90.MIGUEL
DE CERVANTES
Miguel
de Cervantes Saavedra nació el 29 de septiembre de 1547, fue novelista,
poeta y dramaturgo.
Fue el cuarto de los siete
hijos del matrimonio entre Rodrigo y Leonor. Miguel fue bautizado en la iglesia
parroquial de Santa María la Mayor, en Alcalá de Henares el 9 de
octubre de 1547. Su padre, Rodrigo Cervantes, se casó hacia 1542 con Leonor
de Cortinas, perteneciente a una familia de campesinos oriundos de Castilla la
Vieja; pero su modesto oficio de cirujano itinerante, así como sus constantes
vagabundeos por la península, durante los años de infancia de sus
hijos, no han dejado de suscitar sospechas, llevando a Américo Castro a
considerarlo como converso, mientras otros cervantistas se negaban a admitir semejante
hipótesis. El que el símbolo mismo del genio universal de España
fuese un hombre obligado a callar sus orígenes, quizás ilumine tal
o cual aspecto de su universo mental, pero nunca nos entregará la clave
de su creación. Su abuelo paterno, el licenciado Juan de Cervantes, fue
abogado y familiar de la Inquisición, pero la mujer de éste, Leonor
de Torreblanca, pertenecía a una familia de médicos cordobeses y,
como tal, bien pudo tener alguna "raza" de confeso. Nacido Miguel después
de dos hermanas mayores, Andrea y Luisa, era el tercero de los cinco hijos que
tuvo el cirujano, si se hace caso omiso de dos más, que murieron en la
infancia. Un hermano menor, Rodrigo, que compartiría su cautiverio en Argel,
así como una hermana, Magdalena, vendrán luego a completar el cuadro
familiar.
De los veinte primeros años
de su vida y, más especialmente, de su formación académica,
no se sabe nada seguro. Tampoco se puede asegurar que compartiera las estancias
sucesivas de su padre, primero en Córdoba y luego en Sevilla, ni que Miguel
fuera alumno del colegio fundado allí por los padres jesuitas. En 1551
su padre es encarcelado en Valladolid por deudas y en 1553 la familia regresa
a Alcalá y comienza su deambular por el sur, principalmente por Córdoba,
donde estaba su abuelo Juan de Cervantes, que murió en 1556. Un año
después murió su abuela Leonor de Torreblanca. El padre de Miguel
en 1564, estaba ya asentado en Sevilla como médico, quizás sin la
familia, y otra vez endeudado. Su hermana Luisa ingresó en 1565 en el convento
carmelita de Alcalá, del que llegaría a ser priora con el nombre
de Luisa de Belén. En 1566 la familia Cervantes se mudó a Madrid,
donde Miguel se inició en la poesía, en el momento en que Felipe
II acababa de establecer allí su Corte.
El primer poema de Miguel:
un soneto a la infanta Catalina Micaela, fue publicado en 1567 con la ayuda de
Alonso Getino de Guzmán. Al año siguiente fue discípulo "caro
y amado" del humanista Juan López de Hoyos, rector del Estudio de
la Villa, quien le encargó cuatro poemas laudatorios, incluidos al año
siguiente en la relación oficial de las "Exequias de la reina Isabel
de Valois". Miguel no llegó a matricularse en ninguna Universidad,
recibiendo, en el siglo XVIII, el calificativo, a todas luces inexacto, de "ingenio
lego".
En 1569, a los veintidós años,
Miguel se trasladó, de improviso, a Roma, donde sirvió de camarero
al futuro cardenal Julio Acquaviva quizás, por haber herido en duelo a
Antonio de Sigura, un maestro de obras que pasaría más tarde a ocupar
el cargo de intendente de las construcciones reales. A juzgar por el contenido
de un documento encontrado, el culpable -un tal Miguel de Cervantes, estudiante-
había huido a Sevilla y era condenado en rebeldía a que le cortaran
públicamente la mano derecha y a ser desterrado del reino por diez años.
También de 1569 data una información de limpieza de sangre e hidalguía
a favor del autor. En 1570 inició su carrera militar, luego compartida
con su hermano Rodrigo, en la compañía de Diego de Urbina. Esta
determinación, fue tomada en el momento en que la Armada de la Santa Liga,
a las órdenes de don Juan de Austria, iba a hacer frente a la amenaza turca,
acrecentada por la conquista de Chipre. Desde el esquife de la galera "Marquesa",
Miguel de Cervantes en 1571 combatió en la batalla de Lepanto, donde recibió
en Mesina dos disparos de arcabuz en el pecho y uno en la mano izquierda, por
lo que se le conoció con el sobrenombre de: "el manco de Lepanto".
Aunque tullido de la mano izquierda, siguió en la milicia en 1572, en el
tercio de don Lope de Figueroa y participó, como "soldado aventajado",
en varias campañas: Corfú, Modón, Navarino, Túnez,
La Goleta,... En 1573 sirvió en la compañía de Manuel Ponce
de León, en Nápoles, donde se supone que estaba introducido en varios
círculos literarios. Participó en 1574 en diferentes expediciones
de don Juan de Austria y provisto de cartas de recomendación del mismo
y del duque de Sessa, Miguel de Cervantes embarcó en Nápoles, rumbo
a Barcelona, frente a cuyas costas el 26 de septiembre de 1575 fue apresada su
galera "El Sol" -en la que había embarcado tres semanas antes-
por unos corsarios berberiscos al mando de Arnaute Mamía, a la altura de
las costas catalanas, no lejos de Cadaqués. Fue conducido a Argel, fijándose
su rescate en 500 escudos de oro.
