado a Italia a un congreso teatral, la esposa de Ezio Levi, quien le cursó la invitación, le transmitió que podía «acudir con su esposa», a lo que Lorca le respondió que era soltero, pero que asistiría con su secretario personal, Rafael Rodríguez Rapún.
A Federico le gustaban chicos bisexuales-varoniles ue accedían a la cama (ocasionalmente, a veces) pero no iban más lejos. Ayudado por Blanco-Amor escribió para él los curiosos “Seis poemas galegos” y también para él empezó a escribir una obra sin terminar los “Sonetos del amor oscuro”.

Rafael Rodríguez Rapún, el tres r
Durante
las representaciones de "Doña Rosita la Soltera", García
Lorca se alojó en el Hotel Majestic de Barcelona y se le veía mucho
con con el secretario de "La Barraca" el estudiante de ingeniería
Rafael Rodríguez Rapún, que había ingresado en dicha compañía
por recomendación de Lorca y al que éste le mostraba gran afecto.
En una de las juergas nocturnas, Federico se ofendió porque su amigo se
había marchado sin despedirse, con una gitana. Al día siguiente
se alarmó Margarita Xirgu porque García Lorca no apareció
en el Principal Palace para asistir, como de costumbre, a los ensayos y añadir
algún que otro toque a la representación. El director Cipriano Rivas
Cherif se puso a buscarlo, más, al parecer, se lo había tragado
la tierra y sólo al cabo de varias horas de inquietud pudo dar con él
en un cafetín perdido, donde, con la cabeza entre las manos, rumiaba una
de sus extrañas penas. Rivas Cherif, recordó la conversación
íntima que ambos mantuvieron, a raíz del desencuentro con el hombre
que Federico amaba, García Lorca se explayó en una confesión.
Estaba deprimido y era la primera vez que hablaba tan abiertamente de su sexualidad.
Allí el poeta le confesó a su amigo que nunca había conocido
mujer, despachándose contra el falso concepto de normalidad. Defendió
así el amor por el mismo sexo, como emblema de una "nueva moral, la
moral de la total libertad", trascendiendo dogmas tales como la necesidad
de tener hijos o las jerarquías familiares. Federico no tuvo suerte con
sus grandes amores, ni con Salvador Dalí, ni con Emilio Aladrén,
ni tampoco con Rafael Rodríguez Rapún, todos lo dejaron por una
mujer, Gala, Eleonor Dove y una gitana respectivamente.

Federico García Lorca y Rafael Rodríguez
Rapún, en 1935.
Foto Huerta
de San Vicente. Casa Museo Federico García Lorca
Rapún marchó de vacaciones a Donosti después de los exámenes, donde le pilló el arranque de la guerra. Después del asesinato de García Lorca marchó de Madrid a finales de 1936, recibió formación militar paradójicamente en la localidad de Lorca, en la Escuela Popular de Guerra, y adquirió el grado de teniente de artillería. Regresó a Madrid, después fue a Valencia y luego a Oviedo. Murió desangrado en el Hospital Militar de Santander, herido tres días antes en el frente de Bárcena de Pie de Concha (Cantabria). Tenía 25 años. Era el 18 de agosto de 1937, justo un año después del asesinato de Lorca.
García
Lorca en aquellas fechas realizó una lectura pública de poemas del
"Diván del Tamarit" y participó en un homenaje fúnebre
a Isaac Albéniz. Falto de tiempo, abandonó la dirección de
"La Barraca". Aparecieron en Santiago de Compostela, al cuidado de Eduardo
Blanco-Amor, los "Seis poemas galegos", en la editorial Nos. Los componen:
"Madrigal a cibdá de Santiago", "Romaxe de Nosa Señora
da Barca", "Cantiga do neno da tenda", "Noiturnio do adoescente
morto", "Canzon de cuna pra Rosalía Castro, morta" y "Danza
da lúa en Santiago"