Su primer intento
de fuga, en 1576, resultó fallido al ser abandonados por el guía
moro. Este mismo año escribió dos sonetos laudatorios a Bartolomeo
Ruffino di Chiambery. En 1577 su hermano Rodrigo fue rescatado por la Orden de
la Merced y Miguel de Cervantes realizó su segundo intento de huida, que
también resultó fallido, por delación de "El dorador",
declarándole único responsable y encerrándole en el baño
del rey. El tercer intento de evasión, otra vez fracasado, fue en 1578,
condenándole a recibir 2000 palos. El cuarto intento de fuga fue en noviembre
de 1579, junto con unos sesenta cautivos y la ayuda de Onofre Exarque, pero fue
abortado por la delación del doctor Juan Blanco de Paz, un dominico oriundo
de Extremadura. En este mismo año escribió unas octavas dedicadas
a Antonio Veneziano. Miguel de Cervantes padeció un cautiverio como esclavo
de cinco años, que dejó profunda huella en su obra. En sus cuatro
intentos frustrados de evasión, dos por tierra, y dos por mar, siempre
quiso asumir la responsabilidad exclusiva de las acciones. Finalmente el 19 de
septiembre de 1580 los padres trinitarios fray Juan Gil y fray Antón de
la Bella rescataron al autor por el precio de 500 ducados cuando estaba a punto
de partir a Constantinopla, dado que su familia realizó grandes esfuerzos
por conseguir su libertad. El 27 de octubre desembarcó en Denia. Aunque
se le tuvo por cristiano viejo en el informe preparado a instancias suyas a su
regreso de Argel, nunca presentó la prueba tangible de su limpieza de sangre.
Miguel de Cervantes en 1581 procuró rentabilizar su hoja de servicios militares,
sin conseguir más que una oscura misión en Orán en los meses
de mayo y junio -a raíz de un viaje a Tomar, donde el rey había
convocado las Cortes portuguesas- donde se entrevista con el alcaide de Mostagán
y cuya finalidad exacta se ignora. Más tarde desde Orán viajó
a Lisboa para dar cuentas a Felipe II.
Durante estos años, se sentaron
las bases de una auténtica industria del espectáculo, promovida
por las cofradías de beneficencia que, gracias al producto de las representaciones,
sagradas y profanas, que realizaban, subvencionaban en cada ciudad el mantenimiento
de hospicios y hospitales. Este impulso, en el que colaboran las compañías
itinerantes de actores, favoreció la construcción en cada ciudad
de importante salas permanentes, los llamados "corrales de comedias".
Cervantes participó en este esfuerzo que no dio los resultados esperados,
con varias piezas de teatro, de entre las cuales dos nos han llegado en copias
manuscritas: "El trato de Argel", inspirada en los recuerdos del cautiverio
argelino, con escenas de sufrimiento de cristianos, niños y viejos y en
la que Silvia y Aurelio, enamorados, obtienen el perdón del rey musulmán
para ser libres y alejarse de sus amos Zahara e Yzuf y "La destrucción
de Numancia" también titulada "Comedia del cerco de Numancia"
o "La tragedia de Numancia", donde se escenifica el tema patriótico
del sacrificio colectivo del pueblo arévaco ante el asedio del general
Escipión con sus tropas romanas en el año 133 a.C. y donde el hambre
toma la forma de sufrimiento existencial, añadiéndose figuras alegóricas
que profetizan un futuro glorioso para España. Se trata de una obra donde
la Providencia parece tener el mismo cometido que tenía para el Eneas escapado
de la Troya incendiada, en Virgilio. Su interés nacional y sobriedad en
personajes alegóricos, como La Fama o el rio Duero, no renuncia al efectismo
final, cuando el niño Viriato se arroja desde una torre para no caer en
manos romanas, que quedan así derrotadas por su propia brutalidad. Existen
influencias novelescas de Heliodoro en el sacerdote numantino que consulta el
futuro a un cadáver resucitado. Otra comedia de esta época es "La
batalla naval". Todas estas obras se representaron en teatros de Madrid.
Pero mal se puede apreciar, por falta de testimonios, la acogida que recibieron
del público, a pesar de haber sido representadas, si hemos de creer al
autor: <<sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza>>.
Miguel de Cervantes afirmó: <<Me atreví a reducir las comedias
a tres jornadas, de cinco que tenían; mostré, o, por mejor decir,
fui el primero que representase las imaginaciones y los pensamientos escondidos
del alma, sacando figuras morales al teatro, con general y gustoso aplauso de
los oyentes; compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta; corrieron
su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas. Tuve otras cosas en que ocuparme;
dejé la pluma y las comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza,
el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica; avasalló
y puso debajo de su juridición a todos los farsantes; llenó el mundo
de comedias propias, felices y bien razonadas, y tantas, que pasan de diez mil
pliegos los que tiene escritos, y todas (que es una de las mayores cosas que puede
decirse) las ha visto representar, o oído decir, por lo menos, que se han
representado; y si algunos, que hay muchos, han querido entrar a la parte y gloria
de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito a la mitad de lo
que él sólo. Algunos años ha que volví yo a mi antigua
ociosidad, y, pensando que aún duraban los siglos donde corrían
mis alabanzas, volví a componer algunas comedias, pero no hallé
pájaros en los nidos de antaño; quiero decir que no hallé
autor que me las pidiese, puesto que sabían que las tenía; y así,
las arrinconé en un cofre y las consagré y condené al perpetuo
silencio. En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara
si un autor de título no le hubiera dicho que de mi prosa se podía
esperar mucho, pero que del verso, nada; y, si va a decir la verdad, cierto que
me dio pesadumbre el oírlo, y dije entre mí: "O yo me he mudado
en otro, o los tiempos se han mejorado mucho; sucediendo siempre al revés,
pues siempre se alaban los pasados tiempos". Torné a pasar los ojos
por mis comedias, y por algunos entremeses míos que con ellas estaban arrinconados,
y vi no ser tan malas ni tan malos que no mereciesen salir de las tinieblas del
ingenio de aquel autor a la luz de otros autores menos escrupulosos y más
entendidos. Aburríme y vendíselas al tal librero, que las ha puesto
en la estampa como aquí te las ofrece>>. Las reticencias de Miguel
de Cervantes ante la comedia lopesca nos permiten entender el rechazo que, desde
su regreso a Madrid, recibió de los profesionales del gremio -los todopoderosos
"autores de comedias"- que se negaron a incorporar a su repertorio las
obras que había compuesto al volver a su "antigua ociosidad".
El 6 de agosto de 1943 en el SODRE de Montevideo, Margarita Xirgu representó
"Numancia" adaptada por Rafael Alberti. A la espectacularidad de la
tragedia, obra de masas, en el escenario en el que se movían 37 personajes
y comparsas, contribuyeron los elementos musicales y coreográficos, coro
y cuerpo de baile del SODRE. Santiago Ontañón recibió el
encargo de realizar los decorados, ya que en 1937 la había montado para
el Teatro de Arte y Propaganda del Estado, en el madrileño Teatro de la
Zarzuela el cual, durante los años de la Guerra Civil, funcionó
un tiempo bajo la dirección de María Teresa León en la parte
escénica, y de Ontañón en la parte escenográfica.
Rafael Alberti adaptó entonces la obra a las circunstancias y vistió
a los romanos de fascistas mussolinianos. Los valores primordiales de "El
cerco de Numancia", título original, o "Numancia", según
la adaptación de Alberti, que le conferían perenne actualidad, eran
su profundo sentido ideológico: el pueblo entero defendiendo su independencia
hasta la muerte, y la gran humanidad de sus figuras, algunas de ellas alegóricas:
España, encarnada por la Xirgu; el Rio Duero, la Guerra, la Enfermedad,
el Hambre, la Fama... Rafael Alberti cuidó en su versión que la
obra conservara el ejemplo cívico en toda su grandiosidad. Para ello suprimió
algunas escenas y añadió un prólogo -parodia libre del juramento
de Lisístrata y Cleónice, las heroínas aristofánicas
-, con el propósito de hacer más comprensible la llegada de Escipión
en el primer acto. El semanario "España Republicana" de Buenos
Aires, redactó en sus páginas sobre el estreno: <<Margarita,
aparte de la sustancial labor de dirección, intervino brevemente representando
la figura simbólica de España. El momento en que se la ve, en una
visión maravillosa, vestida como las españolas de la antigüedad,
con un tocado semejante al de la Dama de Elche, recitando, con dolorida voz, las
estrofas en que se lloran las amarguras de España, pero en las que se aseguran
también futuros días de gloria, tiene tal fuerza emotiva que el
público queda suspenso y conmovido. El arte de la máxima actriz
española alcanza, en la mayor simplicidad, una de sus más logradas
realizaciones>>. La salida de Margarita Xirgu a escena, después de
su larga ausencia, fue acogida con un interminable aplauso por un público
emocionado y puesto en pie. Los reiterados aplausos obligaron a Alberti a pronunciar
unas palabras desde el proscenio.

Figurin de "Numancia" de Santiago Ontañón para el actor
Enrique Diosdado.
Archivo Jordi Rius Xirgu
cliquea
aquí
En
1582 solicitó a Antonio de Eraso, secretario del Consejo de Indias, alguna
vacante en América, sin resultado. Paralelamente, se integró en
las camarillas literarias. Al año siguiente "El Romancero" de
Padilla llevó al frente un soneto de Cervantes. Lucas Gracián Dantisco
aprobó el 1 de febrero de 1584 su obra "La galatea", que se publicó
en marzo dividida en seis libros, al cuidado del librero Blas de Robles. En el
mismo año tuvo en otoño una hija natural, Isabel de Saavedra, con
Ana Franca de Rojas también llamada Ana de Villafranca, esposa de un tabernero.