Poema en gallego de Federico García Lorca
El
6 de enero de 1936 Margarita Xirgu se despidió del público barcelonés.
Además de "Doña Rosita la soltera" en las funciones de la sábado por la noche, domingo tarde y lunes tarde y noche, se representaron el cuadro de las lavanderas de Yermay el de las bodas de "Bodas de sangre"
El 12 actuó en Logroño y el 17 apareció en el Teatro bilbaíno
Arriaga, con "La dama boba". En la sociedad "El Sitio" la
actriz y el poeta dieron un recital poético. Federico recitó cuatro
composiciones de su "Romancero gitano" y Margarita el romace "Las
tres manolas" de Doña Rosita.
Margarita planeaba la cuarta gira
por Sudamérica para primeros de febrero. Empezaba en La Habana y luego
Méjico, Colombia, Perú,... La Xirgu le dijo a Federico:
-¿De
veras, no vendrás con nosotros, Federico?
-Iré, sí, iré...,
pero no ahora..., en abril...
-Sin embargo, es ahora cuando deberías
venir...
El rostro del poeta se ensombreció con aquella oscura tristeza
que a veces velaba la luz de sus ojos. Margarita no se resignaba a partir sin
Federico. La actriz pensó en la posibilidad de contratar para su compañía
a Rafael Rodríguez Rapún, sin el cual el poeta no se decidía
a abandonar España. Margarita le propuso a Rivas Cherif la gestión,
a espaldas de Lorca, pero el intento quedó truncado, porque Rodríguez
Rapún estaba en vísperas de exámenes y no podía acompañarlos.

Última fotografía que les hicieron juntos a Margarita y Federico
en Bilbao, el 30 de enero de 1936.
Se
publicó "Bodas de Sangre", y " Primeras Canciones"
en las ediciones de la revista "Héroe" de Concha Méndez
y Manuel Altolaguirre, las había escrito en 1922 y contienen 16 composiciones.
Margarita y Federico se despidieron en Bilbao el 30 de enero de 1936. En Santander
la Xirgu representó "La dama boba" y "Yerma" pero Federico
ya no asistió a aquellas representaciones. El 31 de enero zarpó
Margarita Xirgu y su compañía desde Santander, rumbo a Cuba, en
el buque alemán "Orinoco" y Federico regresó a Madrid.
A lo largo de los 17 años que vivió en Madrid, residió en
seis calles distintas: con la maleta al hombro, en 1919, aterrizó en una
pensión de la calle San Marcos, número 36, propiedad de un amigo
granadino. Hoy no queda ni rastro del edificio, situado en el solar que ahora
ocupa el Ministerio de Cultura. En todo caso, poco duraría en esta zona,
ya que esa primavera cambiaría esta residencia por otro hostal en la calle
del Espejo, cerca de Opera, donde compartió piso con otro compadre de su
ciudad, el guitarrista Ángel Barrios. Tampoco ya queda huella de aquella
habitación sencilla y vieja, desde la que comenzó a conocer a la
metrópoli. A continuación marchó a la Residencia de Estudiantes,
de la calle del Pinar, nido de la intelectualidad de la época. <<Madrid
va muy bien con mi carácter>>, confesó en una carta a su familia,
nada más llegar. <<Esta barahúnta le da a uno fuerza y valentía>>,
aseguraba más adelante. Muchos años más tarde, en el mes
de febrero de 1931 alquiló un estudio en el número 72 de la calle
de Ayala, en el mismo edificio en que vivía Emilio Aladrén. Fue
su única casa privada y en 1933 se trasladó al hogar de sus padres
instalándose primero en la calle General Arrando, número 8 y después
en Alcalá, número 102 (hoy 96).

Federico
García Lorca en la calle Alcalá, el 17 de abril de 1936.
Foto Huerta de San Vicente.Casa Museo Federico García
Lorca
En
abril de 1936 se mostraba el poeta dispuesto a acompañar a Margarita Xirgu
en su recorrido por América. Proyectó viajar a Méjico, donde
Margarita Xirgu acababa de estrenar "Yerma". Quería volver a
Nueva York, a la Argentina, a Cuba y después visitar Méjico, donde
tenía un ilustre amigo, Alfonso Reyes, aparte de Gabriel García
Maroto, de Luis Cardoza y Aragón, de Salvador Novo y de otros muchos. El
Club Anfistora comenzó los ensayos de "Así que pasen cinco
años", que no llegará a estrenarse. En el mes de mayo se adhirió
al homenaje que el Frente Popular brindó a los escritores franceses André
Malraux, Jean Cassou y Henri Lenormand. En el mes de junio participó, junto
con Alberti, Cernuda, Altolaguirre, Aleixandre, Neruda y Serrano Plaja, en el
recital poético al aire libre que tuvo lugar en el Paseo de Recoletos de
Madrid. El 10 de junio de 1936 Federico había manifestado su inminente
viaje a México y no se sabe cual fue el móvil que cambió
sus planes.