Acto seguido viajó a Esquivias y a los dos meses, el 12 de diciembre del
mismo año, se casó aunque la doblaba en edad con Catalina de Palacios
Salazar Vozmediano, hija de un hidalgo recién fallecido de Esquivias, tierra
de viñedos y olivares. Este casamiento le llevó a afincarse en el
pueblo de su mujer, sin perder por ello contacto con los medios literarios de
la Corte. En 1585 realizó un contrato con Gaspar de Porres vendiéndole
dos piezas perdidas: "La confusa" y "El trato de Constantinopla
y muerte de Selim"". Este mismo año murió su padre.
Miguel de Cervantes.
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Miguel de Cervantes en 1586
comenzó sus viajes al sur. En 1587 se instaló en Sevilla, tras haberse
despedido de su mujer en circunstancias mal conocidas, en calidad de recaudador
de abastecimientos e impuestos, con el título de Comisario Real de Abastos
para la Armada Invencible, al servicio de Antonio de Guevara; cargo que lo arrastraría
a soportar unos quince años de vagabundeos por el sur (Écija, La
Rambla, Castro del Río, ...), sin lograr más que excomuniones, denuncias
y algún encarcelamiento. En este año se publicaron varios sonetos
laudatorios dedicados por Cervantes a sus amigos: Alonso de Barros, Pedro de Padilla
y López Maldonado. Se despidió de su mujer tal vez frustrado en
sus aspiraciones literarias, y poco dispuesto a dedicar el resto de su vida al
cuidado de los olivos y viñedos de su suegra y tal vez atraído por
ocupaciones más acordes con su deseo de independencia. Bajo las órdenes
del comisario general Antonio de Guevara y proveído de su cargo, se encargó
del suministro de trigo y aceite a la flota de la expedición naval contra
Inglaterra, decretada por Felipe II, recorriendo los caminos de Andalucía
para proceder a las requisas que le correspondió cumplir, muy mal recibidas
por campesinos ricos y canónigos prebendados, aún más reticentes
después del desastre, en el verano de 1588, de la Armada Invencible, año
en que continuó con las requisas en Écija y sus alrededores. A principios
de 1590 estuvo en Carmona, comisionado para requisar aceite en la región.
Volvió a solicitar al Consejo de Indias el 21 de mayo una vacante, pero
también se le denegó el 6 de junio. De esta década son algunos
poemas sueltos y varias novelas cortas: "El cautivo", "Rinconete
y Cortadillo" y "El celoso extremeño". En 1591 prosiguió
con sus requisas, ayudado por Nicolás Benito, por Jaén, Montilla,
Úbeda, Estepa, ... Ya en 1592 se comprometió, mediante contrato,
a entregarle a Rodrigo Osorio seis comedias. Mientras tanto se sucedían
los procedimientos dilatorios que le oponían sus proveedores, especialmente
en Écija y Teba, la excomunión fulminada contra él, a petición
de algún canónigo reacio, por el vicario general de Sevilla y el
encarcelamiento que le impuso el corregidor de Castro del Río, por venta
ilegal de trigo. A todo ello se sumaron las acusaciones de sus adversarios y los
abusos de sus ayudantes, hasta abril de 1594, momento en que se puso fin al complejo
sistema de comisiones iniciado siete años antes.

Retrato de Miguel de Cervantes, realizado por Eduardo Balaca.
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Biografías y vidas
Las
últimas labores como comisario de abastos fueron en 1593, en la zona de
Sevilla, por encargo de Miguel de Oviedo. Este mismo año murió su
madre y publicó el romance de "La casa de los celos". En agosto
de 1594 se ofreció a Miguel de Cervantes Saavedra -que ostentaba desde
hacia cuatro años un segundo apellido, tomado sin duda de uno de sus parientes
lejanos- una nueva comisión que lo llevó a recorrer el reino de
Granada, con el fin de recaudar dos millones y medio de maravedís de atrasos
de cuentas. Al cabo de sucesivas etapas en Guadix, Baza, Motril, Ronda y Vélez-Málaga,
marcadas por enojosas complicaciones, finalizó su gira y regresó
a Sevilla. En 1595 ganó las justas poéticas dedicadas a la canonización
de San Jacinto en Zaragoza y en 1596 escribió un soneto satírico
al saco de Cádiz. En 1597 se produjo la bancarrota del negociante Simón
Freire de Lima, en cuya casa había depositado Cervantes las cantidades
recaudadas e incitó a su fiador, el sospechoso Francisco Suárez
Gasco, a pedir su comparecencia. El juez Gaspar Vallejo, encargado de notificar
esta orden al comisario, lo envió a la cárcel real de Sevilla, cometiendo,
por torpeza o por malicia, un auténtico abuso de poder. Ana Franca de Rojas,
su amante, murió en 1598. Entretanto, el 13 de septiembre de este mismo
año, había muerto el Rey Prudente, acontecimiento que inspiró
a Cervantes el famoso soneto "Al túmulo de Felipe II", un soneto
que consideraba como el mejor de sus escritos y que los muchachos españoles,
en tiempos no muy remotos, aprendían de memoria en el colegio.
Isabel,
la hija del escritor, entró al servicio de su tía Magdalena de Cervantes
en 1599, bajo el nombre de Isabel de Saavedra. En 1600 murió su hermano
Rodrigo en Flandes. No se conoce la fecha exacta en que Cervantes recobró
la libertad, a demanda del rey, por la que se conminaba a Vallejo a soltar al
prisionero a fin de que se presentara en Madrid en un plazo de treinta días.
No se sabe si éste cumplió el mandamiento, pero al parecer, se despidió
definitivamente de Sevilla en el verano de 1600, en el momento en que bajó
a Andalucía la terrible peste negra que, un año antes, había
diezmado Castilla. En agosto de 1600 está atestiguada su presencia en Toledo
y en 1603 siguió a vueltas con las deudas contraídas ante el erario
público.
El matrimonio Cervantes se instaló
en Valladolid, en el verano de 1604, en el suburbio del Rastro de los Carneros,
acompañado de toda la parentela femenina, donde se reunía con sus
hermanas y su hija Isabel, residentes hasta entonces en Madrid y siguió
escribiendo parte de las "Novelas ejemplares". En Valladolid encontró
a un editor, en la persona de Francisco de Robles, hijo de Blas de Robles, que
en otro tiempo, había publicado "La galatea". Mientras consiguió
el privilegio real que necesitaba, el 26 de septiembre y se difundió la
noticia de la próxima publicación de su nuevo libro "El Quijote",
recogida por Lope de Vega en una carta de su puño y letra.
Finalmente
ya en 1605 se publicó "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha",
en la imprenta madrileña de Juan de la Cuesta, a costa de Francisco de
Robles, con éxito inmediato y varias ediciones piratas. A finales de junio,
ocurrió un extraño suceso en el que apareció mezclado Cervantes:
la muerte violenta de un caballero de Santiago, Gaspar de Ezpeleta. Herido a consecuencia
de un duelo nocturno, ocurrido en el arrabal donde vivía el escritor con
su familia, fue recogido por éste en su casa y falleció dos días
después sin haber confesado el nombre de su agresor. La investigación
emprendida por el alcalde de Corte Villarroel, las deposiciones recogidas en el
proceso, el encarcelamiento, durante un par de días, del autor de "El
Quijote", a raíz de las insinuaciones de una vecina en contra de la
conducta de sus hermanas y de su hija, arrojaron una curiosa luz sobre la condición
y vida del escritor y de sus familiares. De la deposición de Andrea de
Cervantes se infiere que, en esos años, su hermano era "un hombre
que escribe e trata negocios, e que por su buena habilidad tiene amigos".
Entre estos amigos figuraban un asentista genovés, Agustín Raggio,
vinculado a toda una red de negociantes italianos establecidos en Génova,
Amberes y Madrid, y un financiero portugués, Simón Méndez,
tesorero general y recaudador mayor de los diezmos de la mar de Castilla y Galicia;
también un gentilhombre de cámara de los reyes Felipe II y Felipe
III, Fernando de Toledo, señor de Higares, implicado en proyectos arbitristas
que le llevarían a gastar de manera dispendiosa sus caudales. Llama la
atención que un ex recaudador de impuestos mantuviera relaciones con estos
representantes del mundo de los negocios, algunos de los cuales, debido a sus
deudas, tenían dificultades con la justicia, en una coyuntura marcada por
el naufragio de los mercaderes castellanos y el enriquecimiento espectacular de
varios genoveses.
De nuevo tras la Corte, Cervantes se mudó a Madrid
en 1606, donde luego se instalará en diferentes calles (Madalena, Del León
y Huertas) del barrio de Atocha detrás del hospital de Antón Martín.
En febrero de 1608 el matrimonio Cervantes estaba avecindado en el barrio de Atocha
e Isabel de Saavedra quedó viuda de Diego Sanz y se desposó, en
segundas nupcias, con Luis de Molina. Cervantes ingresó en abril de 1609
en la Congregación de los Esclavos del Santísimo Sacramento del
Olivar, sin que se sepa si llegó a acatar las estrictas reglas que ésta
imponía a sus miembros, como ayuno y abstinencia los días prescritos,
asistencia cotidiana a los oficios, ejercicios espirituales y visita de hospitales.
La Congregación fue fundada bajo el doble patrocinio del duque de Lerma
y de su tío, el cardenal de Sandoval, era también una academia literaria
a la que asistieron Vicente Espinel, Quevedo, Salas Barbadillo y Vélez
de Guevara, y en la que se cortejaba a las musas con la bendición de Nuestro
Señor. Pero las formas que revistió su compromiso fueron el fruto
de una decisión meditada, la de un hombre que trató de unir la fe
y las obras en el crepúsculo de su vida. En este mismo año su mujer
y su hermana Andrea, ingresaron en la Orden Tercera y murió Andrea de Cervantes.
Un año más tarde, se mudó a la calle de la Magdalena, cerca
del palacio del duque de Pastrana, y luego, en 1610, a la calle de León,
en lo que se llamaba entonces el "barrio de las musas", donde también
vivieron, entre otros escritores, Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Vélez
de Guevara.
Nuevos pleitos le llegaron en 1610,
ahora sobre la propiedad de la casa de su hija Isabel. El escritor pretendió
acompañar a su protector, el conde de Lemos, a Nápoles, pero Lupercio
Leonardo de Argensola, encargado de reclutar la comitiva, lo dejó fuera.