Comida
en honor de los periodistas argentinos. De izquierda a derecha: María Teresa
León, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre.
Foto
Patronato Municipal Huerta de San Vicente
Concluyó
la redacción de "La casa de Bernarda Alba" el 19 de junio, que
no se representó hasta 1945 en Buenos Aires y escribió el primer
acto de "Los sueños de mi prima Aurelia" elegía de su
niñez en la Vega de Granada y donde la literatura se superpone a la realidad
a través de las lecturas de un grupo de muchachas. El 12 de julio hubo
una reunión en el domicilio del doctor Eusebio Oliver, en Madrid, para
que Federico leyese su tragedia "La Casa de Bernalda Alba". Allí
estaban, entre otros amigos, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro
Salinas y Guillermo de Torre. Adolfo Salazar, a quien también le había
leído Lorca esta obra, contó que Federico cada vez que terminaba
una escena exclamaba con entusiasmo: <<¡Ni una gota de poesía!
¡Realidad! ¡Realismo!>>, como si su meta de entonces fuera un
teatro duro, escueto, clásico, sin el ornato lírico que solía
añadir habitualmente a sus piezas. La protagonista vivía con sus
hijas en Valderrubio donde el padre de Lorca heredó una finca colindante
con la casa de Bernarda, la viuda tiránica y vigilante. Pepe el romano,
personaje invisible en la obra, amante de una de las muchachas y prometido de
otra, se llamaba en realidad Pepe de la romilla. L'obra comença amb l'enterrament
del espòs de Bernarda. Son ja sis dones, la mare i cinc filles, sense home.
Les filles verges que cremen per dins com la terra solar que les envolta; la mare
rígida, sarmentosa, cuidant de l'honra de les solteres, lo més car
i difícil de guardar de l'herència paterna. La ombra de Pepe el
romano, el promès que no apareix en escena, abrasa el sexe de les germanes.
Està compromès amb la mès gran, però, burlant els
cent ulls de la mare, aconsegueix fer seva a la més petita, la més
tendre. Els cels, el desig, l'angoixa, el odi contingut, la resignació
i la vergonya composen l'atmosfera dels tres actes, lacònics i secs tant
amb l'acció com en el diàleg. La filla deshonrada es descoberta.
La mare agafa l'escopeta i surt a disparar contra el lladre de la virtut de la
seva casa, falla el tiro i Pepe el romano fuig amb la seva jaca. El final de l'obra
es tremend: la filla deshonrada es penja en el graner. << ¡Todas las
bocas selladas! ¡Silencio! ¡Que nadie sepa nada en el pueblo! ¡Descolgadla!
¡Mi hija ha muerto virgen! ¡Llevadla a su cuarto y vestidla como una
doncella!...Yo no quiero llantos ¡A callar he dicho!... La hija de Bernarda
Alba ha muerto virgen. ¿Me habéis oido? ¡Silencio! ¡Silencio!>>

La
Xirgu (Bernarda) i Isabel Pradas (Adela, la filla petita) a l'estrena el 8 de
març de 1945 de "La casa de Bernarda Alba" al Teatre Avenida
de Buenos Aires.
Archivo
familiar Xavier Rius Xirgu

Margarita
Xirgu en el camerino del teatro Cervantes después de interpretar la Casa
de Bernarda Alba en su últimaactuación
archivo
familiar Marta Prat Xirgu
En
enero de 1945 llegó a manos de Margarita Xirgu el original de "La
casa de Bernarda Alba". Nueve años después de ser escrito especialmente
para ella, "la Bernarda", como le llamaba Margarita fue estrenada en
Buenos Aires. Es la obra póstuma, es el culmen del teatro lorquiano. Todos
los elementos líricos, folklóricos,... de los títulos anteriores
se depuran y apagan para conseguir la sobriedad y sencillez de una obra clásica.
Sobre el personaje dijo la actriz: <<La Bernarda simboliza la opresión.
Y como todas las opresiones termina en el fracaso de quienes las imponen. Las
mujeres escapan, como a veces, escapan los pueblos>>. El público
aplaude vigorosamente en el estreno y al final la Xirgu les dijo: <<El quería
que esta obra se estrenará aquí y se ha estrenado, pero él
quería estar presente y la fatalidad lo ha impedido. Fatalidad que hace
llorar a muchos seres. ¡Maldita sea la guerra!>>
El 13 de julio
Federico visitó las oficinas de "Cruz y Raya", donde, al no encontrar
a José Bergamín, le dejó una nota y el manuscrito de "Poeta
en Nueva York". Este manuscrito será el utilizado para las primeras
ediciones póstumas del libro. Pasó el día con Rafael Martínez
Nadal, quien lo acompañó a la estación de Atocha, donde tomó
el tren a Granada, donde estaba en prensa, por la Universidad, un nuevo libro
de poesías: "Diván del Tamarit" y que no saldría
de imprenta en vida del poeta. Es un libro de poemas de atmósfera o sabor
oriental, inspirado en las colecciones de la antigua poesía arábigo-andaluza.
El tema central es el amor sujeto a experiencias frustrantes y amargas; su lenguaje
está muy próximo al de "Poeta en Nueva York". Hace escenario
de sus presentimientos y añoranzas la Huerta de San Vicente del Tamarit,
frondosa almunia familiar situada en la Vega, no lejos de Granada. Las composiciones
son 12 gacelas y 9 casidas, en las que no hay que buscar, porque así las
nombra el poeta, un orientalismo temático definido. La componen: "Gacela
del amor imprevisto", "Gacela de la terrible presencia", "Gacela
del amor desesperado", "Gacela del amor que no se deja ver", "Gacela
del niño muerto", "Gacela de la raíz amarga", "Gacela
del recuerdo del amor", "Gacela de la muerte oscura" y otras 4
gacelas más, "Casida del herido por el agua", "Casida del
llanto", "Casida de los ramos", "Casida de la mujer tendida",
"Casida del sueño al aire libre", "Casida de la mano imposible",
"Casida de la rosa", "Casida de la muchacha dorada" y "Casida
de las palomas oscuras".