No se aventuró mucho fuera de la capital, salvo para breves estancias en
Alcalá y Esquivias y no escapó de una terrible sucesión de
muertes: la de su hermana mayor, Andrea, ocurrida súbitamente en octubre
de 1609, la de Magdalena, su hermana menor, en enero de 1610 y la de su nieta
Isabel Sanz del Águila, en 1612. El matrimonio Cervantes se trasladó
a la calle Huertas en 1611, detrás del cementerio de San Sebastián.
En 1612 publicó sus "Novelas ejemplares", formadas por doce obras,
entre las que se encuentran "La gitanilla" y "El coloquio de los
perros", con alusiones que encierran al retorno de la Corte a Madrid o a
la hostilidad creciente de la opinión contra los moriscos, cuya expulsión
fue decretada en 1609. Mención especial merece el prólogo de las
"Novelas ejemplares", en que se complació en bosquejar un admirable
autorretrato: <<Éste que veis aquí, de rostro aguileño,
de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz
corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años
que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni
menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis [...]; el cuerpo entre dos extremos,
ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado
de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor
de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha [...]. Llámase comúnmente
Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio
cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió
en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo; herida que,
aunque parece fea, él la tiene por hermosa por haberla cobrado en la más
memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los
venideros >>. Otras novelas de su producción fueron: "La española
inglesa", "El amante liberal", "La fuerza de la sangre",
"La ilustre fregona", "Las dos doncellas", "La señora
Cornelia" y "El casamiento engañoso"

Retrato de Miguel de Cervantes por Jean Canavaggio.
Foto Lycos
En
julio de 1613 Cervantes ingresó en la Orden Tercera de San Francisco, en
Alcalá, a semejanza de su mujer y de sus hermanas. En 1614 tenía
muy avanzada "la segunda parte del Quijote" cuando salió a la
luz la continuación apócrifa de Avellaneda. El 22 de julio de 1614
se publicó el "Viaje del Parnaso", en Madrid, por la viuda de
Alonso Martín, compuesto a imitación del "Viaggio in Parnaso"
de César Caporal Perusino, que lo lleva desde Madrid hasta Grecia, tras
haber embarcado en Cartagena y costeado Italia. Allí presta ayuda a Apolo
para desbaratar a un ejército de veinte mil poetastros, antes de volver
a Nápoles y encontrarse finalmente en Madrid, donde descubre que todo fue
un sueño. Es una epopeya burlesca de más de tres mil endecasílabos,
complementada por una "Adjunta" en prosa donde Cervantes nos refiere
un supuesto encuentro, ante su casa de la calle de las Huertas, con un tal Pancracio
de Roncesvalles. En su "Adjunta" señaló algunas comedias
perdidas: "La gran turquesca", "La Jerusalén", "La
amaranta o la del Mayo", "El bosque amoroso", "La única"
y "La bizarra Arsinda".
El divorcio de Cervantes con el mundo de
la escena se produjo en septiembre de 1615 y se cumplió su nuevo designio:
en vez de hacer representar sus piezas, darlas a la imprenta, ofreciéndolas
a un público de lectores adictos: <<para que se vea de espacio lo
que pasa apriesa, y se disimula, o no se entiende, cuando las representan>>.
Esta insólita determinación que, en contra de los usos establecidos,
invirtió los procedimientos habituales de difusión, conllevó
que el librero Juan de Villarroel pusiera a la venta un volumen titulado, de modo
significativo, "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados".
Inicia el libro una comedia de ambiente morisco: "El gallardo español",
en que don Fernando de Saavedra queda cautivo por corresponder al desafío
de Alimuzel, obediente a su amada Arlaxa. Vestida de hombre, Margarita busca a
Fernando para ganarlo como esposo. Los ataques de reyes moros y cristianos en
el norte de África cambian las expectativas de los personajes y se logran
los matrimonios de Margarita y Fernando y de Arlaxa y Alimuzel, en esta comedia
digna de éxito. Menos afortunada es la segunda comedia: "La casa de
los celos y selvas de Ardenia", de tema carolingio. Suma a la lucha entre
Roldán y Reinaldos por Angélica, que queda sin resolver, temas diversos:
escenas pastoriles, un penoso desafío de Marfisa y Bernardo del Carpio,
llamado para defender Castilla de los franceses; la presencia de Venus y Amor;
la buena fama y la mala; el espíritu de Merlín,... Cervantes integra
demasiados elementos en pocos versos, y, pese a su esfuerzo, aturde al lector.
La tercera comedia: "Los baños de Argel", parece refundición
de "El trato de Argel": cautivo, don Fernando recupera el amor de Constanza
y burla a la mora Alima. Además, Zara, convertida por una cristiana, logra
que don Lope acepte el dinero de su rescate y se case con ella en España.
Un padre contempla el trágico martirio de su hijo por no aceptar la ley
musulmana. Finalmente, los cautivos escapan por mar a España. La cuarta
comedia: "El rufián dichoso" logró con ella una obra maestra,
en la que trata la conversión del hampón Cristóbal de Lugo,
criado del inquisidor Tello de Sandoval. Acompañando a éste a México,
se convierte en Cristóbal de la Cruz y salva de su desesperación
a doña Ana de Treviño, lo que hace fracasar a ciertos diablos. Muere
como santo, con disgusto de demonios y aplauso de cristianos. La quinta comedia
"La gran sultana" es una de las mejores del libro y trata de doña
Catalina de Oviedo, cautiva desde la infancia que acepta, tras largas peripecias,
el amor del sultán sin renunciar a su religión y logrando la salvación
de Lamberto y Clara, aparentes mujeres del harén turco, así como
la del gracioso Madrigal. La sexta comedia "El laberinto de amor", es
problemática, cansa al espectador y trata de Dagoberto que impide el matrimonio
de Rosamira con Manfredo, deshonrándola de palabra. Julia y Porcia lograrán
respectivamente la mano de éste y de Anastasio, en traje de hombres y a
su servicio, mediante una complicada técnica de enredo y evitando el duelo
al que forzaban las circunstancias. La séptima comedia "La entretenida"
es más interesante y trata de dos intrigas amorosas: la de Marcela y don
Antonio, frustrada por don Ambrosio, pisaverde conquistador que desprestigia a
la dama, y la de la otra Marcela, hermana de don Antonio, pretendida por Cardenio,
que finge ser su primo indiano, Silvestre de Armendárez. El verdadero primo
descubre la impostura y desbarata los planes de Cardenio. Tampoco la criada Cristina
logrará su matrimonio con lacayos o criados, por frívola y engreída.
Cervantes evita el final feliz en esta posible parodia de la comedia de honor,
que pudo fracasar por romper convenciones teatrales y morales. Finalmente la octava
comedia, "Pedro de Urdemalas" presenta a este personaje folclórico,
sabio consejero de un alcalde. Tras una vida casi picaresca, se asocia a unos
gitanos, atraído por raros designios y por los amores de Belica, falsa
gitana, sobrina de la reina. Los designios se cumplen: Pedro llega a actor y encarna
numerosos personajes. Elogia el oficio de comediante y al autor toledano Nicolás
de los Ríos.
Algunas de estas comedias son refundiciones de obras de
su primera etapa, como sucedería con "El trato de Argel" y "Los
baños de Argel", "La gran turquesca" y "La gran sultana",
"El bosque amoroso" y "La casa de los celos", o "La confusa"
y "El laberinto de amor".
En 1966, en el Teatro Solís, se
celebra un Festival Cervantino en el 350 aniversario de la muerte de Miguel de
Cervantes, organizado por el Centro Uruguayo del Instituto Nacional del Teatro
y, una vez más, la Comedia Nacional bajo la dirección de Margarita
Xirgu, representa conjuntamente una obra teatral, en esta ocasión "Pedro
de Urdemalas". El 31 de marzo de 1967 la Xirgu dirige de nuevo "Pedro
de Urdemalas", el último montaje para la Comedia Nacional de Uruguay,
en el Teatro Solís de Montevideo.

Retorno de Margarita Xirgu a la dirección de la
Comedia Nacional del Uruguay en 1966.
Fondo
Antonio y Ramon Clapés
Mejor
fortuna han tenido los ocho entremeses, piezas breves en prosa o en verso, llenas
de gracia y desparpajo. El primer entremés "El juez de los divorcios",
es en prosa y presenta cuatro matrimonios, cuyos maridos maltratados -un vejete,
un soldado, un cirujano y un ganapán- aceptan la separación que
sus mujeres solicitan. Los jueces lo niegan, pues viven de los matrimonios mal
avenidos, a quienes no favorece el divorcio. El segundo entremés "El
rufián viudo", es en verso y trata del matón Trampagos que
recibe el pésame por la muerte de su rufiana a la que sustituye por Pulida
y llega Escarramán cuyas hazañas relata en estas bodas. El tercer
entremés "La elección de los Alcaldes de Daganzo" también
es en verso y presenta un tribunal que elegirá al futuro alcalde del pueblo.
Un candidato no sabe leer ni escribir; otro es experto en vinos, y un tercero,
en cazar pájaros o recordar coplas y oraciones. La elección se interrumpe
al llegar unos gitanos, pero se inclina a favor de Pedro de la Rana, menos engreído
y torpe. El cuarto entremés "La guarda cuidadosa" es en prosa
y presenta cierto soldado celoso que vigila la casa de Cristina para que no la
conquiste un sacristán ni la visite cualquiera. Sus amos, le piden elija
como marido a quien prefiera, que resulta ser el sacristán. El quinto entremés
"El vizcaíno fingido" está escrito en prosa y presenta
a Cristina, burlada por Solórzano y Quiñones, que se hace pasar
por un vizcaíno borrachín. Sobre una cadena de oro, entrega Cristina
una cantidad en prenda a Quiñones y se compromete a preparar cena para
él y su fingido amigo. Con un pretexto, pide Quiñones su cadena
y afirma no ser la que devuelve Cristina, la misma que él entregó.
Amenazándola con la justicia, logra de ésta la cadena más
un dinero en compensación. El sexto entremés "El retablo de
las maravillas" es de los más celebrados. En él Chanfalla y
Chirinos representan ante las autoridades de un pueblo el retablo del sabio Tontonelo,
lleno de escenas maravillosas que no verán los hijos de matrimonio ilegítimo
o descendientes de conversos. Los espectadores ven maravillas donde no hay nada,
para no parecer ex illis, es decir, de esta clase de espectadores. Un furrier
del ejército denuncia la burla, sin ser creído por el público.