Federico
con Manuela Arniches en una terraza del paseo de Recoletos en Madrid, en julio
de 1936.
Foto
Huerta de San Vicente. Casa Museo Federico García Lorca
Los
embajadores de Colombia y Méjico previeron que el poeta pudiera ser víctima
de un atentado debido a su puesto de funcionario de la República, le ofrecieron
el exilio, pero Federico rechazó las ofertas y se dirigió a su casa
en Granada para pasar el verano. En esos momentos políticos alguien le
preguntó sobre su preferencia política y él manifestó
que se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario,
tradicionalista y monárquico. De hecho nunca se afilió a ninguna
de las facciones políticas y jamás discriminó o se distanció
de ninguno de sus amigos, por ninguna cuestión política. Tuvo una
gran amistad con el líder y fundador de la Falange Española, Jose
Antonio Primo de Rivera, muy aficionado a la poesía. El propio Lorca decía
de él: <<...José Antonio. Otro buen chico. ¿Sabes que
todos los viernes ceno con él? Solemos salir juntos en un taxi con las
cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo ni
a mí me conviene que me vean con él>>. Se sentía, como
él dijo en una entrevista al "Sol" de Madrid poco antes de su
asesinato, íntegramente español: <<Yo soy español integral
y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos;
pero odio al que es español por ser español nada más, yo
soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista,
abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los
ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español
malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que
esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera
política>>. Aunque Federico detestaba la política partidaria
y resistió la presión de sus amigos para que se hiciera miembro
del Partido Comunista, era conocido como liberal y sufrió con frecuencia
las arremetidas de los conservadores por su amistad con Margarita Xirgu o con
el ministro socialista Fernando de los Ríos. La popularidad de Federico
y sus numerosas declaraciones a la prensa sobre la injusticia social, le convirtieron
en un personaje antipático e incómodo para la derecha. En una entrevista
el 7 de abril en "La Voz" dijo: <<El mundo está detenido
ante el hambre que asola a los pueblos. Mientras haya desequilibrio económico,
el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río.
Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga llena, y el otro pone sucio el
aire con sus bostezos. Y el rico dice: "¡Oh, qué barca más
linda se ve por el agua! Mire, mire usted el lirio que florece en la orilla".
Y el pobre reza: "Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre".
Natural. El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo
la explosión espiritual más grande que jamás conoció
la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría
que estallará el día de la gran revolución. ¿Verdad
que te estoy hablando en socialista puro?>>
El 14 de julio Federico se
instaló en la Huerta de San Vicente, donde recibió la visita de
Eduardo Rodríguez Valdivieso y cuatro días más tarde celebró
con su familia la festividad de San Federico.

Federico García Lorca y su madre en la Huerta de San Vicente.
Foto FGL.net
Eduardo Rodríguez Valdivieso, catorce años más joven que Lorca, era alto y apuesto, con ojos oscuros y una sensibilidad a flor de piel. Trabajaba a regañadientes en un banco granadino, amaba la literatura y era pobre e infeliz. Se conocieron en febrero de 1932, en un baile de disfraces, en el Hotel Alhambra Palace. Valdivieso, de 17 años, iba disfrazado de Pierrot y Lorca, de 31, de dominó. No obstante, en mayo de 1933, después del breve encuentro de Granada, se volvieron a reunir en Madrid y nació entre ellos algo más que una fuerte amistad.

Federico y el joven Rodríguez Valdivieso
Valdivieso, casado con Montserrat Gabriel, guardó en secreto las seis cartas que le envió Lorca por miedo a las malinterpretaciones que pudieran suscitar su tono íntimo y amoroso, y las recomendaciones del propio Lorca para que no revelara su contenido. La última carta está fechada en abril de 1933, unos meses antes de que Lorca viajara a Argentina y Montevideo para el estreno americano de 'Bodas de sangre'. Las seis misivas y un dibujo fueron donados antes de su muerte al Centro de Estudios Lorquianos de Fuente Vaqueros.
Valdivieso visitó al poeta varias veces en el verano de 1936 mientras estaba recluido en la Huerta de San Vicente y era intimidado por grupos de falangistas armados. Rodríguez Valdivieso murió en Granada el 20 de abril de 1997, días después de un último encuentro con Rafael Martínez Nadal auspiciado por el director entonces de la Casa Museo de Fuente Vaqueros, Juan de Loxa.
Otro gran amor de Federico fue Juan Ramírez de Lucas, nacido en Albacete en 1917. Fue Pura Ucelay, fundadora del club teatral Anfistora, quien presentase a ambos durante el montaje de 'Peribáñez y el Comendador de Ocaña', de Lope de Vega, en algún momento de 1934. Federico tenía 36 años y Juan, 17. Emprendieron una relación que sólo conocieron sus más allegados, y el tiempo demostraría que tenían buenas razones para la discreción, mantuvieron su idilio de espaldas a sus familias, una de ideas muy conservadoras y otra socialista pero con sentimientos cercanos en cuanto a la homosexualidad. Culto y muy atractivo, Ramírez de Lucas aspiraba a poeta, soñaba con ser actor y Lorca prometió llevarlo por los teatros del mundo. Locamente enamorados decidieron escapar juntos a México. La situación de Lorca en Madrid, convertido ya en un autor de éxito en medio mundo y una de las figuras más odiadas por los grupos violentos de derechas, se hacía más peligrosa por momentos. Sus amigos le advirtieron del peligro que corría, pero el poeta no quería viajar solo. La pareja se despidió, el mes de julio de 1936, en la estación de Atocha. Ramírez de Lucas, que apenas contaba 19 años, iba camino de Albacete, buscando el permiso familiar (la mayoría de edad era a los 21) para poder marcharse a América con el poeta. Lorca subió al tren rumbo a Granada para despedirse de sus padres antes de partir para México. Como sospechaba Ramírez de Lucas su padre puso el grito en el cielo y amenazó con poner el asunto en manos de la Guardia Civil si intentaba salir de Albacete sin su autorización. Lo había mandado a Madrid para estudiar administración pública y, pese a los buenos resultados escolares, había defraudado su confianza. Su vida paralela como actor en el Club Teatral Anfistora, creado por Pura Ucelay para estrenar, entre otras, las obras de Lorca, no encajaba para nada en sus planes, y menos aún su relación sentimental con un poeta homosexual. Trató de intermediar a su favor Otoniel, el mayor de sus 10 hermanos, miembro de las Juventudes Socialistas y el único que conocía su doble vida, pero fue en vano. Simultáneamente, desde la Huerta de San Vicente en Granada, Lorca telefoneaba animándole a que fuera paciente y comprendiera a su familia. Pensaba que se impondría la razón y acabarían entendiéndolo. Llegó una carta, fechada en Granada el 18 de julio, pero ahí perdió su rastro. Lorca le profesaba cierto paternalismo a su "rubio de Albacete", como lo llamó en el inédito poema Romance que le escribió en el reverso de una factura y no quiso ir al exilio hasta que él pudiera acompañarlo.
Juan Ramírez de Lucas en 1947, a la edad de 30 años, se tituló en periodismo y empezó una prolífica carrera como crítico cultural y de arquitectura en el periódico ABC. Tras su paso por la División Azul para limpiar su pasado, regresó a Madrid y rehizo su vida. Ramírez de Lucas también publicó divulgación y poesía y mantuvo contactos con algunas de los artistas más significativos del siglo, como Picasso, Miró, Dalí, Antonio López o César Manrique. Tuvo un segundo compañero, con quien compartió su vida durante más de treinta años, y es probable que ni siquiera a él le revelase su relación con el genio de Granada.