Cervantes se burla de los prejuicios de limpieza de sangre, de las autoridades
de su época y crea teatro dentro del teatro. El séptimo entremés
"La cueva de Salamanca" representa la fiesta de Leonarda y su criada
Cristina, ante la ausencia del marido de aquélla. El sacristán y
el barbero traerán la merienda. Antes de comenzar, un estudiante pide albergue
en el pajar de la casa, y se percata de la situación. Por un incidente,
el marido vuelve y sorprende al estudiante, que aún no se ha escondido.
Éste aprendió brujería en la cueva de Salamanca y hace salir
de entre el carbón del desván dos demonios con una fuente de manjares,
que resultan ser el sacristán y el barbero. Asombrado, el marido, lo cree
y agradece el espectáculo. Cierra los ocho entremeses "El viejo celoso".
Con la excusa de vender un tapiz, la señora Ortigosa hace pasar a casa
de su vecina Lorenza, recluida por Cañizares, su celoso marido, un amante.
Cuando Lorenza quiere hacerlo salir, arroja una palangana de jabón a los
ojos de su marido, que pide perdón por su actitud. Es una nueva burla del
matrimonio, frecuente en Cervantes.
El teatro de Cervantes poseía un
fin moral, incluía personajes alegóricos y procuraba someterse a
las tres unidades aristotélicas de acción, tiempo y lugar, mientras
que el de Lope rompía con esas unidades y era moralmente más desvergonzado
y desenvuelto, así como mejor y más variadamente versificado. Cervantes
nunca pudo sobrellevar este fracaso y se mostró disgustado con el nuevo
teatro lopesco en la primera parte del "Quijote", cuyo carácter
teatral aparece bien asentado a causa de la abundancia de diálogos y de
situaciones de tipo entremesil que entreverán la trama. Y es, en efecto,
el entremés el género dramático donde luce en todo su esplendor
el genio dramático de Cervantes y al que aportó una mayor profundidad
en los personajes, un humor inimitable y un mayor calado y trascendencia en la
temática. Que existía interconexión entre el mundo teatral
y el narrativo de Cervantes lo demuestra que, por ejemplo, el tema del entremés
"El viejo celoso" aparezca en la novela ejemplar "El celoso extremeño".
Otras veces aparecen personajes sanchopancescos, como en el entremés "La
elección de los alcaldes de Daganzo", donde el protagonista es tan
buen catador o "mojón" de vinos como Sancho. El barroco tema
de la apariencia y la realidad se muestra en "El retablo de las maravillas",
donde se adapta el cuento medieval del rey desnudo y se le da un contenido social.
"El juez de los divorcios" toca también biográficamente
a Cervantes.
Para sus entremeses adoptó Cervantes tanto la prosa como
el verso y se le atribuyen algunos otros, como el de "Los habladores".
En la comedia "La conquista de Jerusalén" obtiene una clara inspiración
patriótica. Otras comedias suyas tratan el tema, que tan directamente padeció
el autor y al que incluso se hace alusión en un pasaje de su última
obra, el "Persiles", del cautiverio en Argel, como "Los baños
de Argel", "La gran sultana" y "El gallardo español",
donde se ha querido también encontrar la denuncia de la situación
de los antiguos soldados como fue el propio Cervantes. De tema más novelesco
son "La casa de los celos y selvas de Ardenia", "El laberinto de
amor" y "La entretenida" y de carácter picaresco "Pedro
de Urdemalas" y "El rufián dichoso".
Cervantes
en el otoño de 1615 se mudó, con su esposa, a la calle de Francos,
frente al mentidero de los comediantes y apareció por fin "La segunda
parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha", en Madrid, por Juan
de la Cuesta, en casa de Francisco de Robles. Durante los últimos meses
de su vida, Cervantes dedicó las pocas fuerzas que le quedaban a concluir
otra obra iniciada hacia tiempo, quizá durante el período andaluz,
luego suspendida durante años, y que quiso llevar a su término:
"Los trabajos de Persiles y Sigismunda", historia septentrional cortada
por el patrón de la novela griega. Cervantes concluyó su redacción
cuatro días antes de su muerte. Enfermo incurable de hidropesía
y diabetes, el 22 de abril de 1616, una semana después que Shakespeare,
Miguel de Cervantes falleció en la calle del León y fue enterrado
al día siguiente, según la regla de la Orden Tercera, con el rostro
descubierto y vestido con el sayal de los franciscanos, en el convento de las
Trinitarias Descalzas de la actual calle de Lope de Vega. A principios de 1917,
su viuda, publicó "Los trabajos de Persiles y Sigismunda", en
Madrid, por Juan de la Cuesta, a costa de Juan de Villarroel.
No se sabe si
Cervantes llegó a concretar otros proyectos, de los que dan cuenta prólogos
y dedicatorias: una comedia, titulada "El engaño a los ojos",
una novela "El famoso Bernardo", una colección de novelas "Las
semanas del jardín", sin olvidar la siempre prometida segunda parte
de "La Galatea".
Algunos
textos han sido extraídos de "Cervantes Virtual" y de la biografías:
"Margarita Xirgu y su teatro" y "Margarita Xirgu. Una biografía"
de Antonina Rodrigo.
XAVIER
RIUS XIRGU
álbum
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