Juan Ramírez de Lucas
No quiso llevarse a la tumba su secreto. Guardó silencio durante más de 70 años, con todos los recuerdos (dibujos, cartas, un poema, su diario…) de su tragedia sentimental ocultos en una caja de madera. Sólo en la hora de su muerte, en 2010 a los 93 años, Juan legó a su hermana la cajita de madera para que su contenido se hiciera público.
Se dice que Lorca sufrió dos tiroteos antes de 1936 por su homosexualidad; uno en la Taberna de los Gabrieles, el otro en su casa en la calle de Alcalá. Los desgarrados sonetos (“si soy el perro de tu señorío”) se referían a la tormentosa relación con Rodríguez Rapún. Pese a ese duro final, todos seguían viendo en Aladrén, al gran amor perdido, a quien dedicó un poema en el "Romancero gitano" que se titula "El emplazado".
En estas fechas Federico trabajaba ya en "La destrucción
de Sodoma" que debería cerrar su trilogía trágica. Es
una obra de la que se desconoce todo. También llevaba "muy adelantada"
una comedia sobre temas políticos -la llamada "Comedia sin título"
o "El sueño de la vida"- otro de los experimentos incompletos
de Federico. Un autor pretende representar la verdad en el teatro. Una revolución
obliga a los personajes a defenderse y atacar, matando obreros, si es preciso,
para hallar la verdad. La huella superrealista es obvia y recuerda al teatro imposible
de otros tiempos. Se había propuesto que esta obra fuese una parte de "El
Público".
El 18
de julio de 1936 se produjo el alzamiento militar contra el Gobierno de la República,
iniciándose la Guerra Civil española. El día 20, el centro
de Granada estaba en manos de las fuerzas falangistas. Durante la revuelta, el
cuñado de Federico, Manuel Fernández-Montesinos, marido de su hermana
Concha y alcalde de la ciudad, fue arrestado en su despacho del Ayuntamiento.
Llegó agosto sin que se atenuara el rigor de las persecuciones. El 6 de
agosto se presentaron, en la Huerta de San Vicente del Tamarit, unos individuos
armados. Preguntaron por Federico, y cuando éste se presentó, lo
maltrataron de palabra y le ordenaron que no se moviera de allí, ni menos
de Granada, so pena de pasarlo mal. Asustada la familia, no se le ocurrió
otra cosa que llamar a Luis Rosales, un poeta amigo íntimo de Federico,
que tenía influyentes hermanos falangistas. Luis acudió en seguida
y halló a Federico lleno de zozobra -no era para menos- en compañía
de sus padres y de su hermana. El 11 de agosto volvieron a la huerta los mismos
sujetos que habían amenazado a Federico y para calmarlos la hermana del
poeta les dijo: <<No, no se ha marchado. Ha salido. Fue a casa de los Rosales
para leerles unos versos>>
A las 13:30h del 16 de agosto, el exdiputado derechista Ramón Ruiz Alonso, el falangista Federico Martín Lagos y el abogado Juan Luis Trescastro (rival político, años atrás, del padre del poeta) se presentaron en el número 1 de la calle Angulo de Granada, el domicilio familiar de los Rosales, para llevar detenido a Lorca (quien había buscado refugio en sus amigos, tras ser golpeado una semana antes por un piquete de exaltados) al Gobierno Civil. Y de la casa de los Rosales se lo llevaron detenido
por una denuncia anónima, el 16 de agosto!!!. El mismo día, su cuñado
Manuel Fernández Montesinos fue asesinado. Fue una operación de
envergadura. Se rodeó de guardias y policías la manzana donde estaba
ubicada la casa de los Rosales, y hasta se apostaron hombres armados en los tejados
colindantes, para impedir que por aquella vía tan inverosímil pudiera
escaparse la víctima. Luis Rosales mencionó que en el Gobierno Civil,
al preguntar "¿Quién ha allanado mi domicilio para llevarse
a Federico? Hubo una persona que dijo "Yo". Era Ramón Ruiz Alonso,
antiguo linotipista de "El Ideal" de Granada y diputado de la Confederación
Española de Derechas Autónomas (CEDA). Sus hijas Emma Penella y
sus hermanas, cambiaron de apellido, su padre era Ruiz Alonso, el relacionado
con la detención y asesinato de Federico García Lorca. Ramón
Ruiz Alonso iba diciendo que: <<... ha hecho más daño con
la pluma que otros con la pistola>>. Luis Rosales continuó: <<Me
han informado de que hay contra él una denuncia escrita muy grave, donde
se afirma que es un enlace con Rusia, en contacto con los soviéticos a
través de una radio clandestina oculta, nada menos que en su piano de cola;
que es íntimo del socialista Fernando de los Ríos; que es un rojo
peligroso, un escritor subersivo y por más señas maricón>>.
La madrugada del 18 de agosto lo sacaron del Gobierno Civil esposado, con el maestro
cojo y republicano del pueblo de Pulianas, Dióscoro Galindo González,
que había defendido el Frente Popular en las mesas electorales para preservar
las elecciones de cacicadas. En la puerta los esperaba un coche de 7 plazas de
la infame Escuadra Negra. , requisado al doctor Alejandro Otero y que llevaba
picos y palas, pues a las víctimas les decían que iban a trabajar.
En una escala del camino de Víznar a Alfacar, se les unieron Francisco
Galadí Melgar y Joaquín Arcollas Cabezas dos banderilleros anarquistas,
que se habían opuesto con denuedo a los fascistas. El militar que había
usurpado el puesto de Gobernador Civil de Granada, el hijo de un general de la
Guardia Civil, José Valdés Guzmán consultó a su superior
en Sevilla, el General Gonzalo Queipo de Llano y le contestó: <<Que
le den café, mucho café>>. El coche de la Escuadra Negra los
llevó cerca de la Fuente Grande, en el colindante municipio de Alfacar.
Allí en un olivar al borde del camino, alumbrados por los faros del coche
les dispararon, después de insultos y malos tratos. Fue un fusilamiento
sin luna.
Se han identificado por fin quienes apretaron el gatillo. El pelotón que fusiló al poeta en Granada, estaba formado por: Mariano, Benavides, Salvaorillo, Fernando, Antonio y Cascales. Hijo de jornaleros era Mariano Ajenjo Moreno, jefe del piquete y, con 53 años, el más veterano de los seis matarifes. Y Antonio Benavides Benavides, nieto de la hermana de la primera mujer del padre de Lorca, también tenía sangre del campo, por más que durante 10 años probara suerte como emigrante en Buenos Aires y, antes que, su 1,64 de estatura le impidiera seguir la carrera de las armas, en la que destacó por su fiereza y crueldad en la guerra de Marruecos. Terminó sus días en una vida depravada. Todo lo suyo, y lo de Salvador Varo Leyva, Salvaorillo, el hijo huérfano de un zapatero de Chiclana; y lo de los campeones de tiro Juan Jiménez Cascales y Fernando Correa Carrasco; además del historial de Antonio Hernández Martín, con el que se cierra el pelotón, está en expedientes militares, que fueron la piedra de toque con la que Miguel Caballero pudo contrastar y cerrar su investigación, después de tres años y medio de labor detectivesca en registros civiles, cementerios y charlas con los más viejos del lugar. El teniente coronel retirado de la Guardia Civil Nicolás Velasco (mano derecha del gobernador de Granada), fue quien, en ausencia del funcionario, ordenó la detención y posterior traslado de Lorca al barranco. Las acusaciones, poco claras, se relacionaron con su afinidad con el Frente Popular y su abierta homosexualidad. Quizás el dramaturgo fue víctima de un ajuste de cuentas entre familias. Su padre, Federico García Rodríguez, estaba enfrentado a las familias Roldán y Alba. Velasco era protector de los Roldán.
La fosa fue abierta allí mismo por el joven Manuel Castilla llamado
Manolo el Comunista. Los enterró en una zanja estrecha, uno encima del
otro. Entre los esbirros verdugos iba Juan Luis Trescastro Medina, acaudalado
terrateniente de Santa Fe, correligionario de Ramón Ruiz Alonso y célebre
en Granada por su machismo. Aquella mañana se jactó en distintos
cafés de la ciudad de haber participado en el asesinato y de haberle metido
al poeta "dos balas en el culo por maricón". En documentos oficiales
expedidos en Granada puede leerse que Federico García Lorca "falleció
en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de
guerra": Registro Civil de Granada. Juzgado Municipal nº 1. En la ciudad
de Granada a las doce y media del veinte y uno de abril de mil novecientos cuarenta,
ante D. Enrique Jiménez-Herrera Béjar, Juez Municipal y D. Nicolás
Mª López Díaz de la Guardia, Secretario, se procede a inscribir
la defunción de D. Federico García Lorca, hijo legítimo de
D. Federico García Rodríguez y de Dª Vicenta Lorca Romero,
soltero, de 38 años de edad, natural de Fuente Vaqueros y vecino de esta
capital en callejones de Gracia, Huerta S. Vicente, el cual falleció en
el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra,
siendo encontrado su cadáver el día veinte del mismo mes en la carretera
de Viznar a Alfacar. Esta inscripción se practica en virtud del auto dictado
por el Sr. Juez de Instrucción de este Distrito en armonía con lo
dispuesto en el decreto de 8 de noviembre de 1936 y orden del 10 del mismo mes
y lo dictaminado por el Excmo. Sr. Fiscal de esta Audiencia; habiéndola
presenciado como testigos D. Miguel Jiménez Bocanegra y D. Juan de Dios
Moya Villanova, de esta vecindad. Leída este acta se estampó el
sello del Juzgado y la firmaron el Sr. Juez y los testigos.

Certificación
literal del Acta de Defunción de García Lorca.
Foto
"El País"
Otra versión bastante creible es que la família había desenterrado del barranco de Viznar a Federico a los pocos días de su fusilamiento y se lo había llevado de allí. De hecho extrañamente, los Lorca nunca habían mostrado interés en colaborar en la búsqueda del cadáver ni en participar en las excavaciones llevadas a cabo.
Los restos del poeta podían estar en el interior de la fuente que hay en el parque Federico García Lorca de Alfacar. Durante las obras del parque, en 1986, se encontraron restos humanos, en concreto cuatro cráneos (que podrían ser los de Lorca, Dióscoro Galindo, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas) y lo que quedaba de una muleta de madera, que sería naturalmente, la que usaba el maestro de escuela Dióscoro Galindo. Porque se quería inaugurar el parque a tiempo y se optó por no dar publicidad al hallazgo, y esos restos se introdujeron en un saco de abono y se enterraron dentro del parque, concretamente en el interior de la fuente, dejando en ésta una marca para que el día de mañana fuera fácil la localización de esos restos. José Antonio Rodríguez Salas, alcalde de la localidad de Jun y el guarda del parque, conocen donde está la marca. Luis Avial, uno de los principales responsables de la localización de fosas de la Guerra Civil, con su georradar pudo precisar que áquel saco se encuentra enterrado a unos 20cm de la superfície de cemento.
Después
de su muerte se publicaron "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su
jardín" y "Odas y Suites" escritas entre 1921 y 1923. Margarita
Xirgu colaboró con Guillermo de Torre cuando la editorial Losada emprendió
la tarea de reunir la obra completa de Federico García Lorca. La Xirgu
ayudó a localizar las copias de los manuscritos que conservaban los intérpretes.
Aquellas primeras obras completas aparecieron en 1939.
El
3 de mayo de 1984 fue autorizada mediante Orden Ministerial la Fundación
Federico García Lorca, una institución privada sin ánimo
de lucro, bajo el amparo del Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Cultura.
Fue creada por Isabel García Lorca, hermana del poeta y sus seis sobrinos,
quienes en el mismo acto de constitución de la Fundación donaron
todos los documentos que poseían. La Fundación lleva a cabo sus
actividades en la Residencia de Estudiantes, donde se encuentran tanto las Oficinas
de Administración, como el Centro de Estudios. La Fundación Federico
García Lorca tiene como fin fundacional promover el estudio y la difusión
no solamente de la obra del poeta de Granada, sino también de todas aquellas
manifestaciones artísticas y culturales con las que pueda relacionársele.

Casa natal de Federico García Lorca en Fuentevaqueros, salida al exterior puerta trasera

Placa en la Casa natal de Federico García Lorca en Fuentevaqueros, salida posterior

Ester Xirgu, en la casa natal de Federico García Lorca en Fuentevaqueros, salida al exterior puerta trasera


Benjamí Moliné, patio de la casa de Lorca en Fuente Vaqueros

Busto de Lorca ralizado por Eduardo Carretero ubicado en el patio de la casa de Lorca en Fuente Vaqueros

Cartel en la casa natal de Lorca en Fuente Vaqueros
fotos Benjamí Moliné y Ester Xirgu
patronato garcia lorca.casa museo
La familia García Lorca quieren en principio que sus
restos mortales permanezcan en el lugar donde fue sepultado, así lo han
declarado Laura García Lorca y Manuel Fernández Montesinos, pero
los defensores de la "memoria histórica" desean exhumar todos
los restos con privacidad absoluta para las familias.
Después
de ser abierta la fosa de Alfacar se ha comprobado que no son allí los
restos de Federico. Puede ser qu estén a unos pocos metros o al lugar dicho
el Caracolar o incluso al Valle de los Caídos, según afirman algunas
voces que los fascistas se lo llevaron para no tener problemas con la ciudadanía.

Cartel
de los actos de homenaje que Cadaqués realizó en el 70 aniversario
de su fusilamiento, con la presencia de su sobrina Tica Fernández-Montesinos
Lorca, hija de su hermana Concha.
Archivo
familiar Xavier Rius Xirgu

Monumento a Fedrico Garcia Lorca en la Plaza de Santa Ana de Madrid
Auca
de Federico García Lorca
Antonina Rodrigo
Algunos
textos han estado extraídos de la biografia:"Margarita Xirgu y su
teatro" y "Margarita Xirgu.Una biografía"de Antonina Rodrigo.
Fundación
García Lorca, Patronato Municipal Huerta de San Vicente
XAVIER
RIUS XIRGU
álbum
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